martes, 21 de junio de 2011

La micro gestión

Algunas mujeres sumisas quieren que su Dominante estuviera con ellas todo el día, emitiendo continuamente un flujo constante de instrucciones. Que especifique a qué hora se debe despertar por la mañana, qué bragas debe llevar ese día (si acaso), y, tal vez, seleccionar sus otras ropas también. Quizás, haya toda una serie de instrucciones especiales con respecto a la ropa. Las faldas pueden ser obligatorias. Hoy, los tacones no demasiado altos. (¿Sin tacones? Sé de algunas mujeres para quienes eso debería ser de una regulación y de una gravedad draconiana, prácticamente, llegando a la crueldad.) Él podría dictar si sus uñas deben estar pintadas, tanto la de los dedos de los pies como la de los dedos de las manos (nunca la de los dedos sin las de los dedos de los pies). Por supuesto, él seleccionará el color. Y si ella quiere su corte de pelo más corto, necesitará pedir permiso.
Más tarde, hará que ella se arrodille durante diez minutos en un espacio privado, su falda levantada, sus bragas bajadas, mientras que él medita sobre la naturaleza de su obediencia. Él regulará sus orgasmos. Tanto si los deniega o los permite (o los ordena), no estará autorizada a tocarse por sí misma sin pedir previamente permiso. Tal vez, él dirá textualmente, de vez en cuando, llevar a cabo ciertos actos sexuales: insertar algo, poner una pinza en alguna parte, poner las ropas colgadas de una clavija en alguna parte, quitarse las bragas y guardarlas en su interior. Lo que sea. Usted puede haber notado que en una relación D/s, virtualmente, cualquier cosa puede ser sexualizada. Así pues, él puede elegir la imposición de medidas completamente arbitrarias (no comer ni beber algo de color rojo en el día de hoy, por ejemplo), y por motivos del contexto, existe una carga sexual en la proscripción. Si él quiere ser específicamente cruel, puede prohibirle el chocolate o el alcohol, dependiendo de sus gustos.
Algunos dominantes disfrutan controlando la mente de las mujeres así como sus actividades físicas. Tal vez le prohíba leer algunos blogs durante una temporada o ver porno. O, en realidad, puede hacer que ella elija imágenes sexuales y que se las envíe para su placer. Y, por supuesto, él puede calentar el ambiente si quiere. Es posible que le ordene flirtear con otro hombre. Quizás, tener un flash con alguien en un bar. Tal vez, mientras ella está en el trabajo, la ordenará que vaya al aseo de mujeres y se masturbe.
Bueno, ya tiene usted una idea. No es hacer cosas especialmente originales, sino manejarlas de una manera correcta y, si este es el tipo de atención que ella ansía, puede ser muy excitante. Pero sé muy bien que hay mujeres que no les gustan este tipo de cosas. Encuentran tales instrucciones molestas, más que otros tipos de tareas, por encima de todas las otras obligaciones de sus vidas. No soy adicto a forzar a una sumisa hacia una idea estereotipada de lo que la D/s conlleva. Cada persona es diferente. Usted tiene que elegir lo que funciona para usted. Algunas solo quieren ser sumisas en el dormitorio. Y otras quieren salirse de madre en la vida diaria.
Sé que algunas mujeres no disfrutan con el control del orgasmo. Valoran el acto de la masturbación como un espacio donde tienen el control de su propia sexualidad y no quieren renunciar a esto. La masturbación puede ser un consuelo, un goce, una afirmación de su propia validez celosamente guardada. Algunas mujeres sienten la necesidad de aferrarse a eso. Pero, para los que quieren la micro gestión, la negación del orgasmo es más una evidencia de que realmente les importa que él se tome la molestia de enviarle mensajes todo el día, reforzando su sumisión, haciendo que se humedezca y manteniendo su deseo.

1 comentario:

  1. Me lo robaría y le pondría de título: lo que le gusta a Sweet... jajaja!
    Ufffff.... sí.
    Me gusta.
    Cálido abrazo.

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