Antes
de encontrarnos por primera vez, lo hablamos varias veces. Su primera respuesta
fue que no era físicamente posible. Así que, le mostré una o dos fotos que
encontré en la red y un videoclip para demostrarle que sí se podía hacer.
“Pero, no a mí,” me dijo ella. “Yo no soy una mujer mayor.” Es verdad, ella es
de una constitución esbelta. “Las chicas jóvenes son sorprendentemente
flexibles y dóciles,” le contesté.
Hicimos
algún entrenamiento online y, cuando nos vimos cara a cara, lo experimentamos.
La primera vez fuimos lo suficientemente lejos para sentir que había un gran
potencial para más. Yo no iba a forzarla, pero ella sabía que yo quería llegar
hasta el final y sabía que ella lo quería también, y más que estuviera
dispuesta a admitirlo. Y así, en la última mañana, ambos sabíamos lo que iba a
suceder. Ella se fue al baño y se preparó. Luego, me puse a trabajarla. Yo
sabía que el éxito dependía de la combinación correcta de paciencia y firmeza.
Yo iba a cogerla con delicadeza y despacio, dándole tiempo suficiente para que
su mente y su cuerpo se ajustara. Pero, también era importante que ella supiera
que yo iba en serio. Iba a suceder y que no importaba el tiempo que durase o,
incluso, si le doliera sólo un poco.
Finalmente,
cuando llegamos allí, ella estaba demasiado abrumada como para hablar. Por lo
general, es bastante locuaz, pero no parecía encontrar las palabras, salvo que
esto le parecía “increíble.” Ella me contó más tarde que esta era la
experiencia sexual más profunda que había tenido en su vida. Yo sentía lo
mismo. Para ambos, era la primera vez. Temía por ella, de que fuera capaz de
someterse a esto y yo estuviese muy
afectado por su profunda reacción. Era como si yo tuviera el derecho para
llegar al centro de su ser, al núcleo interno de su propia sexualidad. Ella
estaba lejos en el subespacio y pasaron varias horas antes de que volviera en
sí adecuadamente. Ella estaba todavía aturdida y seguía diciendo: “Fue
increíble, lo que realmente ha sucedido.” Estoy muy, muy impresionado con ella.
Esta era una mujer que quería llegar hasta el mismo borde de sus límites e
incluso más allá de los mismos y me sentía orgulloso de haberla llevado allí.
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