martes, 1 de julio de 2014

Cómo masturbarte en frente de tu Dominante

Una sumisa anónima me ha preguntado:

 

Hola Señor:

Le pregunto si usted me podría ayudar. Usted parece saber mucho sobre cómo conseguir que una sumisa se abra. Mi dominante quiere ver cómo me masturbo, pero no puedo. Me vengo abajo, me encierro en mí misma y él no sabe qué hacer. ¡Por cierto, hacer eso con mis ojos abiertos sería, de alguna manera, terrorífico! ¿Me podría aconsejar sobre cómo podría hacer esto por él? Gracias por todos sus escritos que sigo habitualmente.

 

Gracias por confíar en mí con su pregunta. Este es un gran obstáculo para muchas personas. Mucho más para las mujeres que para los hombres. Me imagino que esto se debe a que, para los hombres, la masturbación puede ser una manera (inconsciente) de probar su virilidad, mientras que, para las mujeres, es una experiencia muy personal y privada. Y, por supuesto, el tabú sobre el que las mujeres sienten algún tipo de placer sexual, sin importar que sea con sus propias manos, por desgracia, sigue siendo todavía una realidad.

 

Para un dominante, ver a su sumisa tan expuesta y vulnerable, es un deseo muy común. Y, no lo olvidemos: el mostrarle exactamente cómo a ella le gusta tocarse, más aún. La mejor manera de aprender, es de los expertos y ¿quién pudiera ser un mejor experto? Por supuesto, él pudiera aprender cosas sobre su cuerpo que usted todavía no conozca. Pero, en su caso, se trata de compartir momentos muy íntimos que hasta ahora, usted nunca ha compartido.

 

Y aquí, está la verdadera respuesta: Compartir e intimidar.

 

Ahora bien, ¿cómo abordarlo? Por supuesto, siempre que esto no sea un límite acordado entre vosotros, tu Dominante podría “forzarte,” pero, como tu pregunta transmite la sensación de que no está acordado, deseas proseguir. Necesitas romper algunas barreras y la clave es la intimidad y compartir.

 

En primer lugar, ambos tenéis la opción de masturbaros al mismo tiempo, uno frente al otro. Compartir. Esto tiene el beneficio de demostrar a la sumisa que es increíblemente erótico y excitante que su dominante la observe. E ilustra que él puede ser también vulnerable. Algunas veces, esto es suficiente para inclinar la balanza y podrías mantener tus ojos cerrados al principio. Sin embargo, esto pudiera ser un paso demasiado grande en esta fase.


 Por lo tanto, ¿qué tal comenzar con más intimidad y con un acercamiento más seguro? He aquí un posible escenario. Acostarse juntos, disfrutar de un masaje y relajarse mutuamente. Supongamos que te sientes cómoda masturbándote junto a él. Así que, una vez que hayas llegado a una fase donde te sientas del todo cómoda, este es el momento donde debes empezar. Toca, juega o haz lo que sea necesario para sentiros ambos excitados y sentir la conexión mutua. Asegúrate de que os escucháis vuestra propia respiración, los movimientos y las señales. Es altamente probable que, por la forma con que tu Dominante te habrá entrenado, sólo deberás orgasmar cuando te lo ordene. Y podrás jugar hasta que estés a punto de estallar. Tal vez, te susurre al oído lo mucho que aprecia y valora lo que él está viendo, lo atractiva que estás, abandonada totalmente a cualquier cosa que él haga. O quizás, puedas sentir esa apreciación en cada uno de sus movimientos.

 

Incluso, podría decirte que cierres tus ojos, sentir, sólo sentir, su caricia, cada respiro suyo sobre tu piel, cada marca de sus dientes, cada arañazo, cómo clava su uña, etc. Hasta que estés cerca de empezar a relajarte. Él moverá su mano lentamente, y cogerá la tuya para que os toquéis mutuamente. Pero, no del todo. Puesto que su mano está sosteniendo a la tuya, él tiene todavía el control. Su voluntad dicta. Tal vez, su otra mano esté vagando por otra parte de tu cuerpo, manteniendo siempre el contacto.

 

No, no tienes autorización para correrte. Vuestros cuerpos están cerca. Tal vez, su brazo te acune junto a él, el contacto, siempre la seguridad. Y él continua moviendo su mano y la tuya, sus dedos y los tuyos, hilando, hurgando, escalando un pico. Tal vez, susurrando efusivamente lo increíble de ver y sentir, porque quieres. Es muy posible que su mano sea demasiado lenta para ti. Quizás, necesites que él se mueva más rápido, más lento, de alguna manera diferente o, tal vez, tú quieras llevar el control. Pero no puedes, hasta que él retire su mano. Y entonces, lo hace. El mantiene el control, esta vez de tu mano, murmurando, todavía más cerca, diciéndote lo que tienes que hacer: “Para, despacio, rápido, muévete, detente... pues lo quieres, lo necesitas, es imparable.” ¿Y si te dice: “córrete por mí, ahora?”

 

Este es un escenario posible que pudiera ayudarte en tu camino. Estoy seguro que lo trabajarás por tí misma. Y podrás ser capaz de mostrarle lo que él quiere ver sin tu ayuda. Para algunas sumisas, que su dominante tenga el control, le favorece para poder centrarse. Incluso, cuando la masturbación es a voluntad.  Después de todo, tú te masturbas para él.

 

Nunca olvides que romper esas barreras es un proceso lento. Se necesita paciencia, pues, hay mucho que disfrutar a lo largo del camino. Así que, feliz viaje, mis mejores deseos y buena suerte.

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