“Alguien escribió que, “… cuando una mujer
cambia por sí misma para su hombre, se está devaluando a sí misma, etc…” y me
di cuenta que eso era lo que yo siempre había pensado. En el transcurso del
frecuente y agotador tira y afloja con mi marido, me preguntaba enfadada
conmigo misma: “¿Por qué él no puede aceptarme como soy? ¿Por qué quiere que yo
cambie?”
Entonces, descubrí que, en realidad, mi
marido y yo habíamos estado jugando a tener una relación de plena subordinación
a él durante años y me dí cuenta que las veces que yo había sido más feliz,
fueron cuando me había hecho sentir de verdad. También me di cuenta que mi
marido quería que yo cambiara mucho, justo las cosas de menor importancia. Que
no sería el fin del mundo, si yo me diera una oportunidad.
Empecé a preguntarme si cambiando por mí
misma, solo un poco, para hacer a mi marido más feliz, pudiera hacerme también
más feliz. Tal vez, sería mejor seguir manteniendo la línea de las mismas cosas
que nosotros habíamos estado conservando desde que nos casamos. Y, ¿si lo
intentaba y veía si funcionaba o no? Así pues, lo intenté y descubrí, para mi
asombro, parecía funcionar.
Descubrí que era más agradable hacer lo que
mi marido quería que yo hiciera que discutir con él al respecto. Esto no
solamente hizo que me sintiera más tranquila y feliz, sino que era
increíblemente hasta más sexy. Me pareció increíblemente perverso que yo, una
individualista rampante que siempre había odiado que alguien me dijera lo que tenía
que hacer, debiera actuar de esta manera. Pero yo, sí. Me parece bastante fácil
(la mayoría de las veces) hacer lo que él me dice y esto hace que todo sea
mucho más fácil para que él pueda mantener también su carácter dominante.
Para nada, me siento disminuida ni
subvalorada por tener que cambiar por mí misma un poco para acomodarme a las
exigencias de mi marido. De hecho, me siento mejor, más feliz, más pacífica y
serena. No quiero más ningún pollo traumatizante con él y destrozar las
experiencias emocionales entre nosotros. Quiero paz y me parece que, en
general, la tengo o la voy a conseguir.
Sé que todo esto es bastante difícil visto
desde fuera y, tal vez, esta manera de entender la relación con mi marido no
valga para todo el mundo. Aunque parezca extraño, para mí, sí vale…
Su blog me ha animado a efectuar el cambio en
mi vida. Ha sido mi guía e inspirador para romper la monotonía en nuestra
relación y vivir otras realidades que nos enriquecen tanto a mi marido como a
mí. Me siento orgullosa de ser su sumisa y a él lo veo plenamente realizado
como mi Dominante.
Le doy las gracias por la riqueza y el sustento emocional que me ha
aportado…”
Acabo de recibir este mail anónimo y, por su sinceridad, lo público.
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