Una vez, hablando
online con una sumisa, me preguntó que es
lo que un dominante quiere conseguir de la relación. Yo sé lo que quiero
y por qué lo quiero, dice ella. Sé que clase de satisfacción consigo. Pero no
comprendo por qué el dominante quiere hacerlo.
De acuerdo, estoy
pensando, usted no comprende por qué un hombre quiere una relación en la cual
una mujer deseable le dice:
“Haré cualquier cosa
sexual que usted quiera en cualquier momento y en cualquier lugar. Sólo tiene
que mandarme lo que usted quiera y lo haré. Así es como yo soy. Úseme.”
Luego, me preguntó:
“¿Por qué un hombre
quiere hacer esto? Bueno ¿qué es lo que no le gusta?”
Pero, esta no es
realmente la respuesta. Un hombre que usa la D/s simplemente como una manera de
conseguir placer físico ilimitado de una mujer, está perdiendo el norte. Yo no
soy una persona que menosprecie las delicias del efecto de un trabajo bien
hecho. Pero hay algo más que eso. Se trata de maximizar la cantidad de placer
que consigues. Se trata de conseguir una especie de placer muy particular, uno
que solamente la D/s puede ofrecer. No creo que nadie pueda decir esto con
mucha frecuencia: Lo importante es conseguirlo en el interior de la cabeza de
ella, no en el interior de sus bragas. No existe ningún placer tan completo
como la sensación que tiene el poder de controlarla, de encontrar qué botones
hay que pulsar y presionar en el orden preciso y en momento adecuado.
Cuando tú la azotas,
seguro que es bonito manejar la mano, el cinturón o la fusta, como cualquier
clase de ejercicio físico y es estéticamente agradable ver como su culo se
enrojece o ver los moratones que le has ocasionado. Pero, la excitación real es
el sentimiento que procede de saber de que puedes someterla a eso que, incluso
si pica o duele, es realmente difícil que ella lo quiera. Ella no quiere el
dolor por si mismo sino el placer perverso de hacerlo para soportarlo, incluso
si ella grita. Incluso si llora (que, por cierto, es bueno que llore y se
desahogue).
Ella quiere sentir el
dominio. Y el placer del dominante procede de saberlo. Procede de sentir la
respuesta de ella, sentirse ella plegada a la voluntad de él, el sentido de
poder que le da a él. Cuando tú experimentas esto, es una tormenta perfecta de
sensaciones físicas y mentales. Usted recibe una descarga de adrenalina, la
sangre fluye a su polla y, al mismo tiempo, sientes que su cuerpo y mente están
respondiendo al tuyo. Esa sensación de tener otra persona indefensa temblando
en mis manos es lo que yo deseo. Pero no es una cosa fácil expresarlo con
palabras.
La sensación de tener indefensa y temblando en sus manos a alguien, equiparado a la misma sensación de sentirse resguardada bajo el regazo de él, de sentir plena satisfacción de la total entrega a su dominio, el decidir complacerlo y entregarse en sus manos, arcilla moldeable, seducción y dominio de mente dan como resultado total compenetración en ambos. (eso siento)
ResponderEliminarSaludos Caballero
Están acertados tus sentires, Ame.Observo que tienes una sensibilidad muy potenciada y conoces bien el mundo de la entrega, el deseo y el placer...
ResponderEliminarFeliz día,
Ben Alí
Son pocos los Dominantes que se atreven a expresar lo que realmente sienten, existen muchos blog donde dan consejos y explicaciones sobre el BDSM., pero pocos los que tienen la valía de mostrar lo que sienten, como se enfrentan cada día a un nuevo reto y pese a los muchos errores y faltas que cometan con ellos, eligen seguir adelante con el aprendizaje de su sumisa, para mi una responsabilidad poco reconocida, hasta por las sumisas... ojalá se encontraran más blog como el suyo y que hubiese más participación de Dominantes, no podemos coger como guía lo que leemos, cada uno tendrá su manera de ser y aplicación de sus doctrinas, pero, si es una buena base para las que no tienen mucha experiencia, conocer más afondo como actúan las parejas D/s., creo nos ayudará a conocernos mejor y no caer en trampas de personas que no van con buenas intenciones y toman esto como un vicio para tener sexo fácil.
ResponderEliminarNo me cansaré de agradecerle su transparencia y la delicadeza que pone en cada entrada.
Saludos.
Brisa.