lunes, 31 de enero de 2011

Mujeres casadas

He tenido varias relaciones D/s. Estoy muy agradecido a todas y a cada una de las mujeres con las que  estuve involucrado. Todas me enseñaron mucho y me dieron mucho. Son un grupo muy variado, con personalidades ampliamente diferenciadas en apariencias y experiencias. Más allá del hecho obvio de que todas eran sumisas, ellas no tenían mucho en común. Pero, hay una cosa que todas compartían. Todas y cada una estaban casadas con un hombre que no podían o no comprendían su sexualidad. Supongo que eso es por qué encontraron su camino en mí. Si hubieran estado sexualmente satisfechas en sus matrimonios, no hubieran tenido necesidad de lo que yo les ofrecía. (Si tu primera respuesta a la idea de que las mujeres se desvían de sus matrimonios por la satisfacción sexual, es una indignación moral, entonces, este blog no es para ti).
No es que ellas odiaran a sus maridos. Para nada, si esto fuera así, entonces hubieran dejado sus matrimonios. Las cosas eran suficientemente tolerables para quedarse. Algunas de ellas decían que amaban a sus maridos, otras que, al menos, les gustaban mucho o poco. En un caso, creo que se quedó principalmente por sus hijos. Pero el sexo no estaba funcionando para ninguno de los dos. Todas estas mujeres (por favor, no piensen que han sido cientos y cientos) han hecho un esfuerzo para hablar con sus maridos sobre sus necesidades. Han sido, algunas veces, muy explícitas, otras, más con intentos codificados para describir qué era lo que necesitaban para sentirse satisfechas sexualmente. Un par de ellas habían persuadido a sus maridos para que intentaran aunque fuera por diversión. Pero, en ningún caso funcionó. Esto nunca se hace si la mujer piensa que lo está haciendo solo para complacerla. Si la dominación no es real, sino solo un juego de acción para causar dolor o humillación y no imponer, de verdad, el control sobre ella, entonces, es inútil. Es peor que intentar azotarte a ti misma.
Uno o dos de los maridos reaccionaron ridículamente. No puedo imaginarme algo más deflactante que desinflar el coraje para hablar de algo tan íntimo, un tema dentro de un campo minado de apuros y malos entendidos, y luego encontrar que su intento por alcanzar y establecer una comunicación sincera, sólo se cumple con un incrédulo golpe de risa: “¿Qué quieres tú que yo haga?”
Podrías preguntarte, en primer lugar, por qué estas mujeres se habían casado. Eran inteligentes y ninguna de ellas estaba oprimida. ¿Cómo terminaron casándose con esos hombres que no estaban en su misma longitud de onda sexual? Creo, arriesgando una generalización, que cuando ellas se casaron, el sexo no era el primer motivo para ellas. No quiero decir que no les gustara, sino tal vez pensaban que otras cosas eran más importantes: la seguridad emocional y económica, una posición social, la compañía, tener hijos, etc. Ya sabes cómo va. El sexo con sus maridos era algo que hicieron con el fin de obtener las otras cosas. Realmente, no era algo que hicieran para ellas mismas. Quizás, se hizo, como se hace con frecuencia, una moneda o incluso un arma. Algo que usas para conseguir algo más. ¿Pueden ustedes honestamente decir, señoras, que nunca se han abstenido del sexo como una forma de castigo o como una estrategia de resistencia pasiva contra el hombre que no se estaba comportando como vosotras queríais? O, ¿nunca lo han usado como recompensa, por dejar de comprar ese vestido, para sacar la basura o ser amable con vuestra madre?
Pero entonces,  estas mujeres, con el paso del tiempo y en la mitad de sus treinta y tantos años o más tarde, empezaron a sentir de una manera diferente el sexo. Se interesaron más por el mismo. Empezaron a sentirlo más. Y lo querían de una forma diferente. Empezaron a darse cuenta que lo que ellas querían era, en realidad, un spanking severo (o ser atadas, ser obligadas a comer su comida en el suelo como un cachorro, lo que fuera). Ofreciéndose ellas mismas a un hombre, sometiéndose a él, estaban teniendo relaciones sexuales por su propio gusto, por su propio bien, no como una manera de ganar poder en el matrimonio o para compensar la falta del mismo. Al ceder el poder sobre su sexualidad, ellas lo alcanzaban. Su necesidad por el mismo era tan fuerte que todas ellas estaban dispuestas a arriesgar sus matrimonios.
La urgencia por someterse es una cosa muy poderosa, ¿no?

6 comentarios:

  1. Estoy segura que muchas personas están pensando en esto como un capítulo de sus vidas...

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  2. ...y otras como un capítulo a experimentar para darle otro sentido a su vida, despertar de su letargo sensitivo y sensorial y entrar en otra dimensión de sensaciones...

    Es todo un mundo a explorar...

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  3. Creo Caballero, que hay muchos motivos para que se de un matrimonio, creo que en parte puede ser que dentro de tu propia madurez existe inmadurez, porque te puedes dejar llevar por el enamoramiento o amor, pero no ves más allá de eso, y es un grave error, el matrimonio es un todo y al final si una de las partes que lo conforman falla, entonces es cuando se busca por fuera lo que debería existir dentro, errores que se lamentan que en algunos casos tiene solución y en otros no.

    No creo en usar la intimidad par conseguir un fin contrario a la satisfacción mutua.

    Y por último, me parece Caballero que en el último párrafo es donde explicas los motivos de dicha búsqueda, con el paso del tiempo, la madurez total y sus fines decididos es cuando empieza a explorar su interior, su insatisfacción y su deseo de experimentar para llegar al clímax de su vida sensual, sexual e interna, solo necesita sentirse plena, satisfecha.

    Así lo siento Caballero, un saludo

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  4. Es una excelente entrada, me identifico con ella, tengo 32 y ahora empiezo a buscar lo que en realidad deseo, como dice el post, a veces solo buscamos estar con alguien, pensamos que todo es amor, en mi caso no me importaba no alcanzar un orgasmo solo me importaba realizarme como madre, como profesional, como esposa, pero ahora busco mas, me gustaria ser dominada, pero a mi esposo no lo veria como mi dominante, y a veces es bueno buscar informacion, no para que lo vean como un engano hacia el, solo que a veces se despierta una sumisión que siempre ha existido, pero la queriamos ocultar porque en mi caso me sentia el bicho raro, y gracias al internet, a excelentes blog como este que lo descubri ayer, se que no soy ese bicho raro.

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    1. Me alegro que te asomes por esta casa y te pasees con tranquilidad. Te doy la bienvenida.

      Gracias.y buen día

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