miércoles, 5 de marzo de 2014

¿Ella siempre siente vergüenza?

Cuando una mujer se arrodilla para chupar su polla, cuando se echa sobre su regazo y le levanta la falda para recibir unos azotes, cuando se baja sus bragas y le muestra a él su coño porque se lo ha ordenado, eso es sumisión. Ella hace estas cosas, no porque ella quiera (ella puede decir no), sino porque ha acordado, de antemano, que hará tales cosas si así él lo requiere. Está en su contrato de sumisión, escruto o tácito, (tanto si está escrito como si no lo está).

Me parece que este tipo de actos siempre conllevan algún tipo de vergüenza. Después de todo, ella es una mujer adulta, una persona libre e independiente, probablemente, con firmes puntos de vista sobre la igualdad de las mujeres (tal vez, ella diga, igual pero diferente, pero, sin duda, no inferior). Y, sin embargo, ella hace cosas que a un observador externo, por ejemplo, a un observador vainilla, les pueden parecer inherentemente humillantes. No sólo eso, pues la humillación forma parte del atractivo para ella, si ésta quiere complacerle. Pero, ella siente un torrente, una oleada de sangre hacia su vagina, cuando él la ordena que realice tales actos. La sensación que ella siente, que no  sólo le está ofreciendo un servicio, sino que, al hacerlo, la está despojando de su dignidad, es un poderoso afrodisíaco.

Al menos, eso es lo que he encontrado en las sumisas que he conocido. Pero, de vez en cuando, los lectores se han preguntado si tales sentimientos de humillación son una condición necesaria o invariable o un acompañamiento de la sumisión. Shy me dijo, ¿por qué una sumisa solo da ese servicio a su dominante, algo dado libre y generosamente aceptado? Si aparte de ser humillante, ¿no es inherentemente algo humillante? (No es que ella esté ofreciendo una sumisión libre de humillación. Sino, por suerte, todo lo contrario).

Me pregunto, ¿de qué tipo de servicio estamos hablando? ¿Traerle una taza de café? Supongo que muchas mujeres vainillas lo hacen para su hombre. Este no lo toma como una señal de que ella esté pervertida. Pero, ¿podría una mujer permitir que un hombre haga exactamente lo que quiera con ella sexualmente, con un espíritu de entrega, de amar, pero no necesariamente sintiendo esta sensación extra de vergüenza?

Supongo que mi respuesta es que no. De verdad, no lo sé, porque no creo que yo haya tenido eso alguna vez. Cuando estaba con mujeres vainillas, siempre parecía como si el sexo involucrara algún tipo de negociación. Nunca lo fue: “Soy feliz porque hagas cualquier cosa que te guste. Toma lo que quieras.” Bastante razonable. Dado el tipo de acuerdo que era, usted necesitaba saber lo que ella quería. Usted no podía arar a cuenta. Tenía que ser, dar y recibir. De hecho, era mejor de esa manera. En una relación vainilla, tú no quieres que ella piense que eres egoísta o insensible. Quieres que ella sea una compañera total, de lo contrario, te sentirías como un talón.

En la D/s es diferente. Ella ya le ha dicho. Lo que hace por ella es usarla. Cuanto más tomas exactamente lo que deseas, más contenta está ella, porque sabe que está dando lo que te agrada y esto es lo que la da más satisfacción.

Se me ocurre que, puede haber una razón, por la que creo que las mujeres sumisas siempre quieren ese zumbido extra que las hacen sentirse humilladas (y algunas de ellas quieren mucho de esto. Ellas van tan lejos, como decir que anhelan ser ultrajadas y degradadas – siempre con respeto, por supuesto). Tal vez, esta sea la razón del por qué son las mujeres que busco.

Me excita saber que cuando empujo mi polla contra su garganta hasta que parece ahogarse, ella siente que es un objeto que utilizo para saciar mi lujuria. Me estremece enormemente a medida que lo hace y, por lo tanto, me siento siempre muy atraído por las mujeres que quieren y desean esto. Y, tal vez, haya otras mujeres que se llamenn a sí mismas sumisas (y, por lo que a mí respecta, cualquier persona tiene derecho a llamarse a sí misma lo que ella quiera. No soy de los que dicen que sea una sumisa real), pero que no sienten ese impulso para sacar su vergüenza a la superficie, ponerla al descubierto y ser explotada. Hay de todo.

7 comentarios:

  1. Creo que el día que pierda la vergüenza, significara que deja de tener sentido mi entrega.. lauri

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    1. El dia que pierdas la verguenza estarás en otra dimensión de tu relación porque habrás evolucionado mucho y los planteamientos serán muy otros...otro tipo de vergüenza, claro

      Ben Alí

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  2. Creo que esa humillación y vergüenza que siente la sumisa no es más que otro paso que la acerca más a su Dominante. La humillación no solo le reporta placer a la sumisa, y a su Señor por verla como la somete a sus antojos, si no que con ella se avanza aún más en la relación y la conexión entre ambos crece. Eso sí, nunca hay que olvidar que la sumisa debe ser una persona con alta autoestima, seguridad en sí misma, y las ideas muy claras, si no puede gozar con esa vergüenza, no está preparada para el juego o una relación de este tipo y puede salir dañada mentalmente.

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    1. Como siempre, marita, tus comentarios llenos de sensatez y lógica...

      Feliz día

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  3. Digamos entonces que cuando se es, es posible poder dejar de ser. Un juego de abstracción. ¿Cuántas personas buscamos dejar de ser? Eso sin duda abre un infinito mar de posibilidades.
    Pd. ¿Puedo hacer una pregunta tonta?

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    1. Puedes hacer todas las preguntas que creas oportunas...

      Feliz día

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  4. Tengo demasiadas preguntas tontas. Es como si Alicia se encontrara con el Señor Conejo Jajajajaj.

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