Lo tengo escrito en su cuerpo. Diseños simbólicos y
pequeños. O bien, mi nombre. O la hago llevar un distintivo escribiendo PUTA,
justo por encima de su coño o sobre un pezón. Me agrada ver esas marcas. Son
una prueba de mi propiedad. Cualquier persona que la encontrara como una
propiedad perdida sabría que tiene que devolvérmela. O cualquier persona que
necesitara saber qué tipo de chica es, sólo tendría que leer la etiqueta que he
escrito sobre ella misma.
Todas estas marcas se desvanecen. “Marcador
permanente,” dice en el rotulador. Pero, una noche pasada desnuda entre las sábanas
es suficiente para hacer que las marcas estén más o menos borradas a la mañana
siguiente. Esto abre la cuestión de si yo debería ir más lejos para hacerla
llevar una marca permanente. En el 99 % de los tatuajes que veo, pienso: “Pobre
chica, ¿por qué se ha desfigurado a sí misma de esa manera?” ¿Tiene tan poco
respeto por la belleza de su cuerpo que está dispuesta a estropearlo? Y la
gente es tan cambiante. Lo que un día es una afirmación de amor eterno puede
llegar a ser un día un recordatorio incómodo de un episodio que preferirías
olvidar. No creo que yo sea un cínico, pero he llegado a una edad en que
conozco la diferencia entre el romance y la realidad. Algunas veces, se solapan
y otras, no.
Así que soy cauteloso sobre cualquier cosa que sea permanente. Pues está todavía allí, en el fondo de mi mente, el que yo pueda ordenarle que sea marcada para siempre. Algo discreto, de buen gusto. Algo que, tal vez, sea un signo secreto entre ella y yo. ¿Dónde debería ir la marca? ¿Qué debería decir? En momentos de ocio, reflexiono sobre las posibilidades. Todavía no he decidido nada. Por supuesto, le preguntaré por la idea que ella tiene. Me pregunto si ella es lo suficientemente sumisa para aceptar que soy yo quien tiene la última palabra.
Así que soy cauteloso sobre cualquier cosa que sea permanente. Pues está todavía allí, en el fondo de mi mente, el que yo pueda ordenarle que sea marcada para siempre. Algo discreto, de buen gusto. Algo que, tal vez, sea un signo secreto entre ella y yo. ¿Dónde debería ir la marca? ¿Qué debería decir? En momentos de ocio, reflexiono sobre las posibilidades. Todavía no he decidido nada. Por supuesto, le preguntaré por la idea que ella tiene. Me pregunto si ella es lo suficientemente sumisa para aceptar que soy yo quien tiene la última palabra.
Me tranquiliza comprobar que todos tenemos, dudas, cuestiones y preguntas mientras recorremos el camino mas allá del punto en que nos encontremos...creo que es una buena señal...como alguien decía , solo los tontos no tienem dudas...
ResponderEliminarLas marcas...debe ser fascinante que tu Amo o Ama , al que has decidido entregarte...te imponga su marca...ummm...
Manuel
Una marca a mi parecer define mucho al sumiso porque siempre esta presente la señal de quien es, de a quien pertenece, de a quien se debe, una marca para mi no es importante si es permanente o algo que se lleve por un tiempo, lo importante es que el sumiso sabe que pertenece a su Dueño y si lleva un símbolo, algo escrito en el cuerpo, una cadena, o algo similar que será el recordatorio de que es la puta de su Sr y no una perrita abandonada,
ResponderEliminarmia
El dominante siempre que está con su sumisa, le habla o escribe debe dejar alguna marca, no sólo física, sino también emocional o testimonial para que le recuerde a quién le pertenece y que ella no se sienta sola...
EliminarBen Alí