lunes, 12 de agosto de 2013

Pregunta nº 1

Hace algún tiempo, una amiga me invitó a una tertulia sobre varios aspectos de la D/s. Los organizadores le habían enviado una lista con algunos de los temas que se debatirían y me las  transmitió. Algunos de esos temas me hicieron pensar y estas fueron una especie de reflexiones inspiradas por los temas formulados.

Así, la primera era: “¿Cómo cambiar de una vida vainilla a un rol de la D/s?”

La respuesta más breve es coger la sartén por el mango y cambiar firmemente a la deseada dinámica de la D/s. Esperemos que si usted es un buen conductor o conductora, no haya ningún crujido. Acorte la distancia.

Una respuesta más larga podría ser algo así como esto. En cualquier relación D/s, pueden existir momentos en los cuales no estés particularmente pensando o hablando de sexo o de hacerlo. En realidad, no soy un tipo que esté pensando mucho tiempo sobre ello, pero incluso así, cuando le hablo online no siempre giro directamente alrededor del sexo. Por naturaleza, cada uno de nosotros tenemos vidas reales, con todas sus complicaciones y evoluciones, sus altos y sus bajos. Y, por supuesto, como a cualquier pareja, nos gusta mantenernos informados el uno del otro, intercambiar noticias, chismes y diretes, etc. Por lo tanto, la gente de la D/s somos como la gente normal. ¿Quién lo hubiera pensado?

Pero, llegará el tiempo, cuando las cuestiones surjan, que quieras cambiar, cambiar de marcha. Naturalmente, aquí es el dominante quien tomará la iniciativa. Él (supongamos otra persona) mientras está chateando con ella sobre esto y aquello, sabe que quiere que ella haga algo sexual. (En realidad, algunas veces, nuestras conversaciones llegan a su fin sin haber entrado para nada en el tema sexual. Eso está bien. No me gusta caer en la rutina.) Por lo tanto, él acaba tomándose su tiempo, mentalizándose exactamente sobre lo que quiere hacerle a ella y cuándo va a hacer que ella lo haga.

En algunas relaciones, incluso, aunque ella sea sumisa, podría ser ésta quien tome la iniciativa, ofreciendo pequeñas pistas, una ligera sonrisa, un movimiento de cabeza, una inflexión en la voz, etc., indicando que un giro hacia el tema sexual sería agradable. Las parejas tienen que gestionar su relación para hacer frente a esto. Si el dominante encuentra esto permisible, incluso encantador, muy bien. Algunos dominantes, no. Quieren mantener el control total y cualquier cosa de esta clase está vista como una decisión de la parte inferior a la superior y será rechazada. Personalmente, creo que una relación es precisamente eso, una vía de dos direcciones y no me importa recibir señales de ella. Siempre que yo pueda ignorarlas y si, después de todo, quiero.

Creo que el tema de la pregunta es que, al asumir que eres el dominante, serás el único que tome la iniciativa, ¿existe alguna buena manera de prepararla, de conseguir que ella esté de buen humor para lo que quieras? ¿Deberías darle una o dos pistas sobre lo que va a suceder? O simplemente, ¿debes abordarla de improviso? Mi impresión inicial es que si has conseguido entrenarla adecuadamente, ella no debería tener ninguna duda en su mente de que cuando llegue la ahora, reaccionará sin ningún momento de reflexión. Solamente tienes que chasquear tus dedos y así sucederá.

Y, sin embargo, la reflexión creo que puede ser más compleja de lo pensado. No todas las mujeres son iguales. Recuerdo a una chica que le gustaba ser cogida por sorpresa. Ella estaba allí casualmente hablándome sobre su jardín y su gato y, de repente, le digo que se quite la camiseta. Y ella se paró en mitad de la conversación, con su boca abierta de par en par  y luego, después de una pausa de un segundo para conseguir centrarse, hizo lo que yo le dije, sin decir ni una palabra. Y me dijo que había encontrado esto muy excitante y que se sintió de pronto empujada hacia el subespacio.

Pero, otras mujeres no son de esta manera. Necesitan ser seducidas. Les gustan la coacción y la seducción que las conducen a algo más abiertamente sexual. Hablar sobre el sexo, sobre lo que yo pudiera querer y lo que ellas pudieran hacer, si supieran lo que yo querría, las ponen en un estado de ánimo propicio para hacerlo.

Hay otra manera. Tú le dices de antemano lo que va a suceder y cuándo sucederá con exactitud. “Conéctate esta tarde a las tres en punto, cuando yo te lo diga, y te quitarás la camiseta para mí.” O si usted tiene a la chica a la mano, “voy a azotarte a las seis de la tarde. Estáte de pie en el rincón a esa hora con tu falda levantada.” Algunas mujeres responden a esto con mucha fuerza, tanto es así que, en el tiempo asignado, puedes estar seguro que ellas estarán ya húmedas esperando y con deseo. Pero, y como las mujeres son raras y realmente impredecibles, a algunas, en absoluto, les gusta esto. Piensan que esto hace al sexo mecánico, no espontáneo. Y si eres un dominante detallista, debes intentar el tenerlo en cuenta.

Por lo tanto, la respuesta a estas cuestiones, depende de la clase de sumisa que tengas entre tus manos. Personalmente, puedo hacer un cambio repentino, porque me hace sentirme bien el poder inducir en ella este salto cuántico, empezando desde un principio como una mujer normal hasta convertirla en una putita juguetona, solo en un momento, sin avisarla. Siempre sé cuándo está funcionando porque inmediatamente empieza a llamarme Señor sin habérselo dicho. Ella adopta esa mirada especial en su cara y hay un cambio de tono en su voz y me doy cuenta que hemos cambiado el control del crucero. A partir de aquí, el camino a seguir está claro.

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