miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sobre el dolor

Una mujer dominante me escribió un comentario a un post que decía “…el dolor es, generalmente, percibido por la población para dar a entender que algo debería ser evitado. Incluso, acoplando la palabra “exquisito” con el “dolor” no parece llegar el mensaje: El dolor es una sensación extrema y no tiene que ser necesariamente malo o ser evitado.”
No me gusta sentir el dolor. Soy realmente un cobarde. Por lo tanto, tengo una gran admiración por las sumisas que se someten al dolor como parte de una sesión. Deliberadamente, no suelo causar dolor a nadie. Pero, dentro de una dinámica de la D/s,  el dolor puede ser una parte esencial y plena. Tuve una sumisa que pedía un dolor más intenso – más golpes. Ella necesitaba, dentro del contexto de la sesión, satisfacer sus deseos y necesidades.
Puede ser interesante investigar las sensaciones, intentar encontrar el punto donde una sensación placentera se convierte en molesta y dónde el malestar se convierte en dolor. Puede ser fascinante investigar dónde el dolor puede ser agradable y dónde el dolor puede ser doloroso.
Las endorfinas creadas por el dolor pueden producir mucho placer – es similar a los atletas al esforzarse de una manera  dolorosa y conseguir un subidón de endorfinas que le ayuden a un rendimiento extremo. A muchas sumisas les gusta esforzarse a sí mismas de la misma forma, ayudadas por la misma subida de las endorfinas.
Dentro de una relación D/s, el dolor puede ser también una parte del establecimiento de una relación de control – la administración y recepción de un spanking, digamos, establece toda la estructura de la relación.
Para algunas, el spanking o ser azotada puede ser el aspecto total de una relación D/s. Son como los azotes.
Aquí, estoy seguro que lo he tocado de una manera superficial y pueden haber muchas sumisas que disfruten del spanking o de dolor más extremo en una relación D/s, que puedan ser capaces de explicarlo mucho mejor.
También es la responsabilidad del Dominante asegurar que el contexto de la administración del dolor sea tal, que permita a la sumisa conseguir la satisfacción, realización - y sí, incluso placer – de la sesión.
Como la mujer dominante decía, “el dolor es una sensación extrema. Tal vez, más que ser necesariamente evitado, pueden haber circunstancias en las que ha de ser abrazado.”

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