Algunas
veces, son las palabras sencillas las que pueden usarse y definen sólo a la
gente que las ha experimentado, a nadie más. ¿Te
has preguntado por qué las cosas más importantes son las más difíciles de
explicar?
Es la mente de ella la que gime y
tiembla, y no su cuerpo, cuando está de rodillas para hacer una felación que
realmente quiere. No es el gusto, ni la forma ni cualquier otra cosa. Las
sensaciones no provocan que el deseo suceda. Ella había hecho muchas felaciones
que eran como una prueba de su destreza. La diversión de la adición de los
dientes, la búsqueda de los puntos claves, los lugares donde el cuerpo
reacciona y el acto sexual de hacerle una felación a un hombre era para ella
muy interesante, pero no era sexualmente
estimulante sólo por sí mismo.
Lo que estimula a la mujer es la
intimidad y la vulnerabilidad. El deseo profundo que la despierta deleitándose
en estrecho contacto. Su deseo de agradar, para agradar y ser disfrutado. Ese
sentimiento de pasión, de juego en estado de embriaguez centrado en el cerebro.
La pasión por su compañero de juego que se mueve más allá, “ja, ja, ja… no son
inteligentes,” hacia un deseo de profundizar, no sólo para mostrar la habilidad
o para complacer sólo físicamente a otra persona. El mero hecho de chupar y que
luego adquiera expresión, sentir. El corazón se hace cargo de la estimulación
física en su cerebro y el acto se convierte en la expresión del deseo.
La mujer se humedece al darle
vueltas a la cabeza y no es porque ella sea una puta de la polla (mucho) o que
realmente le guste darle al glande. Ella se humedece porque llega a ese lugar
mental. Un sitio donde el deseo de agradar se convierte en sed. Una sed
esperando ser saciada. Su corazón lleva a su cerebro a un lugar donde el mero
hecho de tocar a su pareja de juego es una llamada mucho más elevada de lo que
ella podía imaginar. El acto físico de la caricia no sólo ha ido más allá del
placer, sino que está más allá del cálculo de los pensamientos. Es como
encontrar un río de fuego y todo lo que puedes hacer es beberlo hasta que explota.
Esta bebida de fuego no es sobre
el sexo oral, que sólo es para disfrutar, ni se trata de la estimulación
física. Se trata de la intimidad del tacto, del calor de otro cuerpo, de la sed
inmensa de estar con él y agradarle.
El acto físico se ha convertido
en una expresión mental de la pasión para su pareja. Si ella no está siendo
acariciada, esa sensación, su bebida de fuego, se disipa rápidamente, pues la
pasión no es del cuerpo, sino del cuerpo de la mente.
Hay otras cosas que se interponen en el interior del cerebro de ella que promueve
la pasión, además de las caricias íntimas primarias, pero no son exactamente de
la misma clase. Hay muchos elementos diferentes y son todos iguales, aunque no
inspirados por las mismas situaciones.
Las reacciones sexuales son comunes. El hecho de que la ropa interior de
una mujer esté rutinariamente mojada por la razón que sea, no significa que
ella esté debajo o arrodillada todo el tiempo. Sus reacciones sexuales están
vinculadas con los sentimientos remitentes en su cerebro y la posibilidad con
estos emisores es más increíble que cualquier otra cosa que haya encontrado en
toda su vida.
¿Sabes lo que hace que ella se humedezca? El deseo y ver la expresión del
deseo manifestado.
Conserva lo perverso.
Portentoso poder el de esa boca, sobre el miembro deseado y amado de su Amo
ResponderEliminarTú siempre tan expresiva, marita...
EliminarTú siempre tan expresiva, marita...
EliminarSolo el Amo puede hacer que la sumisa desee tener el privilegio de tenerle en su boca, y ya no por sexo simplemente sino para agradarle a El y porque El le enseño a desearle ,,, y anhelar el premio de tenerlo en su boca
ResponderEliminarmia
No te quepas la menor duda, mía, que si el Amo es competente siempre liderará a su sumisa por caminos imprevistos...
EliminarFeliz dia
No te quepas la menor duda, mía, que si el Amo es competente siempre liderará a su sumisa por caminos imprevistos...
EliminarFeliz dia