domingo, 30 de agosto de 2015

Sufrir para mí

Lo admito, yo pudiera tener una ligera vena sádica o al menos, a veces, creo que sí. Y sin embargo, no soy capaz de arrancarle las alas a una mosca y verla morir siendo tan pequeña. Si lo llegara a hacer, de hecho, cargaría con un descomunal sentido de culpabilidad por tal acto. No, no me excito ni gratifico sexualmente por el acto de infligir dolor. Así que, después de todo, quizás no tenga mucho de sádico. Sin embargo, hay algo en el sadismo que me atrae como a una polilla la llama. De hecho, si ella fuera mi sumisa, querría que sufriera por mí.
Pero, el sufrimiento en una relación D/s con una sumisa no supone necesariamente un dolor extremo y, por tanto, no hace daño. Infiere a la lucha. Así pues, es más fácil decir que quiero que luche por mí y, en esta lucha, hay sufrimiento. Pero yo no quiero contemplar solamente la lucha. Quiero sentir que ella lucha. Quiero saber la batalla interna que se libra dentro de ella y quiero sentir cada manifestación de su lucha entre las fuerzas de la entrega, versus ego, y un deseo de agradar, versus autopreservación. Ella no es el dolor y el derramamiento de sangre en el campo de batalla, sino el heroísmo, el honor y la lucha por la victoria que me parece tan atractiva. Y la sumisa, que es el campo de batalla donde se desarrolla la lucha por la victoria de su propia entrega. Y quiero saber de ella y de su lucha íntima.
Le impongo retos, no solo para el dolor o incluso para el placer, sino también para la lucha. Cada vez que se enfrentas a un reto difícil, incluso imposible, la batalla interna se balancea entre el deseo de rendirse ante el dolor abrumador o el placer, versus el deseo, o el placer frente al deseo de la victoria en una entrega absoluta a su Amo que, sin lugar a dudas, es erótica. Y cada vez que le gana a su ego, el sentido de sí misma o la propia preservación, la hace más fuerte y confiada. Por su victoria, no será menos sumisa. De hecho, la hace más sumisa. Porque en su confianza y conciencia de sí misma, siente un deseo de profundizar todavía más en las interioridades de la sumisión.
Y cuando digo que no sólo quiero verla sufrir, sino que quiero sentir su lucha, lo quiero decir literalmente. Quiero sentir físicamente la batalla emocional y táctil jugando en su interior en la medida que lucha por la supremacía de la sumisión sobre su ego. En el placer y en el dolor que quiero que esté literalmente dentro de ella, siendo una parte suya y su lucha como sea posible. Aunque, tampoco soy yo la fuente de ese desafío. ¿Qué clase de desafío? El tipo de sobrecarga sensorial que debe ser soportado y la voluntad para detenerlo debe ser superado para lograr un objetivo en nombre de su Amo.
El favorito de siempre gira alrededor físicamente, agradándome de una manera u otra, mientras se somete a alguna forma de desafío. El alivio o la liberación de ese reto, sólo se concede tras la finalización de una tarea, como el llevarla al orgasmo. Esto es aún más atractivo, porque tengo carácter y puedo soportar largos períodos de estimulación sin orgasmar. La lucha debe ser épica hasta que haya gloria en la victoria.
Un ejemplo podría ser, requerirla a que se arrodille desnuda ante mí. Las rodillas bien separadas, manteniendo un vibrador palpitando en su clítoris hinchado, mientras me complace con su boca. Por supuesto, no le estará permitido a que se corra ni a quitarse el vibrador hasta que yo consiga mi propia liberación. El Magic Wand es un enemigo implacable y poderoso con el que hay pocas posibilidades de su éxito. Pero, al mismo tiempo, no solo tengo la oportunidad de observar su lucha desesperada, sino que consigo sentirla también intensamente.
Cada convulsión, cada presión, cada gemido desesperado y grito suplicante se transmite a través de mí, mientras el vibrador trabaja incansablemente sobre su clítoris demasiado sensible. Pero, ello no es más que una mera estimulación física de su lucha, pues, la gratificación emocional de su entrega y lealtad en la batalla por perseverar contra ese vibrador, más me agrada. En esos momentos, donde ella lucha fuertemente contra obstáculos insuperables para complacer y servir y para que su sumisión se presente con más fuerza. La sensación de que va a hacer algo por mí, es el afrodisíaco más poderoso y es una de las muchas maneras con las que podemos cimentar más profundamente nuestros lazos D/s.
Repetimos esta escena una y otra vez. Los detalles son diferentes, pero la lucha, la emoción y el sentido de unidad es la misma. Si se trata de azotar su culo con el cepillo o tirar con las pinzas de sus pezones, mientras la monto, flagelar su coño o azotar su trasero, mientras me complace con su boca, el reto de su sumisión y servicio sobre su autopreservación y su ego, hace que la princesa guerrera y la asesina del dragón sea la heroína de nuestra historia. En su sumisión y entrega absoluta, se hace cada vez más potente y, por lo tanto, los frutos de su sumisión son aún mayores. Ella lucha por mí. Sufre por mí. Y, en esa batalla, muestra la disciplina de un soldado, la lealtad de un caballero y la humildad de un monje.
Y mientras tanto, tengo, no sólo la oportunidad de ser testigo de sus batallas,  consigo vivirlas y sentirlas tal como yo vivo muy dentro de ella. Sintiendo cada reacción física y emocional al placer y al dolor. Sentir la lucha de su mente y de su cuerpo con el reto de complacerme simultáneamente como Amo y luchador en las  batallas y expuesto ante ella como antagonista. Ella hace frente a todos mis desafíos, a la vez que lucha para servirme. Su deseo de agradar y servir, someterse y entregarse nunca es más evidente, presente y tangible.
Nunca nos sentiremos más activamente unidos, en el sentido de unidad y propósito común en nuestro vínculo de la D/s, que cuando sufre por mí.

11 comentarios:

  1. Lo único que puedo decir, como siempre, es gracias. Gracias por esa fascinante película que ha dejado en mi mente con el uso de sus palabras, mantiene viva mis emociones y algo más...
    Cindy

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    1. Gracias a tí por leerme y si mis palabras mantienen vivas tus emociones... me doy por satisfecho...

      Saludos

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  2. Me pregunto si todos los dominantes tienen esa necesidad de que alguien sufra por ellos....
    Si todas las sumisas buscan a alguien que necesite que ellas sufran, también me lo pregunto.
    No es el dolor, deseado, no... es el sufrimiento, que es indeseado...
    Ella sufre y se convierte en una heroína, y sube su autoestima en esa proeza.
    Y él? qué parte de su ego tiene esa necesidad?
    Disculpen todos mis dudas.
    rarita

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    1. Es el reto loquita. Sentir que uno puede superar un reto. Lo que sea. y es muy poderoso.

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    2. Sí, el reto lo entiendo.
      Pero no el que sea.
      La técnica para hacer que alguien sufra es facilísima. Sólo tienes que dar, hacer creer y luego retirar. Eso lo hace cualquiera, no veo ningún reto en eso.
      El reto es ganarse a alguien siendo como uno/a es, por ambas partes. Y ganarse a alguien es hacer que se sienta feliz, vivo, motivado, expectante, comprendido o lo que sea, en definitiva tocarle el alma, no que sufra.
      rarita

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    3. Cuando escribo de sufrir, me refiero a senitr ese dolor erótico que todo dominante y sumisa busca. No me refiero al sufrimiento como si fuera el que genera un dolor de muelas, es un dolor o sufrimiento diferente y deseado...

      La parte del dominante que desea infligir ese dolor es la correspondiente a su pare sádica y en la misma intensidad que se siente sádico, ni más ni menos...

      Saludos

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    4. Se da por asentado que cuando una pareja D/s decide llegar a vivir momentos de satisfacción dolorosa es porque el grado de conocimiento íntimo y de entregarse mutuamente ha superado todas las fases que mencionas. De lo contrario no tendría sentido y ni podría ser compartido por ambos...

      Un dominante no le dice a cualquier mujer y en cualquier momento que la va a azotar si, previamente, la complicidad y la magia no es ha creado entre ellos...

      Saludos

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    5. Gracias por su respuesta. La verdad es que es tranquilizadora. Lo que es, es, y hay que decirlo.

      Un saludo
      rarita

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    6. Gracias por la respuesta, Ben Alí, es tranquilizadora. Entiendo que no se trata de sufrimiento real y visto así encaja todo.
      rarita

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  3. Saludos Sr. Ben Ali
    Hermosa entrega de dominación y sumision. Ambos desde sus respectivos roles disfrutan, tan físico como tan psicológico. Me fascino leerle, le impregna esa pasión, esa fuerza, esa unión entre ambos.

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