domingo, 13 de junio de 2021

El top de las marcas

 Con cada azote, su piel se calienta un poco más hasta que finalmente palpita con un calor ardiente. Ella baila debajo de él, aceptándole y negándole a partes iguales. Pelea esta lucha porque su cuerpo también la obliga, pero, en su cerebro y en sus labios, están las palabras: “Más, más fuerte…”

 

“¡Márqueme! Deje hematomas y marcas de mordiscos, líneas de fusta y ronchas. Gire, tire, rasgue mi carne, y con cada movimiento, deje un rastro de lujuria visible a través de mi piel. Necesito ver grabada su pasión sobre mi cuerpo durante los próximos días. Está más allá de un deseo. Es una necesidad la que alimenta mi alma sumisa. Las admiraré y atenderé, las pincharé y las apretaré, las fotografiaré, las tocaré, las miraré y las amaré. Sin esas marcas, me da hambre e inquietud. Mi piel se ve vacía y sin amor. Mi mente se retuerce pensando en ponerlas allí, pero no puedo, porque sólo funcionan para mí, si usted lo hace.”

 

Ella está bastante segura de que cualquiera que la conozca íntimamente, sabrá que las marcas en su piel son una gran parte de su perversión, sumisión y el juego con su Dominante. Ella jamás sabía que tenía esta perversión cuando empezó a explorar por primera vez la D/s. Pero, echando una mirada hacia atrás, a las extrañas mordeduras de amor adolescente que adquirió, se da cuenta de que, en retrospectiva, sus sentimientos sobre eso deberían haber sido una pista bastante fuerte. Sin embargo, no fue hasta que conoció a su Dominante y la primera vez que se encontraron cuando, de repente, su necesidad y comprensión de las marcas, empezaron a tener sentido para ella.

 

Puede recordar con claridad aquellas primeras marcas. Fueron ronchas de veintisiete azotes con el látigo en su trasero. Las admiró en el espejo de la habitación del hotel durante horas y al día siguiente, cuando empezaron a desvanecerse, se encontró anhelando más. Él las volvió a aplicar y también numerosas otras marcas durante aquellas primeras semanas. Pero pasó un tiempo antes de que ella fuera capaz de expresarle de verdad su necesidad de las mismas. Por supuesto, como tantas cosas, Él ya lo sabía, pero le dio espacio y tiempo para encontrar ese lugar donde ella se sintiera lo suficientemente segura de sus necesidades, como para poder decírselo en voz alta.


Las marcas son un signo visible de lo que ella es para Él. Son su sello de propiedad y amor. Las mira y son recuerdos de un momento. Son como una pintura de ese momento que lleva consigo los días posteriores y, a menudo, traen con ellas un recuerdo físico, moretones que presiona y pincha. Los trae de vuelta a la vida una y otra vez, tal como ella lo hace. La sensación de ese dolor corriendo por su carne, la excita y agrada, todo al mismo tiempo. Para ella, los moretones son eróticos. Al igual que, si se corre su piel, parecen ser una parte de Él, que le ha dejado.

 

Ella sabe que su amor por las marcas está estrechamente ligado a muchas de las cosas con las que se divierte en las sesiones: los azotes con el flogger, la fusta, la vara de abedul, algún que otro mordisco, las pinzas y otros juguetes de impacto pesado, e incluso, extensibles al juego de la cera que, aunque no tiende a dejar una marca profunda como un moretón o una roncha, con toda claridad, tienen un fuerte impacto visual en ese momento. Por supuesto, ella disfruta de la sensación de muchas de estas cosas, ya que las usa en ella, pero el conocimiento de que su Dominante la marcará para Él, como suya, aumenta la sensación y, a menudo, la motivará a aceptar más sabiendo que, si lo hace, será recompensada, ¡con marcas!

 

Ni siquiera ella puede pensar en la cantidad de veces que se ha encontrado en los baños de algún club, o en el baño de un hotel, admirando el trabajo manual del Dominante en su carne, o en su casa. Una vez que Él ha terminado, casi siempre le pide si puede verse en el espejo. Otras veces, incluso tendrá que llamarla desde el espejo, diciéndole que los deje en paz y que vuelva con Él, porque tiene tendencia a perderse ante ellos. Sin lugar a ninguna duda, ella es una puta completa y absoluta de las marcas. Las anhelará, las pedirá, las aceptará y las soportará con el fin de conseguirlas. Las amará y apreciará cuando ella las tenga, y las llorará una vez más que se hayan desvanecido. Y luego, comenzará de nuevo y esperará tan pacientemente como pueda hasta que Él desee volver a marcarla.

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