Sí,
señor. Es una frase extraña, ya que delinea tanto una forma de respeto, como
también puede ser una interacción formal sin sentido. Pero, al igual que hay
una diferencia en el significado en la sociedad, cuando se utiliza como la
diferencia entre decírselo a tu jefe o simplemente decírselo a un cliente
masculino, hay una diferencia cuando también se utiliza en el estilo de vida de
la D/s.
He
sido privilegiado al tener mujeres que decían “Sí, señor” durante las sesiones.
Esta afirmación nos permite a ambos entrar en un estado mental y actuar con
roles definidos. Para mí, esto también ha sido una transición natural.
Pero
entonces, cuando alguien dice que es sumisa en un intercambio de poder fuera de
la sesión, como una forma de honrar a su dominante de una manera muy orgánica,
sutil y natural, es muy tranquilizador y hermoso. Especialmente, cuando se dice
en un tono que no es forzado, se convierte en un término de cariño y un
reconocimiento de la verdad del intercambio de poder.
Porque,
cuando el poder se intercambia y se está creando una dinámica, es tan real,
poderoso y significativo como los pensamientos, las acciones y los sentimientos
de los dos o más personas detrás de él. Las relaciones D/s no son algo en lo
que te metes, son algo que construyes desde cero y creas y modificas a tu
gusto.
Me
encantan muchísimo las sesiones de BDSM. Pero también me gusta un intercambio
orgánico de poder que no sea abrumador ni arrogante para ninguno de los dos.
Nunca podría y nunca haré un intercambio completo de poder total en una
relación Amo/esclava. No es lo que quiero, pero tampoco me gusta ser un dominante de dormitorio.
Por
lo tanto, cuando ella desliza “un sí, Señor,” fuera de la sesión, durante las conversaciones
con su Señor, de forma que suene tan común y real como cualquier otra cosa que
ella esté diciendo, le transmite a su dominante de que la dinámica de su relación
es muy similar a las palabras. Real y significativa.
Cuando
en una relación D/s incipiente las cosas se llevan con lentitud y debe pasar
algún tiempo antes de que ella tenga el collar impuesto, las palabras “sí,
Señor,” fuera de las sesiones, no representan la propiedad o un control
completo del dominante sobre su sumisa. Simplemente,
representan la necesidad interior de ser sumisa y sobrevivir a la energía
dominante y ella confía lo suficiente en él como pata decidir ciertas cosas por
los dos.
Debido
a todo eso, a la dulzura y honestidad con que los “Sí, señor,” son dichos, lo
que me hace querer, es honrar y vivir de acuerdo con la verdad dentro de ellas.
Existen “Sí señor” y “Sí, señor.” Me gustan ambas,
pero la segunda es la que me inspira ser una persona mejor y un mejor
dominante. De verdad, no hay nada más poderoso que eso.
Que bello!
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