Arrodillado sobre la cama, detrás
de ella, su mano firmemente envuelta alrededor de su verga, mientras la
acaricia con suaves y prolongados golpecitos. Desde la punta a la base, y
vuelta a empezar. De vez en cuando, haciendo una pausa en el glande, y pasando
la mano sobre el vástago carnoso.
“Me duele el coño entre los
muslos,” le dice ella. Ésta se agacha y sumerge sus dedos en el flujo húmedo y
pegajoso, que es el resultado de su boca y dedos y luego, su polla la folla
suave y lenta, y profundamente dura. La hace gemir debajo de él, mientras la
folla dentro de ella. Ésta percibe el cambio de su respiración, al tiempo que
su ritmo adquiere esa urgencia que le dice que él está cerca del orgasmo.
“Quiero que te corras en mis tetas,” ella le suplica
Hay un breve momento, en el que
ella no cree que él vaya a detenerse. Donde no sabe que él pueda parar, para
luego, gruñendo como un animal, enterrarse levemente en el calor de su cuerpo
y, en unos segundos, se levanta sobre sus brazos y libera su falo palpitante
sobre el cuerpo de ella. Instantáneamente, le extraña. Un arrepentimiento
momentáneo pasa por sus pensamientos por pedir esto. Pero, a continuación, él
está a su lado envolviendo a su polla con la mano y usando los jugos de ella
como lubricante. Entonces, es ella quien gime.
Sus testículos apretados contra
su cuerpo, y cuando una de las manos de ella se prolonga entre sus piernas,
encuentra el nudo hinchado de carne, que es su clítoris, su otra mano sube por
la parte inferior del muslo de él y llega a sus bolas. La única cosa más
probable que acelere su orgasmo es, si ella pone la boca allí, pero no quiere
moverse de ese lugar. No quiere ponerse debajo de él y ver cómo frota su pene
sobre sus tetas, mientras frenéticamente consigue un orgasmo intenso. Ella no
quiere perderse ni un momento de este, aun sabiendo que su boca está sobre sus
testículos, le llevará al límite. Así que ella se acostó debajo de él, su mano
ahuecando sus huevos, el último orgasmo de ella aún latiendo entre sus piernas,
y le dice una vez más, suplicándole, cuando sabe que él ya no puede reprimirse.
“Quiero que te corras en mis tetas.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario