Una mujer dominante me escribió un comentario a un post que decía “…el dolor es, generalmente, percibido por
la población para dar a entender que algo debería ser evitado. Incluso,
acoplando la palabra “exquisito” con el “dolor” no parece llegar el mensaje: El
dolor es una sensación extrema y no tiene que ser necesariamente malo o ser
evitado.”
No me gusta sentir el dolor. Soy realmente un cobarde. Por lo tanto,
tengo una gran admiración por las sumisas que se someten al dolor como parte de
una sesión. Deliberadamente, no suelo causar dolor a nadie. Pero, dentro de una
dinámica de la D/s, el dolor puede ser
una parte esencial y plena. Tuve una sumisa que pedía un dolor más intenso –
más golpes. Ella necesitaba, dentro del contexto de la sesión, satisfacer sus
deseos y necesidades.
Puede ser interesante investigar las sensaciones, intentar encontrar el
punto donde una sensación placentera se convierte en molesta y dónde el
malestar se convierte en dolor. Puede ser fascinante investigar dónde el dolor
puede ser agradable y dónde el dolor puede ser doloroso.
Las endorfinas creadas por el dolor pueden producir mucho placer – es
similar a los atletas al esforzarse de una manera dolorosa y conseguir un subidón de endorfinas
que le ayuden a un rendimiento extremo. A muchas sumisas les gusta esforzarse a
sí mismas de la misma forma, ayudadas por la misma subida de las endorfinas.
Dentro de una relación D/s, el dolor puede ser también una parte del
establecimiento de una relación de control – la administración y recepción de
un spanking, digamos, establece toda la estructura de la relación.
Para algunas, el spanking o ser azotada puede ser el aspecto total de
una relación D/s. Son como los azotes.
Aquí, estoy seguro que lo he tocado de una manera superficial y pueden
haber muchas sumisas que disfruten del spanking o de dolor más extremo en una
relación D/s, que puedan ser capaces de explicarlo mucho mejor.
También es la responsabilidad del Dominante asegurar que el contexto de
la administración del dolor sea tal, que permita a la sumisa conseguir la
satisfacción, realización - y sí, incluso placer – de la sesión.
Como la mujer dominante decía, “el dolor es una sensación extrema. Tal
vez, más que ser necesariamente evitado, pueden haber circunstancias en las que
ha de ser abrazado.”
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