domingo, 12 de julio de 2020

Ser marcadas

A muchas sumisas, les gustan ser marcadas. Es un signo de propiedad. Hace que se sientan orgullosas de ser sumisas. Esto puede ser simbólico – una pieza de joyería, un collar, incluso, un bolígrafo con punta de fieltro sobre la piel.

Sin embargo, algunas anhelan la marca de un implemento. Una cane, flogger, fusta o látigo. Una cicatriz o hematoma en la piel que las marcan como suya, de Él.


La he marcado varias veces con la fusta. Líneas rojas sobre la piel. Una marca más oscura al final de una línea, donde la sangre ha brotado a la superficie pronto, para convertirse en un hematoma.


Descrito fríamente así, suena mal, pero fue parte de un acto sensual que ambos disfrutamos. Ella me había pedido que la golpeara más fuerte. Quería ser marcada. Era parte de su deseo.

 

Luego discutimos lo que ella disfrutaba de tal actividad. Ella prefería ser marcada, en lugar del dolor de marcar. El hecho de que ella hubiera sido marcada, nos dio placer a ambos para los próximos días, ya que me informaba del estado de las marcas mediante mensajes. Nos recordaban a los dos del placer que habíamos gozado juntos y de mi propiedad temporal sobre ella.


Pero…

 

Una parte de mí analiza las similitudes entre una sumisa deseando ser marcada y las personas vulnerables que se autolesionan. Me sorprendo particularmente con las sumisas que se dedican a los juegos con el cuchillo y las agujas. No estoy emitiendo ningún juicio, sólo estoy realmente interesado en explorar, si existen factores comunes. Si existen factores tan comunes, ¿facilita la D/s un marco que pueda hacer que el satisfacer esta necesidad sea más segura y solidaria o puede ser que la D/s alimente una imagen negativa de sí misma?

1 comentario:

  1. Creo que, si conoce bien a su sumisa notará la enorme brecha que existe entre, "La necesidad de autolesionarse y el deseo marca de pertenencia, sea transitoria en la piel o permanente", pero nunca olvidada.

    [Los cortes no me gustan]

    Abrazo

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