Como dominante y sádico, ser excitado por sus lágrimas, me parece
que me corro en su territorio. Mi amante llorando, en respuesta a mi tacto, es
una de las cosas más hermosas que ella pueda hacer por mí. Besar y lamer las lágrimas corriendo por su rostro –
lágrimas que me pertenecen - es un acto
íntimo de conexión y comunión.
Crecí muy protegido e incluso he leído muchas veces “La alegría
del sexo”, página a página y todavía, me desconcierta que yo pudiera conseguir
una furiosa erección cada vez que una de mis sumisas lloraba. Nunca he visto
algo más hermoso y más femenino. Me sentía como un monstruo cada vez que,
“accidentalmente,” le hacía daño o la hacía llorar por la frustración. Fue un
alivio para mí, cuando descubrí que ella lloraba cuando se corría con mucha
fuerza; eso era algo a lo que yo iba con gusto, porque era algo positivo conseguir lo que yo
anhelaba.
Las lágrimas son gotas de líquido de la emoción y todo lo que busco
es la respuesta emocional de mi sumisa. Conseguir la apertura del corazón y el
alma de mi amante para hacer que extienda sus alas emocionales a mí alrededor y
me caliente con el resplandor de sus respuestas, es lo que anhelo. Es lo que
necesito.
Tal vez, ser un dominante sádico quiera decir que estoy
emocionalmente desfigurado, lo dejaré para que los demás decidan. Pero, me considero
a mí mismo bendecido al llegar a experimentar algo hermoso, una conexión tan
profunda que es casi espiritual. La intimidad entre el dominante sádico y la
sumisa masoquista.
¿Soy un maltratador? ¿Un narcisista? La verdad sea dicha, no lo
creo. No creo que lo sea, pero si lo fuera, lo negaría. Algunos dicen que al
negar que seas un narcisista, de hecho, estás demostrando que lo eres. Sin
embargo, hace tiempo hice un comentario en otro lugar donde pude decir, en
pocas palabras, lo que pienso de mi especie:
“Me gustaría decir
que nosotros, los sádicos, carecemos de compasión y la compensamos con la
empatía. Yo iría mucho más lejos, hasta decir que un sádico podría ser el
amante más atento y sensible, en el caso, de que se aventurase en las zonas
tabúes del amor y la ternura. Pocos tienen un mejor conocimiento de sus
emociones y lo que te señala, porque eso, simplemente, entra dentro de tu territorio.”
¿Quién, después de todo, tiene una mayor motivación para
sumergirse en tu alma y corazón y resolver el rompecabezas de la señal que le
das a tu sádico?
La felicidad de la sumisa reside en ser usada, castigada, dominada, educada… Pensar en un Amo lamiendo y besando las lágrimas de su sumisa provoca un placer desmedido!
ResponderEliminarHe disfrutado mucho este reflexivo y hermoso texto Señor!