“Desnúdate,”
le digo.
Ella no
esperaba esto. Me gusta cogerla desprevenida, descompensar su equilibrio, para
que no se dé por satisfecha. Ella se desnuda. Puedo ver su inseguridad por lo
que va a pasar a continuación. Bien.
“Ven aquí y
arrodíllate,” le ordeno señalando hacia donde está mi silla. Se arrodilla y levanta la mirada expectante.
“Quítame los
zapatos y los calcetines,” le ordeno.
Cuando mi pié
está desnudo, le digo que le dé un masaje. Ella ha hecho esto antes. Aplica
golpes firmes para no hacerme cosquillas, trabajando la zona carnosa del arco del
pié, manipulando el tobillo y apretando los dedos del pié.
“Chúpalos,” le
digo. Ella se introduce uno de los dedos de mi pié en su boca. Juega
coqueteando, simulando una felación picante.
“Abre más tus
piernas,” le digo.
Pongo mi pié
contra ella, los dedos de mi pie se encrespan sobre su monte de Venus y mi
talón presionando contra su sexo. Se lo froto con mi pie, luego empujo mi dedo
gordo del pie en su vagina. Está húmeda y entra con facilidad, pero no muy
profundo.
“Hazlo por mí
mientras miro,” le digo.
Su dedo se va
hacia clítoris. Meneo mi pié mientras ella se masturba, despacio y sensualmente.
“Puta,” le
digo.
Ella mira con
seriedad, concentrándose. Se corre. Siento que su coño se aprieta alrededor de
mi dedo del pié.
Le sonrío.
“¿Piensas que yo podría hacerlo por ti solo con mi dedo? ¿Sin mis dedos?”
“Lo dudo,”
dice ella.
“Ya veremos,”
contesto.
Juego interesante..
ResponderEliminarLos juegos de seducción son placenteros si llevan la voz de mando armoniosa, equilibrada, firme y dominante.
ResponderEliminarLo siento, no he entendido ésto
"Le sonrío. “¿Piensas que yo podría hacerlo por ti solo con mi dedo? ¿Sin mis dedos?”
Saludos Caballero