sábado, 7 de marzo de 2015

Mantenimiento

A él, le gusta asegurarse de que ella haya conseguido unos buenos azotes a fondo todas las semanas. Él preferiría que siempre fuera a la misma hora. Por ejemplo, a las seis de la tarde los viernes por la noche. Pero sus vidas no son lo suficientemente regulares para eso. Aun así, cada semana él establece una hora e informa a ella con una o dos horas de antelación. A la hora asignada, ella llama a la puerta de su estudio y espera la llamada para entrar. A él, le gusta que haya una cierta formalidad sobre los procedimientos. Un poco de ritual ayuda a dar a la ocasión más importancia. Ella tiene que caminar hacia donde él está sentado en una silla de respaldo recto, y ponerse de pie en frente de él. Las piernas ligeramente separadas, las manos detrás en su espalda y esperar a que él hable.
En este punto, le preguntará si ella tiene algo que decirle con respecto a su relación sexual. Si tiene asuntos importantes que decir, él tomará nota y hablarán de ello más tarde. Para ella, también es una oportunidad para confesar si hay algo que ella necesite reconocer. La sesión de azotes semanales no pretende ser un castigo, pero si algún grado de corrección es necesario, él lo incorporará a los procedimientos.
Los azotes empiezan con él poniéndola sobre su rodilla. La falda es levantada (los pantalones no son admitidos en estas ocasiones) y las bragas bajadas. Empieza acariciando su trasero. Nunca se cansa de admirar su forma redonda, firme, suave y su blancura tentadora. Pero su blancura no durará mucho tiempo. Empieza a azotarla con su mano, alternando de una nalga a la otra,  deteniéndose de vez en cuando para calmar el picor de su piel y sentir su calor. Después de varias pausas, él la sentirá sobre sus piernas, que siempre es una guía confiable para su estado de ánimo.
Unos azotes de mantenimiento son para que ella tenga los pies en la tierra, centrada, para que se reencuentre con la sensación de su mano firme sobre ella. Su regazo bajo ella, ofreciendo apoyo y su mano impartiendo una estimulación vigorizante a su culo, proveyéndola con la seguridad de que todo está de acuerdo con el mundo. Pueden haber otros azotes a lo largo de la semana, unos espontáneos que nacen de la necesidad de una corrección instantánea o por mera gratificación, pero los azotes regulares son un punto del que ella pueda depender, lo que la ponga en el lugar donde ella debe estar.
A veces, los azotes no irán más allá de la utilización de la mano. Pero, a menudo, hay una progresión. En el cajón de la mesa de su despacho hay una selección de implementos: un flogger, una tawse, un cinturón de cuero pesado, una fusta, una paleta de madera y un látigo de cuero trenzado. Cualquiera (o en raras ocasiones, todos) de estos puede ser empleado como medio de proporcionar refuerzo al efecto beneficioso. Si él va a administrar cualquiera de ellos, le requerirá a ella que se incline sobre la mesa de su despacho y que se agarre a los lados con las manos.
De pie, en un rincón de la habitación, hay una cane de bambú larga y fina. Cada vez que ella entra en el estudio, la mira nerviosamente, incapaz de ignorar su presencia amenazante. No es habitual que la cane se utilice en unos azotes de mantenimiento. Sus efectos son tan pronunciados y tan garantizados, como para hacerla llorar. Provocarle una crisis emocional no es el objeto de este ejercicio. Al mismo tiempo, es duro para ella mantener sus ojos apartados de él, mientras se inclina sobre sus rodillas o sobre la mesa del despacho. Y ha habido una o dos ocasiones en las que la cane ha entrado en juego. Ocasiones que ella puede recordar muy bien, cuando a él le pareció que ella se llevara a su casa la lección que él siempre había deseado enseñarle, que es su autoridad suprema.

3 comentarios:

  1. Para nosotros el domingo es el día elegido. Yo no soy amiga de las rutinas, sin embargo este práctica no es rutina para mí, e incluso lo echo de menos cuando por alguna circunstancia, no nos es posible tener nuestra sesión de mantenimiento

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  2. Como spankee, siempre he estado a favor de la disciplina de mantenimiento, sin embargo la mayoría de los spankos con los que he hablado del tema, están en contra. Supongo que ell@s están más por una relación de spank erótico que de disciplina domestica. Yo espero poder disfrutar algún día de esos azotes de mantenimiento, eso sí, mano, o cinturón. La canne la veo excesiva para esta práctica.

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  3. Cómo me gustaría esa rutina....

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