sábado, 24 de septiembre de 2011

El deseo de ser perfecta

Hay una tendencia en algunas mujeres sumisas a ser “perfectas.” Aunque esto pueda ser un objetivo admirable, a menudo, puede ser llevado a los extremos y eso es algo a tener en cuenta. Ahora estoy hablando sobre el deseo de esforzarse para ser mejor, hacer un esfuerzo para hacer el trabajo lo mejor posible, y como todas las sumisas saben, para esto se requiere muchísima energía.
He aquí una cita que ilustra este tema: “Empecé pensando sobre el por qué el castigo me atraía y yo no estaba segura si era justo probar de otra manera los límites…otra manera o el lujo de tener otra idea para “hacerme” hacer las cosas que realmente quieres hacer de todos modos… pero, en cambio, permito que la vida (el trabajo, la fatiga) lo consiga en el camino. Tengo expectativas muy altas para mí misma… soy afortunada por el hecho de que soy inteligente y hermosa… pero, pienso que estos “regalos” dados se deben utilizar en toda su extensión.”
Una mujer sumisa como ella, quiere ser “presionada” a hacer un esfuerzo mayor sobre sí misma. Ella sabe que es capaz de conseguirlo y quiere ayuda para hacerlo realidad. Para mí, este es uno de los aspectos positivos de los azotes tratados como castigo. Como su Dominante, su responsabilidad es tener cuidado de ella y ver que ella hace lo mejor para sí misma. Usted necesita trabajar con ella para asegurarse que sus normas y límites son en beneficio de ella y ayudarla a conseguir sus propias metas personales. Si es estructurado de esta manera, el enfoque del spanking no es porque ella sea “mala”, sino más bien, porque está siendo azotada para ayudarla a mejorarse a sí misma. De esta manera, cuando usted la disciplina es otra manera de mostrarle que la ama y la cuida.
He aquí una frase de una mujer que ama la idea de ser castigada por no cumplir con sus propias normas de conducta para ella.
“Una de mis fantasías es tener a alguien en mi vida sólo con el fin de corregir mis faltas. Él me haría tener una lista de todos mis malos comportamientos. Ser perezosa en el trabajo, o lenta. Comer comida basura o no ir al gimnasio. Ser innecesariamente grosera con la gente. Tendría que llevar una lista, y una vez a la semana, vendría él y la leería. O más. Y me obligaría describir cada incidente, y me hablaría al respecto, establecería un castigo separado para cada falta de la lista. Y me diría una y otra vez por qué voy a ser castigada, o me pediría que se lo recitase.”
Doce azotes con el cinturón por esto. Seis golpes con la fusta por aquello, usted sabe. Le  leería la lista con un orden aleatorio, la sacaría del rincón en cualquier momento para recibir su próxima tunda, la enviaría de nuevo al rincón.
Esa es una de sus citas favoritas porque ilustra con bastante claridad la conexión entre la conducta y los castigos de su dominante. No hay duda en su mente del por qué ella va a ser castigada y ella acepta su castigo sabiendo lo mucho que la ayudará a mejorar su conducta en el futuro.
Para una sumisa, es todo un lujo tener una persona disciplinaria en su vida y no tener que confiar únicamente en su propia fuerza de voluntad. Todas saben que tienen que hacer las tareas que no son agradables y si las dejan sin hacer, pesan sobre sus conciencias y se convierten en una carga. Como su Dominante puede proporcionarle el “incentivo” que ella necesita para conseguir lo que hay que hacer,  no termine fuera del camino, no cuelgue sobre ella y se disipe su energía.
El pensamiento y la anticipación de ser castigada por no hacer algo son, con frecuencia, extremadamente excitante y esto permite a la sumisa aprovechar su energía sexual para completar sus tareas. Por ejemplo, fregar el suelo de la cocina no es muy divertido, pero el saber que recibirá un buen azote si no lo hace, puede añadir una energía sexual tremenda a su trabajo.
También el Dominante la puede ayudar en esto diciéndole que su trabajo será “inspeccionado” y si no lo encuentra bien hecho, será disciplinada. Por cierto, la palabra “inspección” es un disparador muy excitante para la mayoría de las sumisas. Al saber que su trabajo será revisado, la ayuda a centrarse en el mismo y hacerlo bien, con la calidad que ella realmente quiere hacerlo, pero tiene que luchar para conseguir la energía suficiente.
El castigo como una manera de absolución y perdón
Otro aspecto de ser “castigada” es que ello la permite dejar de lado cualquier otro auto culpabilidad impuesta sobre su conducta. Esto es especialmente importante para aquellas mujeres que se esfuercen por ser perfectas y tienen tendencia a ser auto críticas. Esto puede agravarse si ella se crió en un entorno donde los errores pasados nunca se olvidaban sino que continuamente  se les recordaban.
Cuando ella es castigada, puede encarar su error, aceptar su castigo como una motivación para mejorar (no por ser “mala”), ser perdonada completamente y luego moverse felizmente.
Algunas precauciones sobre los castigos con azotes
Dar un azote de castigo es mucho más difícil que ella lo soporte que otro dado por placer. El Dominante tiene que asegurarse que ella tenga su espacio mental adecuado en su cabeza para recibirlo. En otras palabras, ella debe estar convencida de que el azote es merecido. Así pues, mi consejo es que nunca la castigue por algo que no esté claro. Dicta tus normas con mucha claridad y específica para que ella las sepa exactamente cuando las incumpla. Si ello favorece, establezca los plazos de tiempo para que ella no pueda afirmar que “justo lo iba a hacer.”
Otra precaución es la consistencia. Si la castigaste una semana por romper una norma y le permitiste la misma infracción la siguiente, le estás dando unas señales mezcladas y confusas que la dificultarán para que ella se tome tu control con seriedad, y esto traerá consecuencias muy negativas para ambos roles. Ella necesitará probarte hasta que sienta con certeza que vas a seguir siendo consistente – esto es extremadamente importante.
Preparándola para el castigo
Un spanking de castigo está con frecuencia lleno de rituales como en la mayoría de cualquier otra sesión y se basa, en gran medida, en la anticipación de un evento que ella sabe que será una prueba y un reto para.
Enviarla a su habitación para que te espere, la excitará mucho incluso aunque ella sepa que el spanking no va a ser tan agradable. Mandarla a buscar el implemento a usar en su corrección, es una vergüenza erótica añadida. Puedes querer que ella se desnude de antemano y se vaya a una esquina para reflexionar sobre su infracción y qué pasos va a dar ella para evitar un fallo similar en el futuro. O, puedes querer que ella se ponga en la cama de cúbito supino, con una almohada bajo sus caderas y azotarla con la paleta que está a su lado. Si quieres ver cuán excitante puede ser la anticipación de un castigo, hazla que espere diez minutos antes de que tú entres en la habitación y luego comprueba su humedad.
Si lo deseas, puedes hablarle sobre su conducta, haciendo hincapié exactamente sobre lo que ella hizo para ganarse esta corrección, y durante los azotes, haz una pausa varias veces y dale la oportunidad de prometer un mejor comportamiento en el futuro. Esto es importante puesto que mantiene el énfasis en el castigo como motivo para mejorar su conducta y no porque ella haya sido mala o te ha desagradado por no haber conseguido que se ejecutara.
El enfoque del spanking de castigo no debe ser sobre su placer (a pesar de que al principio sea muy excitante), porque puedes darle menos calentamiento de lo habitual antes de incrementar la intensidad de los azotes. Decirle de antemano cuantos azotes le vas a dar, puede ayudarla soportar el spanking sabiendo cuándo terminará. Si este es el segundo spanking por la misma ofensa, asegúrate de incrementar el número de cachetes para que se haga a la idea de que en el próximo lapsus, se encontrará con más severidad.
Como confirmación de vuestros roles, después del spanking, ella deberá agradecértelo por dedicarle tiempo y esfuerzo en disciplinarla, y luego, le toca a usted violarla o enviarla a una pared. El tema que estoy tratando aquí es que, a pesar de que se trata de un castigo, no hay motivo de que no pueda terminar en placer para ella. Después de todo, ella ha sido castigada y todo está perdonado.

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