Una sumisa
anónima me ha preguntado:
Hola Señor:
Le pregunto si usted me podría ayudar. Usted
parece saber mucho sobre cómo conseguir que una sumisa se abra. Mi dominante
quiere ver cómo me masturbo, pero no puedo. Me vengo abajo, me encierro en mí
misma y él no sabe qué hacer. ¡Por cierto, hacer eso con mis ojos abiertos sería,
de alguna manera, terrorífico! ¿Me podría aconsejar sobre cómo podría hacer
esto por él? Gracias
por todos sus escritos que sigo habitualmente.
Gracias por confíar en mí con su pregunta. Este es
un gran obstáculo para muchas personas. Mucho más para las mujeres que para los
hombres. Me imagino que esto se debe a que, para los hombres, la masturbación
puede ser una manera (inconsciente) de probar su virilidad, mientras que, para
las mujeres, es una experiencia muy personal y privada. Y, por supuesto, el tabú
sobre el que las mujeres sienten algún tipo de placer sexual, sin importar que
sea con sus propias manos, por desgracia, sigue siendo todavía una realidad.
Para un dominante, ver a su sumisa tan expuesta y
vulnerable, es un deseo muy común. Y, no lo olvidemos: el mostrarle exactamente
cómo a ella le gusta tocarse, más aún. La mejor manera de aprender, es de los
expertos y ¿quién pudiera ser un mejor experto? Por supuesto, él pudiera
aprender cosas sobre su cuerpo que usted todavía no conozca. Pero, en su caso,
se trata de compartir momentos muy íntimos que hasta ahora, usted nunca ha
compartido.
Y aquí, está la verdadera respuesta: Compartir e
intimidar.
Ahora bien, ¿cómo abordarlo? Por supuesto, siempre
que esto no sea un límite acordado entre vosotros, tu Dominante podría
“forzarte,” pero, como tu pregunta transmite la sensación de que no está
acordado, deseas proseguir. Necesitas romper algunas barreras y la clave es la
intimidad y compartir.
En primer lugar, ambos tenéis la opción de
masturbaros al mismo tiempo, uno frente al otro. Compartir. Esto tiene el
beneficio de demostrar a la sumisa que es increíblemente erótico y excitante que
su dominante la observe. E ilustra que él puede ser también vulnerable. Algunas
veces, esto es suficiente para inclinar la balanza y podrías mantener tus ojos
cerrados al principio. Sin embargo, esto pudiera ser un paso demasiado grande
en esta fase.
Por lo tanto, ¿qué tal comenzar con más intimidad y
con un acercamiento más seguro? He aquí un posible escenario. Acostarse juntos,
disfrutar de un masaje y relajarse mutuamente. Supongamos que te sientes cómoda
masturbándote junto a él. Así que, una vez que hayas llegado a una fase donde
te sientas del todo cómoda, este es el momento donde debes empezar. Toca, juega
o haz lo que sea necesario para sentiros ambos excitados y sentir la conexión mutua.
Asegúrate de que os escucháis vuestra propia respiración, los movimientos y las
señales. Es altamente probable que, por la forma con que tu Dominante te habrá
entrenado, sólo deberás orgasmar cuando te lo ordene. Y podrás jugar hasta que
estés a punto de estallar. Tal vez, te susurre al oído lo mucho que aprecia y
valora lo que él está viendo, lo atractiva que estás, abandonada totalmente a
cualquier cosa que él haga. O quizás, puedas sentir esa apreciación en cada uno
de sus movimientos.
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