viernes, 28 de enero de 2011

Con el pié

“Desnúdate,” le digo.
Ella no esperaba esto. Me gusta cogerla desprevenida, descompensar su equilibrio, para que no se dé por satisfecha. Ella se desnuda. Puedo ver su inseguridad por lo que va a pasar a continuación. Bien.
“Ven aquí y arrodíllate,” le ordeno señalando hacia donde está mi silla. Se  arrodilla y levanta la mirada expectante.
“Quítame los zapatos y los calcetines,” le ordeno.
Cuando mi pié está desnudo, le digo que le dé un masaje. Ella ha hecho esto antes. Aplica golpes firmes para no hacerme cosquillas, trabajando la zona carnosa del arco del pié, manipulando el tobillo y apretando los dedos del pié.
“Chúpalos,” le digo. Ella se introduce uno de los dedos de mi pié en su boca. Juega coqueteando, simulando una felación picante.
“Abre más tus piernas,” le digo.
Pongo mi pié contra ella, los dedos de mi pie se encrespan sobre su monte de Venus y mi talón presionando contra su sexo. Se lo froto con mi pie, luego empujo mi dedo gordo del pie en su vagina. Está húmeda y entra con facilidad, pero no muy profundo.
“Hazlo por mí mientras miro,” le digo.
Su dedo se va hacia clítoris. Meneo mi pié mientras ella se masturba, despacio y sensualmente.
“Puta,” le digo.
Ella mira con seriedad, concentrándose. Se corre. Siento que su coño se aprieta alrededor de mi dedo del pié.
Le sonrío. “¿Piensas que yo podría hacerlo por ti solo con mi dedo? ¿Sin mis dedos?”
“Lo dudo,” dice ella.
“Ya veremos,” contesto.



2 comentarios:

  1. Los juegos de seducción son placenteros si llevan la voz de mando armoniosa, equilibrada, firme y dominante.

    Lo siento, no he entendido ésto
    "Le sonrío. “¿Piensas que yo podría hacerlo por ti solo con mi dedo? ¿Sin mis dedos?”

    Saludos Caballero

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