martes, 15 de julio de 2014

Lágrimas

“Besaba a las chicas y las hacía llorar,” me comentaba un Dominante muy orgulloso de sí mismo.

De vez en cuando, he hecho llorar a alguna mujer. Yo no diría que me guste mucho. Necesariamente, no me refiero a hacerlo. Y sin embargo, cada vez lo sentía como un acto muy significativo. Yo sentía que estaba en presencia de una emoción verdadera y eso es siempre un momento para ser apreciado.

Cuando digo que las hice llorar, lo que quiero decir es, que yo estaba allí y debido a algo que yo hice o dije, ella lloró. Pero, si la hice llorar, es cuestionable. Algunas mujeres hacen cosas y realmente no se sabe bien por qué. Pero, creo que siempre lo intento y lo consigo. Uno no se debe encoger de hombros y murmurar cosas sobre que las mujeres son diferentes de los hombres. Creo que la mayoría de los hombres se sienten aterrorizados ante las lágrimas de las mujeres. Quieren huir porque no saben lo que hacer. Un hombre, ante una situación difícil, siempre siente que debe encontrar una solución práctica. Tiene que hacer algo, algo que vaya a arreglarlo. Pero, a veces, eso no es lo que se requiere. Algunas veces, lo único que se necesita es estar allí y abrazarla. Y si te quedas, la recompensa no es sólo que a ella le gustará que eres el mejor para solucionarlo, sino que vas a aprender algo. Sabrás más sobre ella, de lo que hay en su interior profundo.

Lo que estaba pasando era un desbordamiento de la emoción, la sensación en aumento hasta el punto que no puede ser contenida, tiene que encontrar su expresión física. Puedo creer, al menos, en media docena de razones, del por qué las sumisas lloran. A veces, es solo porque el orgasmo es tan abrumador que no hay otro lugar donde ir para desahogar la emoción, excepto a través de los conductos lacrimales, efusivos, vaciándose. En otras ocasiones, puede ser, porque ella está sorprendida por algo que es injusto.  Las mujeres sumisas tienen un sentido muy agudamente definido de lo correcto e incorrecto. Ellas saben cuándo han cometido errores, pero también saben cuándo han sido injustamente tratadas. El hecho de que se hayan comprometido siempre a obedecer, solo porque hayan dicho que el placer de sus Dominantes es todo lo que les importa a ellas, no significa que sus sentimientos no se tengan en cuenta. Esto no significa que no sean valoradas. Algunas veces, puede ser un golpe mal considerado, otras una palabra dura. A veces, es frialdad y desprecio. ¿Por qué una mujer no debería llorar por este tipo de cosas?

Una mujer puede llorar porque está triste. Y muchas otras cosas pueden entristecerla. La crueldad del mundo o, simplemente, el reconocimiento de que el mundo no es, y nunca será, justo como nosotros queremos que sea. O, tal vez, ella tenga indicios de la evanescencia de las emociones humanas. Que nada es eterno, a pesar de lo que los poetas y los predicadores puedan decirte. Algunas veces, puede llorar por un amor perdido, que se escabulló o uno que nunca tuvo.

Pero, las lágrimas que han significado más para mí, las lágrimas que me ha hecho casi llorar, son las que vienen de un lugar tan profundo que las palabras no pueden formarse allí. Wordsworth tiene una frase sobre ello: “Los pensamientos, a menudo, están demasiado profundos para las lágrimas.” Pero, no estoy muy seguro de que los pensamientos más profundos de todos no sean aquellos que se basan en un pozo de lágrimas, sino los que pueden expresarse con palabras. Recientemente, en un post de una mujer sumisa en un blog, hablaba llorando porque se sentía “abiertamente rota.” Si usted puede hacerla llorar por eso, realmente, ha llegado a ella. Pero, ¿cuántas mujeres confían en sí mismas o en un dominante, para ir más lejos, hacia abajo?

4 comentarios:

  1. A veces tenemos que controlar las emociones para evitar parecer vulnerables.Pero con las lagrimas no se que pasa...mas de una vez he tenido que decir que se me ha metido algo en un ojo...;)

    blanca_nine

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    1. Por mucho que una mujer o una sumisa controle sus emociones, si su dominante la conoce y la observa, su rostro y su mirada y su cuerpo siempre mandan señales de su contención...esas señales son el testigo de la complicidad entre él y ella...

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  2. Yo las llamo lágrimas de liberación, al fin has encontrado lo que tanto anhelabas, aunque todavía quede mucho por descubrir.
    Una muestra para el Dominante de todo el torbellino de emociones que la sumisa vive en ese momento.

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    1. No hay momento más hermoso que cuando el dominante ve aflorar las lágrimas de su sumisa. Ahí es donde el dominante se prueba ante ella y le demuestra su bondad y comprensión y hombría...

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