No temas, mi ágil belleza, ese
sonido no es más que el de un lobo o un oso. No hay nadie en kilómetros a la
redonda, excepto nosotros. Eres libre de divertirte como quieras, de explorar
la naturaleza como naturalista. Los azules y verdes del río y los bosques
proporcionan un fondo idílico para la palidez de tu piel. Los bordes
irregulares de las rocas parecen domesticados por sus elegantes curvas. Belleza
natural, entre belleza natural.
Te pones de pie, a horcajadas,
sobre estas rocas, con tus piernas largas y deliciosas. Los dos lados de un
triángulo equilátero con el cielo encima. Con esas piernas, ¿podrías montarte a
horcajadas sobre Gibraltar? Con toda seguridad, no podría pensar de una mejor
entrada al Mediterráneo que esa. Me encantaría navegar por esa puerta,
haciéndote cosquillas con mi bandera, mientras paso.
Relájate, preciosa. Estoy completamente
seguro de que estamos solos. Dios mío, cuánta timidez para una exhibicionista. Me
consta que quieres guardar tus secretos para mí. Chica buena, cuando lleguemos
a un lugar agradable, tendremos que parar un poco y explorar otro de tus
secretos. Aquí, en el bosque, en la orilla del río, buscaré un roca donde pueda
sentarme. Una vez más, te revelarás. Me hablarás de esos deseos que has
ocultado casi toda tu vida, esas necesidades que has intentado reprimir, y ahogar.
Y luego, en esta orilla del río, te proporcionaré exactamente lo que siempre
has deseado.
No te preocupes, cariño mío,
nadie te oirá o verá, excepto yo. Cuando te ponga sobre mi regazo para
azotarte, sólo mis ojos se deleitarán con esas mejillas flexibles. Soy el único
que verá tus nalgas desnudas deambular a través de hermosos tonos rojos. Sólo tú
y yo oiremos tus gemidos bailar entre las rocas y veremos tus lágrimas inundar
la orilla del río. Y después de haber sido azotada, cuando, todavía sobre mi
regazo, grites en libertad, mientras mis dedos juegan, sólo nosotros estaremos
para disfrutarlo. Sólo veré la arruga de tus ojos y nariz cuando te corras, y
solamente yo recibiré tu mirada profunda y llorosa después de agradecerme el
haberte dado lo que siempre has deseado, para restaurar tu equilibrio.
Un paseo por esos momentos poéticamente inspirados. Un recorrido que no deja indiferente dentro de una mente brillante y majestuosa.
ResponderEliminarLo maravilloso de la panorámica es, toda esa confianza de ella para él y de él para controlarse para llevarlos a ambos a un momento sublime y eterno en la memoria.
Bonito domingo
Me gusta como escribes y como preparas el terreno para semejante rito erotico. Felicitaciones, colega.
ResponderEliminarBueno, buenos, Bruno y Mía... hago lo que puedo, no te quejes que lo haces muy bien..
ResponderEliminarSaludos