¿Cuáles son los aspectos más dificiles para tí personalmente al tener una sexualidad que involucra perversión o D/s?
Esta pregunta se la hice a una sumisa que me escribió y he aquí su respuesta:
“Soy independiente, luchadora, de voluntad fuerte y estoy acostumbrada a dirigir mi casa y mi familia sola. Viví sola con mis hijos durante mucho tiempo. Yo era quien estaba a cargo de ellos, quien tomaba las decisiones y organizaba. Ser así, no necesariamente me hacía feliz, pero así era como debían ser las cosas en esos momentos. Cuando mi Dominante se mudó a vivir conmigo y nos casamos de repente, ya no necesitaba ser así, pues era a lo que estaba acostumbrada.
En general, soltar las riendas, por así decirlo, ha sido una experiencia feliz y liberadora. Tengo una pareja que comparte su vida con la mía. Él quiere ayudarme, guiarme, apoyarme y nutrirme, pero también está al cargo. Una vez más, felicidad para mí, porque sin eso, estaría constamente inquieta. Sobrecompensaba la falta de control en mi vida asegurándome de que toda mi vida estuviera “bajo control“y cuando no lo estuviera... bueno, porque estaba eligiendo ser salvaje y, a menudo, de maneras que me llevaron, una vez más, a situaciones que no me hicieron feliz o satisfacieron. Yo buscaba constantemente, pero en aquellos momentos, no tenía ni la más remota idea de para qué.
Ser sexualmente sumisa, al igual que ser sexualmente dominante, es la parte más fácil. Quiero ser follada. Quiero que me dobleguen. Incluso estando aquí, en general, no soy el tipo de mujer sumisa silenciosa y dócil. Soy una sumisa desafiante y luchadora. Sí, hay ocasiones en las que felizmente me arrodillo y cojo su polla en mi boca cuando se me dice que lo haga, pero, la mayoría de las veces saco la barbilla y le lanzo una mirada de desafío total. Para someterme, necesito su fuerza. Necesito saber que no es una opción. Necesito saber que no puedo escabullirme de Él. Necesito que me coja, posea y use su poder, pero también necesito que no me aplaste en ese proceso. Necesito saber la diferencia entre obligarme a hacerlo y destruirme en el proceso y, afortunadamente, Él es muy bueno en eso.
Para mí, el mayor desafío ha sido dejar que todas las otras cosas fluyeran. Aprender a sentirme segura y protegida, cuando yo no era quien tomaba todas las decisiones del día a día, a veces, esto ha sido complicado. He vivido en esta casa mucho tiempo y me he acostumbrado a tener las cosas como me gustaban. He sido quien administraba los horarios y los tiempos y, de repente, ya no necesito hacer eso, lo estamos haciendo juntos. Es una vida compartida de muchas maneras, pero siempre con el conocimiento subyacente de que al final del día, Él tiene el control. Hablamos sobre las cosas que queremos hacer y Él siempre quiere mi opinión y, lo que es más importante, me escucha, pero, en última instancia, las decisiones son suyas.
Esto ha sido un ajuste masivo por mi parte y, a veces, con el que he luchado, pero me alegro. Me encanta saber que ya no soy el único capitán de este barco, pero dejar el timón por completo es algo con lo que todavía, a veces, lucho.”
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