lunes, 6 de enero de 2014

El placer de los azotes

Bueno, vamos a explorar un poco más el “dolor erótico” con el ejemplo del placer de azotar. Vamos a empezar con una mujer, boca abajo, con sus nalgas desnudas sobre tu regazo – bella imagen, ¿verdad? Se podría empezar acariciando simplemente su trasero con la mano, acariciándolo con suavidad para sensibilizar la zona, lo cual la permitirá relajarse y centrar la atención allí. Esto la ayuda a dejar de lado sus pensamientos y asentar su cuerpo y su mente en todas las maravillosas sensaciones que ello pueda darle.

 

La caricia solo debe excitar, pues la posición de estar desnuda y sobre su regazo, también la pone en un estado de sumisión mental. Al sentir que está siendo controlada por su dominante, es esencial que la permita “quedarse” con las sensaciones que va a recibir, de modo que las absorba sin salir huyendo mentalmente.


Sus caricias y toques suaves, ahora se convierten en azotes ligeros, dados a un ritmo regular sobre sus nalgas. ¿Es esto doloroso? No, no lo es en lo más mínimo – le sienta bien – y es una sensación ligeramente más fuerte que ser acariciada por su mano. Sin embargo, se debe añadir un elemento importante. Ella está ahora siendo azotada y ésta sola palabra puede tener una carga sexual e increíble para ella. Ahora mismo, no es una mujer que tenga que estar al cargo de peticiones y responsabilidades, puesto que ahora, está bajo su control. Usted la está cuidando. Todas las responsabilidades y deberes se han retirado de ella y puede empezar a dejarse ir, solo para sentir las sensaciones que le estás creando.


Más reflexiones sobre los azotes

Los azotes en sí mismos son un estudio fascinante. Contienen tantas emociones diferentes y aparentemente emociones contradictorias que son difíciles de clasificar. Sus primeros pensamientos sobre los azotes están probablemente conectados con los años de su infancia y si reflexionas un momento sobre los recuerdos y las emociones de la infancia parecen, de alguna manera, más grandes que la vida.

 

La siguiente lista de emociones con respecto a los azotes, todas están relacionadas directamente con lo que una sumisa quiere sentir con su Dominante. Hay un sentimiento de impotencia, al no tener más remedio que ponerse ella misma sobre el regazo de él. Su vestido o falda subida y sus bragas bajadas o quitadas para exponer sus nalgas ante los ojos de su dominante. También existe un sentimiento de vergüenza… aquí, ella es una adulta, pero tratada como una niña.

                                                              

Durante el azote, le estás haciendo hincapié de que estás en el control y ella lo está aceptando. De hecho, contra más fuerte sean los azotes, más os dais cuenta ambos de vuestros roles. Si la estás azotando por alguna razón, le estás demostrando que la cuidas lo suficiente para observarla y corregirla y ella sabe que cuando los azotes acaben, todo habrá terminado y olvidado para que pueda darse el permiso de abandonar sus propios pensamientos sobre su comportamiento y el empleo del spanking como una motivación para superarse en el futuro.

 

De acuerdo. Volvamos otra vez al placer de los azotes. Mientras ella está echada sobre su regazo disfrutando los azotes suaves y la sensación de estar sometida, lo que probablemente ella esté deseando en este momento, es que usted empiece a azotarla con severidad. A medida que su trasero se calienta, más se acostumbra a la sensación que ella está sintiendo. Ahora pierde su intensidad inicial, lo cual incrementa el deseo de sentir los azotes un poco más fuertes.


En este punto, como Dominante, usted puede permitirse el lujo de disfrutar del poder que tiene sobre ella y que ésta quiere darle. Usted puede darse a sí mismo el permiso para azotarla más fuerte, haciendo hincapié en que usted es el que tiene el control y puede hacer con ella exactamente lo que le plazca, que todavía es mucho lo que ella quiere sentir como sumisa.


Ahora, los azotes se tornan más fuerte todavía, pero ella está preparada para ellos y ha estado esperando a que usted la pueda llevar al próximo nivel de sensaciones.  Si usted logra introducir una mano por debajo de ella y colocar un dedo en cada lado de su clítoris, puede continuar azotándola y, simultáneamente, darle un placer sexual más directo. Contra más excitada esté ella, más cambiará su percepción del picor y logrará transformarlo en esa deliciosa combinación de placer y dolor que tanto les gusta y nos gusta. (Una vez más, no es todavía el dolor, pero no hay otra palabra mejor para expresarlo).


En este punto, estoy seguro de que usted la encontrará retorciéndose sobre su regazo. ¿Está ella temblando del picor o del placer? Buena pregunta, ¿verdad? La respuesta es que ambos se complementan entre sí, cada sensación le permite disfrutar más del uno y del otro.


En realidad, muchas mujeres pueden ser azotadas hasta orgasmar de esta manera. El truco está en mantener la escalada de su excitación sexual y, luego, subir los azotes hasta el próximo nivel de sensaciones, hasta tanto ella esté lista para controlar la situación. Unos azotes dados de esta manera es una experiencia sublime y de las que uno puede llegar a ser muy adictivo, especialmente, si el resultado es un climax u orgasmo muy intenso. Sin embargo, no presione, no se obsesione ni presione sobre ella para crear el climax. Si sucede, sucede y no debe azotarla excesivamente fuerte y sin control durante mucho tiempo con la esperanza de provocarle un orgasmo o para darle la sensación de que será desagradable si no puede llegar a correrse.

 

No olvide que dar unos azotes es un arte inteligente y para aprenderlo, sólo se requiere paciencia, observación y práctica.

 

Comentarios sobre los azotes

Durante unos azotes como éstos, es muy importante obtener información de ella sobre la forma en que se lo está tomando. Una cosa que me gusta hacer, es tener a la mujer dándome las gracias por el azote perfecto que le estoy aplicando. Un simple “Gracias, señor” después del golpe, no la pone para nada al frente del spanking. De hecho, es probable que se sienta más sumisa para usted,  puesto que usted es quien decide si le da otros azotes de igual intensidad o si es el momento para presionarla hacia el siguiente nivel. Por tu parte, es muy tranquilizador obtener esta información de ella. Mientras, puedes dejar de lado cualquier pensamiento de que la estás haciendo daño o si vas mucho más allá de lo que ella puede soportar.

 

Otra idea, es decirle que levante su trasero, como si fueras a azotarla con una paleta, como si fuera a darle la bienvenida a sus golpes. Si usted le dice esto cuando los azotes son más eróticos para ella, la próxima vez le ofrecerá su culo inconscientemente como una señal de que quiere más de lo que usted está haciendo por ella.


Muchos dominantes tienen a sus sumisas contando los azotes. Esto tiene varias ventajas. En primer lugar, ella centra su mente en la actividad. Cuanto usted más cierre la mente de ella, ésta puede entrar en su sumisión con más profundidad y más control le entregará a usted. La otra ventaja es que le permite oír el tono de su voz para poder evaluar como ella está reaccionando a sus azotes.


Una observación que me gustaría hacer. Es muy difícil preguntarle si ella lo está disfrutando mientras usted le está dando unos buenos cachetes. En primer lugar, sería volverla a su pensamiento crítico al pensar que no es lo que usted quiere hacer. Además, la mayoría de las mujeres se vuelven muy silenciosas en momentos como este y les será muy difícil decir algo. El siguiente punto es muy importante de entender. Puesto que la escalada de los azotes, tanto si los quiere como si no, se hacen mucho más fuertes e intensos. Después de que su mano cae y el picor es más grande, puede que no quiera otro cachete más. Sin embargo, sólo unos segundos más tarde, ella lo quiere…después de los azotes, probablemente, ella se preguntará si podría haber recibido más.

 


Su fuerza como Dominante es esencial para hacer que todo esto funcione. Ella quiere las sensaciones y, al mismo tiempo, saber que será un reto para ella. La sumisa depende de tu capacidad para leerla sin preguntarle y, en tu fuerza y confianza, para llevarla a una experiencia cumbre.

2 comentarios:

  1. Como spankee considero apasionante este artículo sobre los azotes. Es verdad lo que dice de las distintas fases, y como cuando van subiendo de intensidad, y ya no se les puede considerar una caricia, la spankee necesita mayor fuerza en ellos.
    También estoy de acuerdo en que no es el mejor momento para preguntarle si está disfrutando, se podría ir toda la magia, y la respuesta está en los movimientos y los gemidos de la spankee y en como usted dice, ella ofrece y levanta las nalgas, para recibir más azotes, o lo que es lo mismo, más placer!

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  2. Marita, veo que tu experiencia es de grado y me alegra que hayas entendido y compartas mi criterio sobre el placer de azotar.

    Buen día

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