jueves, 28 de abril de 2011

Frótate contra...

Estoy sentado leyendo en el sofá. Ella está en el otro lado de la habitación. De vez en cuando, se me escapa una mirada hacia ella. Esta sabe que estoy haciendo esto y sabe por qué. Algunas veces, me llama la atención y luego, mira hacia otro lado. Está intentando no ser demasiado obvia. Pero sé lo que quiere. Ella ha estado varios días sola.
Eventualmente, cerré el libro. “Ven aquí,” le digo.
Ella cruza la habitación y se para frente a mí. El peso de su cuerpo se inclina sobre su pierna izquierda, su ingle hacia delante. Es una pose provocativa y ella lo sabe. Será mejor tener cuidado, ella camina por una línea muy fina. La cojo por debajo de su falda y le bajo las bragas. Se las saca y se inclina para recogerlas del suelo.
“Déjalas”, le digo.
Levanto la vista hacia ella. Esta mira hacia atrás.
“Eres una puta caliente, ¿no es así?”
“Ve hacia la mesa,” le digo. “Frótate contra ella.”
La  observo mientras camina. Por un momento, ella duda. Luego presiona sus piernas contra la esquina de la mesa. Empieza a frotarse, presionando el ángulo de la mesa entre sus piernas. Dejo que lo haga durante un rato, luego la llamo para que vuelva. Ella no me mira cuando está cerca.
“Eres una descarada sinvergüenza que destrozas muebles como ese,” le digo.
Ella está en silencio. Le extiendo el dedo índice de mi mano derecha, paralelo al suelo, justo por debajo del nivel de su ingle.
“Levántate la falda,” digo, “y frótate contra mi dedo.”
Es una afirmación, no una pregunta. Se puso ligeramente acalorada, luego asintió con la cabeza.
Ella gira un poco y se sitúa más cerca. Se roza conmigo. Es difícil para ella, tiene que inclinarse sobre sus rodillas ligeramente y el ángulo de mi dedo no está del todo bien para que ella consiga situar su clítoris contra el mismo. Pero, yo no se lo voy a poner fácil. Esta tendrá que trabajar para lo que ella quiere.
Pronto mi dedo se humedece. Se lo quito y se tumba en el sofá. Desabrocho mi cinturón, bajo la cremallera de mis pantalones. Me los bajo hasta mis caderas, junto con mi ropa interior. Mi polla está turgente.
“Rózate contra ella,” le digo. “Pero no para que te la metas dentro de ti.”
Ella se extiende a ambos lados, levanta su falda y baja su cadera. Poco a poco, empieza a frotar su clítoris arriba y abajo de mi polla.
“No te corras a menos que te lo diga yo,” le digo.

4 comentarios:

  1. mmmmmmmmmmmmmmm...esa pose desafiante, buscando el dominio pero sin pasarse de la raya.....mmmmmmmmm
    jejeje

    Y ese..."quien algo quiere, algo le cuesta" tambien....mmmmmmmmmmmm

    jejjee

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Ainssss....cuanto nos haceis sufrir...Y que rico es eso...mmmmmmm...

    Feliz tarde...

    Dulce{Adriano}

    ResponderEliminar
  3. dana, me gusta que la descripción de la realidad, de la intensidad del momento, etc...
    te haya llevado a esos mmmmmmmm tan elocuentes...

    Buen día...

    ResponderEliminar
  4. dulce...y qué placer haceros sufrir y veros con los ojos entornados, el torso inclinado hacia atrás....

    Buen día...

    ResponderEliminar