· Duelen.
· Tienen una gran intensidad.
· Cubren una zona más amplia que la fusta.
· Los moratones son más grandes, mucho más vivos y se necesitan menos.
· Las pausas en medio de los azotes la hacen pensar.
· Le permiten expresar sus emociones.
· Nunca es aburrido.
· Siempre son íntimos.
Debería empezar por señalar que esto puede
contradecir a todo aquello que suelen decir sobre la fusta.
Eso es por una simple razón: Tienen dos efectos
diferentes. ¿Y quién dijo que ella únicamente debería probar un solo sabor de
helado? Si la fusta engaña, los azotes son como el sexo sin juegos previos.
Pueden doler como el mordisco de un perro, pero con una mayor intensidad, lo
cual no puede ser ignorado. Son “más íntimos.” Piel contra piel. Se siente más
personal y esa conexión es importante. Es humana y esto ella lo sabe.
Las manos, especialmente, las manos del hombre
tienden a ser grandes. Para empezar, cada mano es mucho más ancha que una
fusta. Se siente el impacto del choque muy intenso y muy masivo. Todos los
golpes son similares, pero cada uno es una sacudida hacia adelante, incluso si
es suave. A ella, la desplaza, forzándola a balancearse hacia adelante y hacia
atrás. El dolor es mucho más fuerte que el de la fusta, hasta el punto donde
ella no sé cuántos azotes podrá soportar antes de respirar. En parte, el dolor
que ella siente es muy bueno, la adrenalina aumenta el ritmo cardíaco y también
las sensaciones que proceden del sistema nervioso simpático.
Ella se prepara para correr.
Mientras que el golpe de la fusta produce una
sensación de hormigueo, los azotes son una llamarada en toda regla. Se necesita
muy poco para empezar. Se pueden aliviar suavemente, poco a poco, permitiendo
ajustarse a una felicidad entregada y completa. O pueden ser ásperos. Agudos.
Un impulso deliberado que es casi agonizante y cruel, pero muy perfecto en ese
momento. Pueden ser apasionados y sacudir su culo desde abajo hacia arriba. Con
las piernas separadas, el golpe de refilón y extraño puede golpear su coño,
haciendo que su desesperación sea aún más evidente.
Su dominante puede trabajarla físicamente por completo,
ubicando cada golpe en un espacio separado sobre la carne de ella. Sólo en esa
posición, inclinada o sobre sus manos y rodillas, el cual lo puede sentir por
todas las partes de su cuerpo. Con los tobillos y las manos atadas juntas, el tratar
de mantener la posición es infructuoso y puesta sobre la alfombra quemará,
imprimiéndose sobre sus pechos, muslos y estómago. Y luego, su espalda cuando
le da la vuelta, para prevenir que sus gritos se oigan. Ella mantiene la lengua
en su sitio.
Ella tiene una ligera fijación oral. La mordaza
le sienta bien. Mejor que bien. Pero, no estamos hablando de amordazarla.
Los moratones son también más grandes. Y pueden
durar mucho más tiempo. Ella disfruta al tomar fotos de ellos, mientras se están
sanando, viendo cómo progresan. Aunque es una actividad agridulce, ella no
quiere que se vayan. Los verdugones son recuerdos que la llevan a la sesión y a
la persona que es su dueño. Aunque sea durante un período corto de tiempo, el
que ha durado.
También puede verlos en el espejo. Ella tiene un
espejo opuesto en el cuarto de baño. Puede estar de pie, girar su cabeza y ver
su trasero perfectamente y coger un pecho para vérselo al girarse. Ella puede
masturbarse de pie, viendo cómo se mueve su trasero y sus nalgas, apretarlas y
luego, puede ver cómo su cara cambia por culpa de ello. Esto prolonga la
experiencia, ve las marcas mientras lo recuerda tan vívidamente como puede. Al
ver la prueba, hace que todo sea mucho más real.
Los moratones son tan hermosos que pueden hacerla
sonreír cuando se siente en una silla. Ser azotada es un método muy bueno para
liberar las emociones. Gemir y gritar y luchar (por supuesto, si le es
permitido) elimina las tensiones y el control. En el día a día de la vida,
puede llamar a alguien “hijo de puta” y vas a tener un enemigo o sentirte
culpable por molestar a alguien. Desgraciadamente, no es una conducta
aceptable. A menudo, no es aceptable tampoco ni con un Dominante. A menos, que
él quiera azotarla mucho más.
Bueno, puede haber algunas cejas levantadas o
molestias sobre esto, pues el sexo puede ser aburrido. No lo estoy diciendo de
una manera general o como lo diría ella: “¡Oh! estoy cansada de esto, pero ciertas
personas y situaciones son pesadas.” Si ella está siendo bien azotada, no se
siente aburrida. O, al menos, nunca se ha aburrido con esto todavía. Y contra
más fuertes sean los azotes, el ritmo sea cadencioso y la mano callosa con
dedos largos para introducirlos en el interior de ella a intervalos aleatorios,
creo que nunca dejará de ser azotada.
Lllevo poco tiempo en asimilar el por qué disfruto mucho los azotes, ya cuento los días para la próxima sesión...
ResponderEliminarBuen domingo, señor.