Echada sobre mi rodilla, tu vientre acurrucado sobre mi regazo, en
reposo, para recabar mi atención. Tus bragas blancas siguiendo toda la
curvatura de tu trasero, creando un triángulo blanco y suave, configurando la
amplia curvatura de tus caderas. Y luego, tu carne desnuda estilizándose hacia
tu estrecha cintura. Toda tú, semi desnuda, estás solo para mis ojos. Tú, puesta
boca abajo, descansas. Sometiéndote a mi compasión. Con tus nalgas posicionadas
y vueltas hacia arriba, con curvas seductoras y todo, entregadas a mi voluntad.
Mantienes la posición, contienes la respiración y esperas el primer golpe.
Sabes perfectamente la anticipación que estoy provocando en tí. Pero, lo que no
sabes, es que yo elegiré el momento, porque me has dado tu control y te
controlo. Es mi dominación sobre tu sumisión.
Mi primer golpe te envía ondas de choque a través de tu cuerpo. Un
grito se escapa de tus labios. Tu carne satisfaciendo mi carne con una
sensación aguda y punzante. Seguida con rapidez por otro y otro azote. Te
retuerces, mientras tu cuerpo trata de evitar los golpes. Tu mente abraza el
calor creciente en tus nalgas.
Observo cómo tu cuerpo se ondula una vez golpeado con mi mano. Siento
que tu clítoris presiona mi pierna. Me deleito con el efecto que mis manos
tienen sobre tu cuerpo. Soy un músico tocando un instrumento con respuestas
exquisitas. Sé que aprenderé cómo tocar para componer mi canción. Noto que el
retorcimiento de tu cuerpo ha cesado. Se está relajando y sopeso el momento
adecuado para aumentar la intensidad.
Los azotes continúan. Me doy cuenta que todavía estás conteniendo la
respiración. Exhalas lentamente. Los azotes están cambiando. Ya no son tan
agudos y punzantes, pero te provocan un calor creciente, cada vez mayor. Los
golpes son más fuertes, pero cada uno lleva a tu sexo más dureza. Te estás
humedeciendo. La humedad se propaga hasta que tienes la sensación de un goteo
por el interior de tus muslos. Percibo su aroma erótico, mientras los azotes
mueven el aire y tu estado de excitación me llama la atención. Esto me gusta.
Sigues echada y desnuda y los pliegues secretos de tu sexualidad floreciente,
bajo mis manos.
Sé que lo quieres y lo deseas. Sé que necesitas mi control y que te ayude a construir la estructura que demanda tu obediencia, ya que también refleja mi deseo.
Sé que lo quieres y lo deseas. Sé que necesitas mi control y que te ayude a construir la estructura que demanda tu obediencia, ya que también refleja mi deseo.
La música del alma que todo lo envuelve… Tan bellamente descrito por usted!
ResponderEliminarBuenos días, marita...siempre me sacas los colores....
EliminarBuff... Me ha encantado este texto. La frase que marca un antes y un después en el corto texto, a mi parecer, es esta:
ResponderEliminar"Soy un músico tocando un instrumento con respuestas exquisitas." Me ha gustado mucho. Permítame usarla, es preciosa. Por supuesto pondré que es de Ben Ali ;)
Claro que sí puedes usar mi frase...
ResponderEliminarGracias y feliz día...
¡¡Muchas gracias!! =)
EliminarSiempre intenso, siempre elegante
ResponderEliminarUn saludo en la noche
nayadi, o se hacen bien las cosas o, mejor, no hacerlas...
ResponderEliminarUn saludo en el día