jueves, 29 de diciembre de 2011

¿Sumisa de dos dominantes?

¿Puede una mujer sumisa doblar la rodilla a dos Dominantes a la vez? ¿Puede ella servir a dos Amos? Mi conjetura es que la mayoría de las sumisas dirían que no. La sumisión no es algo que ellas se tomen a la ligera. La verdadera sumisa no se entrega fácilmente, no sin mucho corazón – buscando y con la debida consideración si es el hombre adecuado para ella. Pero, una vez que  deciden entregarse, las sumisas ponen todo su corazón en su compromiso. Al menos, de acuerdo con mi experiencia.
Y, sin embargo, esto no siempre es así. Especialmente, si ella es nueva en todo esto y todavía está buscando su camino, insegura en cuanto a la profundidad de su sumisión, dudando hasta dónde podría o debería dejar que un dominante la llevara. Entonces, podría no querer comprometerse tan profundamente. De hecho, si me pidiera un consejo, le diría que es mejor probar primero el agua. Una especie de encuentro limitado le enseñará mucho sobre ella misma y qué clase de sumisa es y le ayudará a tomar la decisión correcta cuando llegue el momento de comprometerse. Por eso, no escribo  mucho en este blog  sobre el someterse a más de un hombre a la vez, sino de una serie de encuentros que estén a la altura de aceptar a alguien como su Dominante.
Por supuesto, una situación en la cual, su dominante la preste a otro para jugar, no cuenta como servir a dos dominantes a la vez. Ella permanece sumisa solamente para uno; su motivo es jugar con otro principalmente, porque su dominante lo quiere. Le agrada prestarla, que ella sepa que él está contento y que le gusta.
Permítame hacerle una pregunta relacionada con esto: ¿Puede un dominante aceptar la sumisión de más de una sumisa? O, más bien ¿debería? No es difícil, si esa es la manera que él es, puesto que un dominante hace trampas, especialmente, si sus relaciones son en gran parte online. No me importa discutir aquí si eso es una buena cosa o no. A este respecto, las reglas que rigen en las relaciones D/s me parece que no son diferentes de las del mundo vainilla. Honesto e íntegros deberían ser nuestros objetivos. Pero, ¿es posible para un dominante comprometerse abiertamente con más de una sumisa, siempre y cuando cada una de las partes sea consciente de las otras? Supongo que aquí estoy extraviado con el tema del polyamor. Existen montones de escritos sobre eso y no tengo nada que añadir en este tema al debate en general. Pero, en cuanto al tema de la D/s, pienso decir que más de una sumisa por dominante pudiera ser posible, si las relaciones están todas a un nivel menor de un compromiso total. Pero, creo que sería difícil hacer malabarismos con que estuviera más de una totalmente dedicada a él. Tal como he comentado antes, las sumisas pueden ser terriblemente exigentes con su tiempo y energías. Ellas esperan mucho, con razón, porque dan mucho. De hecho, con frecuencia, ellas lo dan todo.
No es solo un punto de vista práctico, de cuánto tiempo y energía están disponibles. La mayoría de la gente quiere ser una persona especial, tanto si son vainillas o de la D/s. Ellas quieren sentirse valoradas por encima de todas las demás que él ha elegido. Soy consciente de que las generalizaciones son peligrosas, en cuanto a las relaciones se refieren. No hay ningún tipo de combinación, no hay manera de arreglar las relaciones sexuales que usted posiblemente concibiera, que alguien en algún lugar no esté viviendo en un estado de feliz plenitud. Al mismo tiempo, creo que la mayoría de los dominantes, finalmente, quieren comprometerse solamente con una sumisa y viceversa. Tal vez, termino diciendo que, en este aspecto, todas son como tantas otras.  La gente de la D/s no somos muy diferentes de las demás. Después de todo, si nos pinchan, ¿no sangramos?

viernes, 23 de diciembre de 2011

Juguete para follar

Lo hemos hablado, por lo tanto, ella sabe lo que le espera. Ella quiere ver lo lejos que puede ir por este camino. Voy a usarla exactamente como me plazca. No voy prestarle atención a sus necesidades o preferencias físicas.  Sabe que voy a follarla exactamente cuando yo quiera, como me guste. No me importa si está preparada o no quiera. No voy a esperar o requerir ninguna respuesta de ella. El objetivo es no darle su placer, es que lo disfrute de mí mismo. No habrá ningún juego previo en el sentido de que esté aceptado, al menos, no del tipo que está diseñado para excitarla, para hacerla receptiva.
Si tal cosa es posible, es un ejercicio de total objetificación. Ella tiene tres orificios. Voy a usar todos y cada uno de ellos como me apetezca. La penetraré y en cualquier momento que yo quiera. Jugaré con ella, sometiendo su cuerpo a un minucioso examen, pellizcando, fisgoneando, metiendo y penetrando, justo como me gusta. Ella puede hacer algún ruido, pudiera ser impulsada a moverse de ciertas maneras, pero mis acciones no se realizarán con el fin de conseguir una respuesta de ella. No es que yo quiera prohibirle el placer de ser follada. Ese no es el tema. No me importa si lo hace o no.
Es probable que yo la quiera mantener desnuda durante mucho tiempo, solo para tenerla disponible en cualquier momento para cualquier cosa que se me pase por la mente. Después de un rato, parecerá un poco desaliñada. Esta pudiera ser la parte más difícil para ella. Sé lo mucho que a una mujer le gusta aparecer lo mejor posible. Empapada de sudor, con olor a sexo, despeinada, su cara rígida con el semen, algunas marcas de color rojo en su culo o en sus pechos, ella parecerá un espectáculo. Desde mi punto de vista, un regalo para la ojos. Me seduce la idea de reducirla a algo que yo uso y la dejo de lado hasta que necesito usarla nuevamente. Pero, estará esperando a que no saque ninguna fotografía.
Por supuesto, ambos sabemos que ella va a conseguir un intenso placer de todo esto. No es el placer que procede de tener sus pezones mordisqueados y dulcemente chupados, no es el placer que viene de un dedo rodeando su mojado clítoris justo con el ritmo y la presión que a ella le gusta. No es el placer de los besos tiernos en su boca, ni el placer de una polla dura penetrándola con el ritmo adecuado en su posición favorita (y ella tiene una, no todas las mujeres). El placer que recibirá, estará en saber que ella no es nada, excepto un juguete, un objeto que puede ser recogido, jugar con él y luego dejarlo a un lado. Ella me ha hablado de la intensa excitación que siente siendo humillada cuando es objetificada de esta manera. Es solamente el aspecto justo del abuso y ella lo anhela. Por supuesto, no puedo garantizar que no vaya a recibir alguna satisfacción de los actos físicos que le haga. Pero, puedo estar bastante seguro que su humedad (y que, por cierto, va a estar bastante húmeda) será casi en su totalidad el producto de realizar su profundo deseo de agradarme. Ella quiere ofrecerse a mí de esta manera. Creo que lo quiere e incluso que lo desea más que yo. Pues voy a jugar mi parte con entusiasmo.
Sin embargo, hay una paradoja. Si yo no supiera que ella quiere que esto sea así, yo no podría hacerlo. Entonces, sería realmente un maltrato. De hecho, ella sabe que yo quiero realizarla sexual y totalmente. Pero, por supuesto, si ella siente que lo estoy haciendo para obligarla, simplemente porque sé que  lo quiere, no funcionaría. Tengo que convencerme de que ella realmente quiere que la use de esta manera, de que quiero reducirla a un objeto. Y lo hago. Voy a sentirme bastante excitado, no hay duda de ello. Pues estoy excitado también por su excesiva excitación.

martes, 20 de diciembre de 2011

La sumisa sola.- Anexo II

En mi tercera parte de la serie de la Sumisa Sola hubo un comentario de una lectora sobre un problema bastante común, a saber, una mujer casada que descubre que es sumisa, que su marido no es dominante y, además, que él no está dispuesto a permitir que ella busque su propio camino.
¿Sucede esto frecuentemente? No lo sé. Ciertamente, mucha gente casada comete adulterio por múltiples razones. A menudo, el marido de una mujer puede pensar que ella es frígida y no responde, sin saber que en los brazos de otro hombre, ella arde, se quema con una necesidad tan fiera que le pedirá incluso una breve caricia. El hombre que levanta esta pasión en ella,  puede incluso que no sea consciente de que  él es dominante. Todo lo que él sabe es que existen ciertas mujeres que  puede seducir y controlar fácilmente, y hacer que satisfagan todo su deseo. Para su marido, ella puede parecer fría, controladora, dominante, etc., mientras que para su amante, ella es una esclava ansiosa.
Probablemente sea cierto que la mayoría de las mujeres que se comprometen en una relación extramatrimonial no son profundamente sumisas y si lo son, probablemente, incluso no sean conscientes del hecho. Existe un porcentaje que través de un medio u otro (generalmente, Internet) descubren el mundo de la D/s  y, en particular, determina que son mujeres sumisas.
Mi primera sugerencia y más fuerte es ser honesto con las esposas. Asumir que la relación se construye en el amor y la confianza. Me parece obvio que el marido quiera que su esposa sea feliz y, en ese contexto, le dará su permiso para explorar el estilo de vida. Sobre todo, yo siempre defiendo la honestidad en las relaciones, habiendo aprendido de la dura experiencia las consecuencias de no hacerlo. Ser honesto evitará una gran cantidad de problemas.
Sin embargo, sé que algunas lectoras me dirán que esto, simplemente, no es posible. Por otra parte, ellas sienten una poderosa necesidad de explorar su naturaleza sumisa, mientras que por otra parte, saben que su marido no solamente rechazará su petición, sino que también puede ser altamente suspicaz, evitando cualquier oportunidad, que pudiera ser posible si ellas no hubieran dicho nada. Valoro esta perspectiva. Las mujeres pueden ser reacias a que la D/s sea un punto de ruptura en su matrimonio.
Aunque algunas veces me pregunto, ¿qué sucedería si le dijeran a su pareja?: “Juan, voy a hacer esta cosa. Es una parte de mí que yo quiero descubrir. Te quiero decir ahora que todo está abierto. Espero que comprendas por qué debo hacer esto. Estoy dispuesta a aceptar las consecuencias si no estás de acuerdo.” Tales acontecimientos son generalmente raros, ¿verdad?
Suponiendo que ella no haga esto, entonces solo hay dos opciones disponibles. O bien, ella opta por no hacer nada sobre esto (y sufre), o ella engañará a su marido (y probablemente sufrirá mucho más tarde). No veo ninguna alternativa feliz.
Porque, al final del día, una mujer no puede tener dos Amos.
Escribiré sobre esto en un próximo blog.

viernes, 16 de diciembre de 2011

La sumisa sola.- Anexo 1

He recibido dos comentarios sobre el último artículo de mi serie de “La sumisa sola” en correo privado. Ambos me han provocado algunas reflexiones y, por lo tanto, he pensado en hacer un breve comentario a mis dos notas finales sobre este tema.
Uno de los emails que recibí, una sumisa me sugería que mi último artículo de la serie parecía estar escrito con demasiada rapidez y sin la suficiente consideración. Pensé bastante sobre este comentario, preguntándome a mi mismo si la remitente estaba en lo cierto.
Es verdad que yo listé esas cosas sabiendo que serían las salidas más disponibles para la expresión de la naturaleza femenina de una sumisa. Pero en posteriores reflexiones, me pregunté a mí mismo si, tal vez, había otra capa más profunda que examinar.
Esto me llevó a preguntarme sobre el espíritu, o tal vez, la espiritualidad de la mujer sumisa. Teniendo en cuenta mi propia experiencia como Dominante, parece obvio que la relación D/s proporciona a la sumisa un nivel de satisfacción que es difícil, si no imposible, conseguir de otra manera (con la posible excepción del servicio religioso e incluso, dado el caso, este sería diferente). Si este es el caso, entonces se deduce que no puede haber ningún sustituto para una relación de este estilo de vida para una sumisa con experiencia.
En pocas palabras, ya sea que encuentre una relación, o que probablemente ella  sufra un aumento de desequilibrio emocional. El proceso de encontrar una pareja es un tópico para otro artículo de este blog. Intentaré enfocarlo en la gestión del sufrimiento.
El budismo enseña que la vida se llena con archivos y estos archivos son el dolor. Por esto, creo que es inevitable que formemos vínculos en nuestras vidas y el enlace a estos vínculos, más tarde o más temprano, se romperán. Cuando se rompen, existe el dolor.
Por lo tanto, la primera lección en la gestión del sufrimiento de la sumisa sola es el reconocimiento de que habrá dolor. Más tarde o más temprano, la relación terminará y no se podrá hacer nada al respecto. Creo que la aceptación de este principio básico pudiera ayudar a preparar a la sumisa para lo inevitable y, por lo tanto, más correctamente ajustado a sus expectativas.
¿Son duraderas algunas relaciones D/s? Estoy completamente seguro que lo son. Algunos dominantes se enamoran de su sumisa, se casan con ella y pasan el resto de sus días con ellas. Tal vez existan otras donde la sumisa se una a una existente pareja D/s como una segunda sumisa y esta relación podría durar muchos, muchos años. Pero, muchas relaciones de la D/s, por desgracia, son mucho más temporales.
Hay una frase muy común en muchas sumisas, que se ha convertido muy típica entre las mismas y que es cómo ellas están esperando al “Único”. Este es su Amor y su Amo, el cual verá lo sumisa y esclava que ella es, la escogerá para él y la conservará para siempre. Algunas mujeres se obsesionan tanto con esta idea, que cada nuevo dominante que llega a su vida, se convierte en ese “Único” potencial. Cuando resulta que no es el caso (como la mayoría de las veces sucede), se sienten terriblemente decepcionadas. Es verdad que, algunas mujeres encuentran al “Único”, pero según mi experiencia, no hay nada más que hacer. Tal vez, al aprender esto también ayudará a determinar sus propias expectativas.
Además, creo que una sumisa debe ser prudente al considerar su salud, edad, economía y otros atributos que pudieran hacer más atractivo al dominante. Si una sumisa se obsesiona por intentar encontrar al dominante correcto, debe comprender lo que ella tiene que ofrecer y dentro de qué contexto, determinar lo que pueda considerar mejor para sus intereses. Por ejemplo, una sumisa de 50 años, a pesar de su experiencia, probablemente no sea interesante para un dominante de 30 años y establecer una relación de larga duración.
Por lo tanto, me parece que establecer expectativas es fundamental para controlar el grado de dolor que la sumisa va a sufrir. Ella puede llenar su tiempo con algunas de las actividades que he mencionado en mi último blog, pero como he dicho, es poco probable que algunas de estas actividades puedan reemplazar realmente la profunda espiritualidad de estar a los pies de un dominante. Ella debe aceptar esto.
Recientemente, una mujer con la que yo tuve una relación una vez, se vió implicada en un interesante proyecto de entrenamiento de un dominante. Este compañero era muy nuevo en este estilo de vida y realmente no sabía cómo manejar a una sumisa. Ella firmó un contrato de seis meses con un hombre, acordando ser su sumisa, y que le enseñara el bondage. En muchos sentidos, funcionó muy bien. Él aprendió mucho y ella se sintió muy satisfecha, no solamente de hacer un excelente trabajo, sino también la dio la oportunidad de sentir el espíritu de la D/s que ella tanto estaba deseando. Por supuesto, el final fue bastante dificultoso, como era de esperar, pues a pesar de todo, durante aquel período de seis meses, las cosas fueron bien.
Tal vez, ¿tiene la sumisa experimentada un rol que desempeñar en el desarrollo de los dominantes nuevos? Puedo decirte que, como dominante, intentar entrenar a otro es todo un desafío. En esta situación, los hombres, con frecuencia, no quieren aprender de otros hombres. Pero, pero aprenden de una mujer.
Tal vez, algunas mujeres sumisas emprendedoras podrían asumir el reto y empezar  una página web con la intención de vincular a las sumisas solas con los nuevos hombres dominantes emergentes. Es una interesante idea, ¿no?
Sin embargo, no importa cómo lo examine, no hay respuestas fáciles para la sumisa sola. En el análisis final, tal vez todo lo que yo puedo ofrecer es que el grado en el que ella elige sufrir será de su propia incumbencia. Ella debe estar preparada en su corazón para aceptar que nunca encontrará a su “Dominante”. Sin embargo, al mismo tiempo, debe estar preparada para probar y buscar parejas con las que interactuar, incluso aunque ella sabe que las relaciones no puedan ser exactamente lo que ella esté buscando. Sin embargo, ella intentará encontrar que merece la pena por la oportunidad de experimentar la D/s dinámica.
Ella debe tener cuidado, por supuesto, y proteger su corazón. La mejor relación D/s lleva mucho tiempo en desarrollarse. La relación de este tipo duradera no se desarrolla nunca con rapidez. La sumisa experimentada es consciente de este hecho y debe intentar protegerse de ser emocionalmente demasiado vulnerable al principio de la relación. Esto será un desafío para ella, puesto que su naturaleza es de darlo todo y, por consiguiente no debe tener prisa.
Y cuando la relación termina, como la mayoría de ellas, creo que es importante para la sumisa centrarse en lo positivo más que en lo negativo. Con esto, quiero decir, para conservar los buenos recuerdos, los eventos positivos, los tiempos felices, y dejar que se olviden los momentos negativos en cuanto antes. Al hacer esto, ella construye un almacén de recuerdos maravillosos que pueden ser agradables para los períodos en que ella esté sola.
Hummmm…esto ha sido mucho más largo de lo que yo tenía en mente, creo que contestaré a los comentarios públicos en otra entrada.

lunes, 12 de diciembre de 2011

La sumisa sola.- Parte III

Empecé esta serie de artículos sobre “La sumisa sola” con una breve descripción sobre las diferentes clasificaciones que yo uso. El segundo artículo describía los casos particulares de la sumisa recientemente despertada y no provocada. En este artículo final, examinaré los temas mucho más complejos de cara a la mujer sumisa experimentada.
La sumisa experimentada es una mujer que ha aprendido a aceptar su naturaleza y que probablemente ha estado involucrada en una relación del estilo de la D/s o una especie de relación formativa a largo plazo con un amigo dominante. Ella tiene un alto conocimiento del proceso de la D/s, no solamente desde una perspectiva teórica, sino también desde su propia experiencia personal. A partir de esto,  ha aprendido el valor de la dinámica de la D/s tanto en términos de cómo satisfacer, sino también de la forma en que lleva su equilibrio. Por lo tanto, es natural que busque una pareja dominante, incluso deseándola desesperadamente, que pueda proporcionarle la energía y complementariedad que necesita.
Desgraciadamente, mi experiencia me dice que existen muchas más mujeres sumisas  que hombres dominantes poderosos con los cuales unirse como pareja. Hay muchísima especulación en cuanto al por qué esto pueda ser el caso, pero para los fines de este artículo, es simplemente suficiente reconocer que la sumisa experimentada suele tener alguna dificultad para encontrar pareja.
Así pues, ¿qué puede hacer ella?
Las sugerencias que expongo a continuación, no las recomiendo para todas, ni tampoco sugiero que lo intenten. Más bien, lo que trato de decir,  es que estas cosas que he descubierto, han funcionado en otras experiencias pasadas o cosas que he oído hablar que también han funcionado para ellas.
Los grupos de encuentro: Para algunas sumisas, llegar a estar involucradas en un grupo de encuentros tiene numerosas ventajas. Las permite encontrar a otros dominantes que pudieran potencialmente convertirse en sus parejas. Les facilita un grupo de otras personas con las cuales puede compartir intimidades. Se ofrece la oportunidad de trabajar voluntariamente (una forma de servicio). Permite una amplia variedad de experiencias de “juegos o sesiones” que, si no son reales, permiten la ilusión de ser creados para un periodo de tiempo.
El trabajo comunitario: El trabajo voluntario es una salida útil para la sumisa que necesita servir. Este trabajo voluntario puede hacerse de muchas maneras, tanto seculares como religiosos o voluntariados. Una sumisa puede obtener una gran satisfacción al hacer este tipo de trabajo.
Relaciones online: aunque no es tan satisfactoria como la del mundo real, la relación D/s de este tipo tienen también un gran valor en una relación D/s online. Los límites de la relación pueden ser fácilmente establecidos, las parejas no necesitan estar en la misma localidad y a la sumisa se le puede asignar una amplia variedad de tareas que la mayoría  satisfarán sus necesidades. Sin embargo, la falta del contacto físico es obviamente un problema significativo. Aunque este puede, algunas veces, ser aliviado por los encuentros ocasionales, que la sumisa necesitará para satisfacerla más íntegramente.
Pasatiempos creativos: Ya se trate de escribir, arte, música, etc. no tengo la menor duda de que la sumisa está llena de una maravillosa energía creativa. Encontrar la manera de expresar esta energía, asumiendo que no tiene una relación de este estilo de vida, pudiera dar rienda suelta a su proceso creativo e imaginación. Si bien este enfoque es más bien un parche que una solución (dado que solamente dura mientras el proceso creativo fluye) puede ser algo beneficioso.
Por lo tanto, ahí tienen mi lista. Si eres una sumisa sola, tal vez tengas otras ideas que te gustaría compartir. Siéntete libre para escribirlas en la sesión de comentarios.

jueves, 8 de diciembre de 2011

La sumisa sola.- Parte II

Como he descrito anteriormente, existen tres (o cuatro) variantes de la mujer sumisa sola. En general, lo que tiende a distinguirlas es el número y tipo de relaciones D/s que han experimentado. Como tal, las opciones que están disponibles para ellas son también variadas.
Para la mujer dormida, el mejor consejo que yo puedo dar es que lea y aprenda. La primera, y en cierto modo más difícil, el trabajo estará en que admita su propia naturaleza sumisa. La tendencia es luchar contra esto a cada paso. Existen muchas razones para esta resistencia, pero es raro que una mujer pueda darle la vuelta a esto en un día y decir: “Soy sumisa y me siento bien así.” Antes de que algo pueda ser conseguido, este tipo de mujer tendrá que admitir, al menos, que ella está interesada en aprender más y valorar que las relaciones de la D/s son mucho más complicadas que encontrar un camino para sexo caliente.
Para muchas mujeres, el proceso de “despertarse” empieza normalmente a través de lecturas eróticas, viendo películas pornográficas o teniendo fuertes fantasías sexuales de violación, secuestro, etc. En todas las fantasías que comparte un elemento común, la mujer no tiene el control de la situación.
Hasta el momento en que la mujer puede admitir que su naturaleza no está alineada con las normas “correctas políticamente” aceptables y siente la necesidad de saber más, entonces no hay mucho más que hacer, excepto ofrecer una palabra de precaución. Incluso aunque ella no admitiera su naturaleza, este estado interno estará motivado e impactará en su conducta, actitudes e interacciones. Es posible que pueda tomar malas decisiones con respecto su a pareja, tener dificultades para lograr el equilibrio y actuar de una manera impulsiva cuando ella debería ser prudente. Contra más pronto pueda admitir su naturaleza, más pronto empezará a aprender cómo ha estado afectando a todos los aspectos de su vida.
La siguiente categoría que yo me refería, era la de la sumisa recién despertada. Esta es una mujer que recientemente ha tenido la explosión de su sumisión con tal profundidad y de una manera tan significativa que no es posible ignorarla por más tiempo. Aunque esto frecuentemente se manifiesta como un deseo sexual tremendo (algunas veces conocido como “fiebre de la sumisa”) no puede ser reprimido por cualquier tipo de sexo o autoplacer. En la mayoría de los casos, la respuesta de la sumisa ha estado provocada por un dominante en concreto (sea hombre o mujer). La sumisa tenderá a gravitar sobre este individuo, con ganas de estar cerca de él, intoxicada por la intensidad  y riqueza de sensaciones que ella está sintiendo. Es interesante observar que el dominante individual, puede o no puede, ser consciente del hecho que ha provocado esta respuesta. Muchos dominantes desconocen el efecto que tienen sobre ciertas personas.
Por mí mismo, dado que mi interés está principalmente por la mujer profundamente sumisa, la provocación de la respuesta es deliberada. En casi todos los casos, la mujer profundamente sumisa requiere una gran cantidad de energía antes de que ella sienta su respuesta. A menudo, esta ha sido cubierta por capas y capas de defensas psicológicas para protegerse de los abusos.
Sin embargo, independientemente de cómo sea provocada, es fundamental que la sumisa reconozca lo más pronto posible lo que ha sucedido y pueda tomar las medidas adecuadas. No hay tiempo, cuando la mujer está en mayor peligro es cuando ha sido provocada por primera vez. Cuando la fiebre de la sumisa es alta, deja de pensar racionalmente y hará cualquier cosa para sentir estas sensaciones y tener sus necesidades satisfechas. Si sus elecciones son malas, se podrá encontrar en situaciones donde ella podría estar en riesgo mental, emocional y físicamente.
Como tal, recomiendo con insistencia que esta sumisa necesita alguien o un consejero que la guíe a través de los primeros estadios de su despertar. Esa persona podrá ser su pareja, tal vez alguien de la comunidad D/s que conozca y tenga confianza o, quizás alguien encontrado en Internet. Donde la persona se encuentre no tiene mucha relevancia. Lo que es importante es que sea alguien con experiencia, que conozca lo que están haciendo y que puedan manejar las tremendas oleadas emocionales que la sumisa probablemente esté experimentando. La mejor manera de asegurarse que la persona adecuada ha sido encontrada es preguntarle por referencias. Cualquier dominante experto y desinteresado competente debería ser capaz de facilitar un número de referencias de otras sumisas con las que él haya trabajado en el pasado.
Mi otro consejo, es para la sumisa que acostumbra por guiarse por su propio instinto. Aunque su mente no puede estar trabajando muy bien, cogida entre las garras de la fiebre de la sumisa, su “barriga” pronto será capaz de avisarla si algo anda mal. Si encuentras un dominante que afirme ser capaz de ser tu consejero y no parece el correcto, entonces, no lo aceptes por valor nominal. Busca otro.
Una vez que ella lo ha encontrado, entonces no hay que preocuparse mucho en tanto cuanto el período de entrenamiento no haya terminado. Esto puede tardar desde tres meses a tres años, dependiendo de una serie de variables.
Lo que suceda después de todo esto, será el argumento de mi próxima entrada.

domingo, 4 de diciembre de 2011

La sumisa sola - Parte l

Hasta ahora, en este blog, me he centrado en la comprensión de la relación D/s, en el desarrollo de la sumisa y el dominante y en algunas de las técnicas que pueden ser usadas para mantener y desarrollar la relación entre las partes en una relación D/s.
Pero y, ¿la mujer sumisa sola, sin pareja? Al no poder satisfacer sus necesidades de servir a otra persona, ¿cómo hace frente a esto? ¿Qué alternativas, si las hay, están disponibles para ella?
Esto es un tema importante. Lamentablemente, de acuerdo con mi experiencia, existen muchas más mujeres profundamente sumisas entre la población que dominantes responsables auténticos  a quienes pudieran tener por pareja. Las consecuencias de esta situación puede ser, a menudo, una situación muy desafiante.
Existe un par de categorías de diferentes mujeres sumisas solas que pueden ser tenidas en cuenta.
1. La sumisa dormida.- Una mujer con alma de sumisa, que no es consciente de su naturaleza y  que nunca ha sido despertada. Tales mujeres pueden dedicarse a una amplia gama de profesiones o comportamientos mal adaptados, no siendo realmente conscientes de por qué lo están haciendo, ya que su sumisión busca una salida. Frecuentemente, estas conductas tomarán la forma de mecanismos de defensa, ocultando su naturaleza. A menudo, serían profundamente temerosas de sus consecuencias si alguna vez fueran expuestas. Algunas adoptarán posiciones “anti-hombres,” algunas pueden desarrollar obsesiones, mientras que otras pueden llegar a ser vitriólicas en sus ataques contra la comunidad de la D/s. En muchos casos, ha habido incidentes en su pasado cuando expusieron parte de su naturaleza y sufrieron abusos, o de alguna manera, se aprovecharon de su confianza.
2. La sumisa experimentada.- Esta mujer ha tenido una o más relaciones D/s, sabe de lo que se trata y quiere tener una de nuevo, pero es incapaz de encontrar una pareja competente. Tales mujeres están normalmente abatidas, sabiendo lo que tienen de menos y frecuentemente se cuestionan su valía personal. Pasan mucho tiempo en varios sitios web de encuentros, pero no pueden encontrar una pareja adecuada que las lleve a preguntarse cuál es su problema.
3. La sumisa recién “despertada”.- Esta es una mujer que nunca ha estado en una relación D/s por completo, pero ahora se ha dado cuenta de su naturaleza. Me he encontrado con muchas mujeres de este tipo a las que he orientado. Habiendo sido despertada, ella no busca una relación a tiempo completo, puesto que está teniendo dificultades para encontrar a una persona adecuada.
4. La mujer sumisa casada/sola.- Este tipo de mujer puede estar en cualquiera de las tres categorías anteriores, pero está también casada. Por desgracia, su marido no tiene la energía dominante que ella está buscando. Por lo tanto, aunque incluso esté casada, desde la perspectiva de una relación D/s, está sola.
Todas estas mujeres comparten una cosa en común, una profunda necesidad de servir, ofrecer su sumisión a otro y la oleada de energía limpia procedente de una bien equilibrada interacción con un dominante. No tener esta capacidad, la puede llevar a todas las maneras de negatividad. Por eso, me parece, que desarrollar un conjunto de habilidades que las permita expresar su sumisión, incluso si ella no tiene una pareja, es fundamental para su equilibrio en general y salud.
Sobre esto es lo que escribiré en mi próximo artículo para este blog.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Sí y no

Hoy, alguien me ha recordado algo que yo había escrito anteriormente en otro artículo:
“La esencia de la sumisa es decir: sí. La esencia del dominante es decir: no.”
¿Qué es lo que quiero decir?
El poder y la energía de la sumisa son usados al servicio de otro. La sumisa nunca rechaza una petición o una orden. Su respuesta es siempre “sí.” “Sí, haré tal como se me diga.” “Sí, voy a confiar en usted para que me cuide.” “Sí, seré honesta en todas nuestras interacciones.”
El dominante expresa su poder y energía a través del control y responsabilidad sobre sí mismo y otra persona. La implicación aquí es decir “no”. “No, no perderé el control de mí mismo.” “No, harás lo que yo te diga.” “No, usted no tiene mi permiso.”
Aunque estoy seguro que es posible reorganizar estas frases para adaptarlas a sus sentidos semánticos, creo que el sentimiento subyacente es correcto. Por definición, la sumisa está bajo el control del dominante. Ella le ofrece sus servicios y su acuerdo completo con todas las cosas. Sin importa cuán fuerte la presione, ella hará tal como le diga. Por supuesto, si alguna vez, ella siente que la relación ha migrado a una zona de abuso y que sus peticiones son imposibles para ella, esta puede elegir el terminar la relación, a sabiendas que será el final. Pero, bajo condiciones normales, ella siempre dirá “sí”. Esto puede ser incómodo, puede herir, puede ser desagradable, pero ella no tiene otra opción.
Ella hace esto, porque confía en su pareja para que la controle de una manera responsable y para desarrollarla de forma inteligente.
El dominante encuentra una satisfacción enriquecedora en el ejercicio del poder de control y en el desarrollo de su pareja. Se enorgullece de sus logros, siente una cierta vanidad en mostrar a su “bebè” y encantado por los servicios que ella le ofrece. Él disfruta de su responsabilidad al cuidarla, desarrollándola y protegiéndola. Hay una emoción íntima al saber cómo  la controla y cómo ella ha puesto todo, incluso su propia vida, en sus manos.
Por lo tanto, ambas partes ganan. Sin embargo, ambas partes deben dar su opinión sobre la relación. Lo que ofrecen es muy diferente, no están en la misma línea. Pero,  si ambas partes no se preocupan de lo que la otra necesita, la relación está condenada al fracaso.
Por supuesto, esto trae a colación la pregunta de la sumisión individual. ¿Qué es lo que una sumisa hace, cuando no tiene un dominante que la controle, la facilite un marco y una estructura y regule su conducta?
Esto, creo que será el tema de mi próximo comentario en este blog.


domingo, 27 de noviembre de 2011

En el bar

Empezamos a hablar con él mientras estábamos sentados en el bar. La conversación fluía con facilidad y, finalmente, nos trasladamos a unos asientos más cómodos en la parte posterior del salón. Bebimos mucho más y pronto estuvimos hablando sobre sexo. Él podía ver que yo era mayor que ella y un buen negocio y esto despertó mi curiosidad. Contesté a unas pocas preguntas suyas y se dio cuenta de que ella era sumisa.
“¿Qué significa eso exactamente?” preguntó él.
“Significa,” repliqué, “que ella hace sexualmente lo que yo digo. Exactamente.”

“¿Realmente?” Sus ojos se abrieron de par en par. “Sospecho que es duro creer en esto actualmente y con esta edad. Usted sabe, cuando las mujeres están destinadas a ser liberadas, etc.”

“Ella está tan liberada como nadie,” digo. “Ella ha elegido libremente no negármelo.”

Él parecía no estar convencido. Miré a mi alrededor. Las luces estaban bajas y no había nadie cerca de nosotros. Ella y yo estábamos sentados en un sofá opuesto al de él, con una mesa baja entre él y nosotros.

“Enséñale tus bragas,” le dije a ella.
Ella le miró fijamente. Llevaba una falda que me gustaba mucho, corta, pero completa, no ajustada. Ella se la subió hasta la cintura y la mantuvo ahí mientras él miraba. Luego, la dejó caer.
“Por Dios,” dijo él. Pensó durante un momento. “Por cierto, ¿qué consigue usted al hacer que ella haga esto?”
“No voy a darle a usted una lista de explicaciones,” dije. “Pero, algunas veces, la pongo sobre mis rodillas y la azoto. Me gusta hacer eso.”
“Lo apuesto,” dijo él. “Porque, seguramente, ella no hará cualquier cosa.”
Pude ver cómo su mente estaba dando vueltas. Él había empezado a preguntarse si llegaría a tener suerte. No pude resistir el burlarme de él un poco.
“Ve al cuarto de aseo señoras,” le dije. “Quítate las bragas y me las traes.”
Sin decir ni una palabra, ella se puso de pie y se marchó. Cuando se fue, él me acribillaba a preguntas. “¿Existían límites a lo que ella debería hacer?”  Por supuesto, le expliqué que sí. Nunca la ordenaría hacer algo que le hiciera daño. Pero, por lo demás, todo era posible.
Ella volvió y se sentó de nuevo. Me entregó sus bragas y las guardé en mi bolsillo.
Enséñale lo que él quiere ver,” le ordené.
Ella levantó su falda otra vez y, lentamente, separó sus piernas. Dejó que los ojos de él festejaran la visión y, luego, su falda volvió a su posición.
“Ya es tarde,” dije. “Será mejor que nos vayamos a dormir.”
La decepción estaba a la vista en su cara. Ella se levantó para irse. Mientras se giraba para marcharse, levantó su falda por la parte posterior, mostrándole su culo desnudo, antes de alejarse rápidamente.
Subiendo las escaleras hacia nuestra habitación del hotel, ella sonrió. “Me estaba preguntando lo lejos que habías llegado.”
“Yo también,” dije. “Si te hubiera dicho que lo llevaras fuera y le chuparas la polla, ¿lo habrías hecho?”
“Probablemente,” dijo ella. “Pero, me sentí muy aliviada de que no me lo dijera.”
“Quizás, la próxima vez,” dije.
Ella tenía esa mirada mendicante en sus ojos. “Fólleme, por favor,” dijo ella.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Someterse físicamente

Habían hecho planes para reunirse en la casa de ella, bloqueando todo para estar toda la tarde juntos. Los dos sabían lo que estaban planeando, pero ella no tenía ni idea de lo que pudiera pasar.
Una vez que estuvieron en el dormitorio y con las ropas quitadas, ella se quedó asombrada de la belleza del cuerpo de su dominante. Delgado, fuerte y tonificado, la forma de su cuerpo era la cosa más agradable y hermosa que ella hubiera visto jamás. El color de su piel tostada, tan bella como la arena de la playa, suave y lisa al tacto de la yema de sus dedos. Por lo general, ella era bastante tímida, según su apariencia, puesto que había tenido sobrepeso un tiempo atrás. Tenía miedo de que él pudiera sentirse incómodo con lo que viera, pero, a su vez, él estaba contento. Su placer la hizo llevarla al cielo con el deseo, mientras él acariciaba su piel y hundía su lengua en la boca de ella.
Las cinco horas se desdibujaron orgasmo tras orgasmo, con su pene profundamente mentido dentro de ella y su lengua y dedos sumergiéndose en cada orificio, sondeando y buscando. La penetró por todas partes, a voluntad, y ella cedió voluntariamente, la sorprendió. Su placer era insoportable. Cuando él agarró las piernas de ella, las puso sobre su cabeza y su cara se incrustó en su coño, ella no podía respirar. Ella gritaba de placer, una y otra vez, faltándole el aliento entre los orgasmos. Ella quería más y más, ser cogida, ser lamida, ser penetrada y sometida a su propio éxtasis.
Él sabía lo que ella necesitaba, incluso cuando ella misma no lo sabía. Él sabía lo que le gustaba, incluso aunque él no lo hiciera por esta razón. Él cogía el cuerpo entero de ella para su propio placer. Lo probaba, lo penetraba, lo follaba, lo lamía, lo hacía correrse repetidamente, todo para su propio placer. Ella era su orquesta y él estaba escribiendo la sinfonía. Cada nota que ella golpeaba con sus lamentos, cada gemido que emanaba de su garganta, cada bocanada de aire, todo era música para sus oídos. Ella era el instrumento, él era el compositor y el músico.
Ser complacida de tal manera era totalmente nuevo para ella, descubrió que una vez que alguien entra en la Tierra Prometida, no hay manera de que la deje por voluntad propia. Ahora, ella era esclava de sus deseos. Ver su sonrisa, saber que, de alguna manera, le había complacido, consolarle, apoyarle, protegerle, ser de su propiedad, ceder ante él, ser dirigida por él, ser entrenada por él, trabajar para él, ser derribada y reconstruida por él, ser tocada por él, tanto física, emocional y espiritualmente, todas estas cosas constituían la razón de su ser. Esto es todo lo que ella anhelaba, todo lo que deseaba. A este reino es donde ella pertenece.
Una vez, érase una mujer que luchaba contra todos y contra todo. Una yegua salvaje que era inquebrantable. No podía encontrar lo que había estado buscando toda su vida, porque no sabía lo que era. Al viajar por la carretera equivocada después de un mal camino, sólo llegó a callejones sin salida. Hasta que le conoció. Ser derribada era su gran deseo. Ella no podía ser derribada hasta que pudiera confíar. Toda su ternura, su amor, su bondad le enseñó a confíar. Entonces, su dominación la derribó. Nunca había sido más feliz.




domingo, 20 de noviembre de 2011

Soy una nave

Ella llevaba pensando en esto desde hacía mucho tiempo:
“Ser el barco para la semilla de mi Dominante… me satisface algo muy profundo y, a la  vez, a la sumisa que hay dentro de mí.” Le dijo a su Dominante.
Por motivo de sus horarios y disponibilidades personales, habían limitado el tiempo para estar juntos físicamente. Por lo tanto, sus sesiones o encuentros tendían a ser bastante intensos.  Él la poseía por completo con el toque de su mano, sus mordiscos y pellizcos cortándole el aliento de camino hacia su dormitorio. Cada golpe con la mano, el cepillo o el cinturón la llevaba al subespacio, complaciéndose ambos mutuamente con el uso del cuerpo de ella y su sumisión hacia él. Después de usarla, después del dolor y del placer, después de los interminables orgasmos regalados por él y que, gentilmente, le devolvía ella…Cuando él está a punto de correrse, tanto si lo quiere en su boca o en cualquier otro de los orificios de ella…cualquier sitio que él elija…
En ese momento tan íntimo, tan excitante y explosivo, siente que todo su cuerpo resplandece, es como si todo su ser se estuviera corriendo con él… le habla, recordándole lo que es y para quién es…su puta, su zorra, su esclava…simplemente suya. Y, en ese perfecto momento, en que puede sentirle explotar dentro de ella…su alma canta de felicidad…
Porque ella es una criatura muy curiosa, le preguntó a su Dominante sobre este sentimiento tan abrumador.
“Me hace sentirme orgulloso y feliz,” le contestó.
“Yo también,” le replicó ella.