Hubo un tiempo en el que ella no hacía ningún sonido durante el sexo. No importaba lo agradable que lo sintiera, no importaba lo sexy que fuera el hombre, no importaba cuán buenas fueran sus habilidades… ella siempre permanecía callada. Esto fue hasta que se involucró con una pareja, cuya esposa hacia mucho ruido y ella permanecía callada. Entonces, una noche, de una manera no muy gentil, le dijo que si lo que Él le hacía estaba bien, al menos, debería hacérselo saber haciendo un sonido. Lo intentó, pero pasaron semanas antes de que comenzara a sentir, y como una segunda naturaleza, gemir durante el sexo. Y, para ser un poco cliché, ¡ella nunca miró hacia atrás!
No tenía ni idea de por qué ella estaba tan callada durante el sexo. Se sentó ahí, pensando en eso, y de alguna manera, creía que tenía algo que ver con el abuso sexual por el que pasó y aquel hombre que le dijo que no hiciera ningún ruido. Tal vez, eso se trasladó a su vida adulta y solo necesitaba algo para “desbloquear el logro,” para poder comenzar a mostrarle al mundo cuánto le gustaba a ella el sexo.
Hoy en día, es todo lo contrario de lo que era antes. Incluso sucedió hace un par de años que su Dominante y ella tuvieron relaciones sexuales la noche anterior, y por la mañana, su hijo le preguntó si lo disfrutó, porque estuvo bastante ruidosa la noche anterior. Su adolescente siempre bromea sobre el escucharlos, o mejor dicho, a ella. Y cuando bromea sobre eso, ella siempre le ofrezce algunos de sus tapones para los oídos. Le encanta poder ser abierta con respecto a los niños y espera que se acomoden a sus pensamientos de que es algo natural gemir durante el sexo, que está permitido.
No todos sus gemidos son de placer. A veces, gime de dolor. A veces, el dolor es bueno, otras, no. Siempre gime durante las sesiones dolorosas y ese es el buen tipo de dolor. La vez que se depiló con cera brasileña, también hubo una cantidad moderada de gemidos, porque el dolor era algo totalmente diferente al que provoca el látigo o una fusta.
A ella, le encanta ser expresiva durante el sexo. Le encanta poder gemir cuando duele, pero también gime cuando es bueno. Y, sabe que a su Dominante le encanta oírla gemir, pero esa no es la razón por la que lo hace. En absoluto, no hay ninguna razón. Hoy en día, es solo una parte natural de su personalidad, gemir de dolor y placer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario