Ella
es masoquista y disfruta recibiendo dolor por su placer. Esto es una gran parte
de su relación, y ésta no funcionaría sin ello. Sin embargo, eso no es lo que
ella necesita de él como dominante. Tiempo atrás pensaba que era la parte más
importante de su dinámica, pero el tiempo le ha demostrado que estaba
equivocada.
Ella
no necesita que sólo le inflija dolor para que él pueda conseguir el placer de
sentir su naturaleza sádica y ella poder tener el placer y realizar su deseo de
sufrir por su satisfacción. Ella necesita que lo haga porque significa algo. No
porque sea jueves y tengan tiempo libre. No porque estuvieran separados por el
trabajo, no se hubieran visto, ni tampoco porque fuera más fácil resolver
cualquier problema que tuvieran teniendo una sesión.
Al
principio, las sesiones eran geniales. Ella se dejó enseñar, y creció. Le
permitió aprender y él también creció. Llegaron a conocerse el uno al otro,
conectaron y estaban en la fase de luna de miel, por lo que les excitaba, y el
sexo era impresionante.
Ahora,
las cosas habían cambiado. Fue desde ese preciso momento, en el que el
Dominante con el que ella estaba creando una dinámica, era el hombre con el que
se sentía atraída y, en su interior, soñaba hasta en hacerse vieja. No sólo era
su Dominante. Él era su amigo, su compañero y el hombre que le chinchaba todos
los días. El hombre paciente cuando presionaba todos sus resortes, sino
también, quien ve todas sus debilidades y le muestra las suyas con la confianza
de que serán aceptadas.
Ahora,
ella necesitaba que los movimientos de ambos fueran significativos. Quería que
sucedieran porque estaba perdida en un mundo confuso, dentro de su
tranquilidad, que la estaba ahogando. Así que, ellos se dieron una oportunidad.
Por lo tanto, ella podría anclar de nuevo sus pensamientos en él para que
pudiera guiarla y ayudarla a subir, justo cuando estaba cayendo y haciéndose
daño.
Quería
que sucediera porque se siente orgullosa de lo duro que ha sido trabajar sobre
sí misma para poder crecer y, a su vez, crecer juntos. Así pues, la recompensa
es con algo que es especial e íntimo. Algo que cierra al mundo entero y sitúa a
ambos desnudos al uno frente al otro.
Ella
necesita tiempo para mostrarle lo mucho que se ha desarrollado como sumisa, y
masoquista. Lo mucho que la comunicación ha crecido entre los dos, la capacidad
para leerse el uno al otro con más facilidad. El tiempo que la dedica para que
se sienta orgullosa. Sabiendo que no importa lo que la vida le lance esa
semana, puede aceptarlo porque tendrá esas palabras para soportarlo. “Buena
chica,” dijo al final de su baile, donde ha podido levantarla, como el hombre
fuerte y cariñoso que es y, a su vez, su agradecimiento por su sumisión que
también la sostiene.
Luego
habrá momentos cuando no suceda nada. Esos momentos no serán porque se hayan
separados el uno del otro, ni se deseen mutuamente. Es porque él pueda ver que
no necesita una sesión de azotes en ese momento, porque lo que necesita es
acurrucar su cabeza entre sus rodillas y dormir. O necesita salir a tomar el
aire y asegurar de que su cuerpo está bien cuidado para que ambos puedan seguir
disfrutando de sus dinámicas en las formas que más les complazcan.
Las
honestas palabas de él le son más bienvenidas que su flogger cuando le dice que
sus necesidades son de una naturaleza más amable. Que necesita una ducha de
agua corriente o un tiempo más tranquilo para leer. Cuando ella sabe que
necesita salir y encontrar una sonrisa en un película o comida, sabiendo que él
se preocupa lo suficiente como para que su felicidad crezca, y no número de
sesiones para sumar.
A
ella, le encantan las sesiones de azotes y son muy importantes para las
dinámicas entre ellos. Lo que ocurre, es que ahora son importantes para ella
cuando significan algo. Es saber que él la escucha, observa y está atento a lo
que ambos necesitan y los llevan allí. A veces, esto la lleva a las ataduras, a
los floggers y, otras veces, la lleva a sus brazos, y un abrazo.
Ella
no busca tener más sesiones, busca la felicidad y el confort para los dos.
Crecer y comunicación. No quiere tener más sesiones. En vez de eso, ahora
quiere vivir como suya en todos sus momentos, y no sólo los que son fáciles de
ver, como la sumisión y la dominación.
La
cosa más hermosa al ver este nuevo camino es que ahora, la sumisa puede ver la
dominación de él en las cosas pequeñas, incluso, en un simple beso para
calentar su mejilla exhausta. Otros no siempre verán su dinámica, pero él
siempre la verá como su sumisa y la visión de la dinámica de ambos es la única
que le interesa a ella, y la única cosa que busca, es continuar siendo liderada
por él.
En
otros tiempos, ella solía pensar que necesitaba ser masoquista con regularidad
para servirle. Con el tiempo, ha descubierto que necesita servir primero y
cuando ambos necesitan su lado masoquista, entonces, ahí es hacia donde él la
guiará. Para ellos y no sólo por el bien de él.
Para los dos y de forma sana :)
ResponderEliminar