domingo, 18 de agosto de 2013

Disciplina



“Quítate las bragas.”

Ella levanta su falda y las desliza sobre sus tobillos. Sin importar cuántas veces lo ha hecho, es todavía muy tímida.

“Ven y crúzate sobre mis piernas,” dice él. “Boca arriba.”

No está segura si le gusta su tono de voz, pero, de todos modos, lo hace.

“Abre tus piernas todo lo más que puedas.”

Ella lo hace, pero tiene que mirar hacia otro lado. La examina detalladamente. “Tienes un buen coño,” dice él.

No está segura de cómo se siente sobre sí misma, pero se alegra de que le guste.

“Aunque un poco rebelde.”

¿Codiciosa? Ella lo admitiría. Pero, ¿rebelde?

“Últimamente, has tardado demasiado tiempo en correrte,” dice él. Ahora, la está acariciando.

“Sí,” dice ella. “Es verdad. ¿Eso es malo?”

“Te lo he permitido,” le dice a ella. “Pero, tal vez, he sido demasiado indulgente contigo.”

“Señor, es usted quien tiene que decir al respecto,” responde ella obedientemente.

“Necesitas disciplina,” dice él.

“¿Usted cree?” Ella responde. Comenzó como una simple pregunta, pero no estaba segura de que no fuera un toque de provocación. De pronto, la azota de lleno con la palma de la mano contra su vagina. Ella chilla, tanto de sorpresa como por cualquier otra cosa. Instintivamente, cruza sus piernas y pone su mano sobre ellas.

“Abre las piernas,” la ordena él con autoridad. “Y no te atrevas a poner tu mano ahí abajo otra vez.”

Él abofetea su sexo otra vez. No está usando toda su fuerza, pero pica. Él golpea una y otra vez. Su coño empieza a sentir un hormigueo. Sigue azotando un poco más. Empieza a palpitar. Entonces, se levanta, dejándola echada sobre el sofá. Va hacia un cajón, vuelve con un látigo de varias colas. Tiene unas tiras muy finas de goma, tirando a color rosa. Cuando se aplica con mucha fuerza, puede producir un golpe doloroso. Pero, es capaz de producir caricias más suaves y muchas gradaciones entre las mismas.

Él se pone de pie junto a ella. “Abre tus piernas otra vez,” dice.

Ella mira al látigo. “Por favor, Señor.” dice. “Por favor, no más.”

“Estoy esperando,” dice él.

Sabe que es mejor aguantar cuando él habla de esa manera. Despacio, ella abre sus piernas otra vez. Pasea los flecos del flogger por el vientre de ella, sobre los labios vaginales, de un color rosa oscuro debido al spanking sufrido. Ella se estremece. Él levanta el látigo y lo lleva hacia abajo descargándolo con toda su fuerza sobre su coño. A ella se le corta la respiración. La necesidad de cerrar sus piernas para protegerse a sí misma es casi irresistible; ella se esfuerza por mantenerlas abiertas. El látigo aterriza otra vez. Luego, otra vez. Pica. Ella se mete un dedo en su boca, se muerde a sí misma para no gritar.

Por fin, deja el látigo contra la pared. Ahora, el dolor ha parado, su coño está zumbando. ¿La follará él?

“Hoy, no te vas a correr,” dice él, poniendo el látigo aparte. “Y no estás autorizada a tocarte.”

Eso es una crueldad real. Ella quiere y desea enormemente tocarse el coño, cogerlo con su mano y calmarlo suavemente.

“Y deja tu ropa interior fuera,” dice él. “Porque puede ser que necesite disciplinarte de nuevo.”

6 comentarios:

  1. Salvaje y sensual!! Un placer imaginar esa escena.
    Saludos

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    1. Pues sí, isabella. Tal vez, una disciplina cruel, pero eficaz.

      Buen día,

      Ben Alí

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  2. Salvaje y sensual!! Un placer imaginar esa escena.
    Saludos

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  3. Si se ha asumido un rol, se debe llevar a cabo Ben Ali, o lo haces o lo haces, no hay otra opción, aunque siendo algo irreverente te diré que también en el pedir está el otorgar, tanto tiene un rol uno como lo tiene la otra, o es que a mi me gusta la voz firme si, pero suave, acariciadora, la mirada dominante pero profunda y una mano levantando una fusta puede ser la más dulce caricia después de haberme perdido en su mirada.

    Un saludo Ben Ali

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  4. Certero comentario el tuyo. La disciplina es como tú la comentas o la ejecutas o la ejecutas. No hay otra alternativa. De lo contrario, el dominante se desautorizaría a sí mismo.

    Feliz día, Ame.

    Ben Alí

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  5. No puedo describir con palabras, lo que me ha hecho sentir esa primera frase, con la que empieza su texto! Imagínese con el resto!!

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