miércoles, 23 de octubre de 2013

Entrenar a una sumisa



Este tema siempre ha sido para mí un poco delicado. Sobre todo, porque la noción del “entrenamiento de las mujeres o la sumisa” se dice o usa de una manera casual o sin pensar y, muy a menudo, con connotaciones que no evitan el pensar en un proceso, que no es más que enseñar a un animal irreflexivo para realizar trucos, según se le ordene.

Si esta es tu particular manera de llevar el tema, a cada uno lo suyo. Pero, tengo que decir que, en absoluto, va conmigo. Puede que tenga algún sentido en el que la conducta de la sumisa pueda ser y, de hecho, hasta cierto punto, modificada de una manera similar a la que usa un domador o entrenador cuando trabaja con un perro o un caballo, por ejemplo. Sin embargo, siento con estupor que aquellos que se limitan a este camino, están perdiendo algo mucho más profundo y yo diría que casi todo.

Sí, somos creaturas de la tierra, por así decirlo, tanto el Dominante como la sumisa estamos sujetos a nuestras lujurias y pasiones, al igual que los otros animales que nos gusta tildar como “inferiores.” Pero, ninguno de nosotros es tan simple como aquellos y esto es algo tan obvio que no puedo pensar que realmente necesite explicarlo.

Así que, por supuesto, usted puede pensar en tratar a su sumisa como al “perro de Pavlov” y, posiblemente, hacer algunos avances, ver cómo se sienta y ladra bajo una orden, ver cómo hace algunas cabriolas para llamar su atención, verla chupar la polla como la mascota que ella es. ¡Qué gran cosa! Pero, si esto es todo lo que usted busca para que lo tenga en cuenta, usted no conseguirá nada.

La verdadera obediencia de una mujer, que vive y respira como ser humano, nunca puede ser entrenada en ese sentido, no puede ni debe ser obligada ni manipulada para conseguirla. Su confianza y su entrega sólo puede ser ganada.

La entrega real es una respuesta de orden superior que fluye del alma humana y no se inspiró para responder a la llamada de un tirano profundo o un “dominante” narcisista con un látigo, que nunca mira más allá de las recompensas fáciles de acción y reacción y parecen pensar y tratar a las sumisas como si ellas fueran creaturas inconscientes o sin alma.

Sin duda, ellas van con frecuencia a las sesiones de una manera que evocan ese aspecto de sus naturalezas, animales dentro de ellas. Así que, en ese contexto, ella puede ser reducida en esos momentos a un nivel animal, en función del mutuo acuerdo. Pero, el hecho es que, en un sentido mucho más amplio, ella nunca es menos de lo que fue siempre. Todo un ser humano de igual valor.

Así pues, la formación real debe apelar a ese otro nivel, a la mente que piensa, al corazón que ama, al alma que duele para unirse con la tuya.  Ello debe llegar a su interior profundo. Hablando con seducción a todo lo que ella es, si es para conseguir cualquier tipo de verdad o como una obediencia duradera.

Por lo tanto, entrenar la sumisa en el sentido que pienso, es algo que se muestra con cuidado y con respeto. De cómo la sumisa pueda encontrar en tí un lugar seguro para hacer realidad sus inclinaciones naturales, un hogar donde la obediencia quiere fluir desde su corazón para ser valorada y utilizada por alguien que realmente sepa con exactitud qué es lo que tiene en sus manos.

Luego, entonces, no hay necesidad de entrenar al perro. Usted lo tendrá todo de la única manera que realmente importa: El regalo de una vida, de un corazón a otro, la entrega de su alma, entrega pura y honesta, tan libre como las mariposas que solo quieren la luz en tu dedo, cuando la llamas a casa.

3 comentarios:

  1. Tengo una duda, bueno realmente muchas. Pero en referencia al artículo tengo esta ¿Por qué hace falta entrenar a una sumisa, es eso necesario, es que el amo no tiene suficiente con la personalidad de su sumisa?
    Yo soy sumisa, o así me siento, tengo 22 años, solo he tenido un Amo, y no tengo prisa en encontrar otro, debido a todas mis dudas y a no estar dispuesta a aceptar algunas reglas que no creo que sean necesarias.
    Si me he fijado en su blog, es porque se aparta del bdsm, y he hablado con gente en foros y chats, que me dicen que realmente no soy sumisa, que me gusta la disciplina domestica pero no la sumisión, y ¿no es lo mismo?
    ¿No soy sumisa si no acepto todas esas ceremonias que aparecen en otros blogs, o no duermo a los pies de mi Amo, o no me dejo atar y que me cuelguen del techo?
    Y a lo que voy ¿Por qué quiere entrenar a su sumisa? ¿No está orgulloso de ella tal y como es?
    Un saludo y perdone si me extendí demasiado
    Belén

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    1. En mi artículo, dejo bien claro lo que pienso sobre el entrenamiento de una sumisa y creo que tienes todas las respuestas a las preguntas que me haces. Lo importante es que tu Dominante gane tu confianza y a partir de esta conquista, llevarte por el camino de tu sumisión.
      Como la D/s es una relación muy especial, lo importante es hablar o negociar unos límites y un ritual que sean punto de partida para la relación, de modo que se tengan unas normas por las que se rija. Al principio pueden ser unas normas básicas que se pueden ampliar o reducir en función del dinamismo de la relación. La aceptación de las mismas ya es de por sí, para la sumisa, una demostración del acatamiento de esas normas, generalmente, inducidas e impuestas por el Dominante que es quien se supone va liderar la relación, una actitud de sumisión y obediencia.
      Al negociar esas normas es donde se pueden exponer lo que les gusta a cada uno y son un punto de partida. Pero, por encima de todo, es aceptarse mutuamente y trabajar la relación bajo esta premisa. ¡Ah! y no olvides el consenso entre las partes.
      Hay un gran diferencia entre la disciplina entre la Disciplina Doméstica y la D/s. En la primera, se trata de la disciplina y obediencia pura y dura de la mujer a su hombre o pareja en todos los aspectos de la relación. Mientras que en la D/s, además de esa disciplina y obediencia, abunda más la exploración erótica en un espectro muy amplio en el que se incluye el sadomasoquismo.
      Y, por último, sumisa es cualquier persona que se somete y acata voluntariamente unas normas y disciplina impuesta por otra persona.
      Feliz día

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  2. Gracias por contestarme, me ha dejado las cosas mucho más claras, y me doy cuenta que no siento la Ds y mucho menos el bdsm. Y aunque me siento un poco perdida, mi sumisión ha de encontrar otro camino.
    Un saludo
    Belén

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