sábado, 7 de septiembre de 2013

¿Te gusta verla llorar?



Como dominante y sádico, ser excitado por sus lágrimas, me parece que me corro en su territorio. Mi amante llorando, en respuesta a mi tacto, es una de las cosas más hermosas que ella pueda hacer por mí. Besar y lamer  las lágrimas corriendo por su rostro – lágrimas que me pertenecen -  es un acto íntimo de conexión y comunión.

Crecí muy protegido e incluso he leído muchas veces “La alegría del sexo”, página a página y todavía, me desconcierta que yo pudiera conseguir una furiosa erección cada vez que una de mis sumisas lloraba. Nunca he visto algo más hermoso y más femenino. Me sentía como un monstruo cada vez que, “accidentalmente,” le hacía daño o la hacía llorar por la frustración. Fue un alivio para mí, cuando descubrí que ella lloraba cuando se corría con mucha fuerza; eso era algo a lo que yo iba con gusto, porque  era algo positivo conseguir lo que yo anhelaba.

Las lágrimas son gotas de líquido de la emoción y todo lo que busco es la respuesta emocional de mi sumisa. Conseguir la apertura del corazón y el alma de mi amante para hacer que extienda sus alas emocionales a mí alrededor y me caliente con el resplandor de sus respuestas, es lo que anhelo. Es lo que necesito.

Tal vez, ser un dominante sádico quiera decir que estoy emocionalmente desfigurado, lo dejaré para que los demás decidan. Pero, me considero a mí mismo bendecido al llegar a experimentar algo hermoso, una conexión tan profunda que es casi espiritual. La intimidad entre el dominante sádico y la sumisa masoquista.

¿Soy un maltratador? ¿Un narcisista? La verdad sea dicha, no lo creo. No creo que lo sea, pero si lo fuera, lo negaría. Algunos dicen que al negar que seas un narcisista, de hecho, estás demostrando que lo eres. Sin embargo, hace tiempo hice un comentario en otro lugar donde pude decir, en pocas palabras, lo que pienso de mi especie:

“Me gustaría decir que nosotros, los sádicos, carecemos de compasión y la compensamos con la empatía. Yo iría mucho más lejos, hasta decir que un sádico podría ser el amante más atento y sensible, en el caso, de que se aventurase en las zonas tabúes del amor y la ternura. Pocos tienen un mejor conocimiento de sus emociones y lo que te señala, porque eso, simplemente, entra dentro de tu territorio.”

¿Quién, después de todo, tiene una mayor motivación para sumergirse en tu alma y corazón y resolver el rompecabezas de la señal que le das a tu sádico?

1 comentario:

  1. La felicidad de la sumisa reside en ser usada, castigada, dominada, educada… Pensar en un Amo lamiendo y besando las lágrimas de su sumisa provoca un placer desmedido!
    He disfrutado mucho este reflexivo y hermoso texto Señor!

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