He recibido un mail de una
lectora que me hacía la siguiente pregunta:
“En
uno de sus post más antiguos, usted habla del entrenamiento de las mujeres y
del chequeo para asegurarse de que sean honestas con usted. Mi pregunta es,
¿qué es una mentira para usted? ¿Es correcto mentir o también lo es el pecado
de omisión? Y esto último, ¿usted lo considera también una mentira? ¿Cómo puede
saber una sumisa lo que es importante para usted? Si, en mi caso, yo estuviera
siendo entrenada, no estaría segura de entender la intimidad versus honestidad.
En un primer momento, creo que abrirme como un libro, no es ser realista.
Lo considero una mentira cuando
alguien es consciente y deliberadamente deshonesto conmigo. En particular,
cuando la motivación por mentir es negativa, como la vergüenza, el miedo, la
ira, etc.
Por lo tanto,
independientemente de que me mientan o no, si alguien ha decidido no hablar
cuando debería hablar, sigue siendo una mentira para mí.
Por lo general, yo no tolero
una mentira de ninguna mujer y considero que es un motivo para la terminación
inmediata de la relación, a pesar de que puedo llegar a perdonar a una mujer en
circunstancias especiales.
Soy consciente que este
requisito puede crear tensión en una mujer, especialmente, al principio de la
relación. No estoy seguro a qué se debe o si no se debería hablar. Algunas
mujeres tienden a querer revelarlo todo y, otras tienden a callarse, no quieren
abrir la boca por temor a equivocarse. Los comienzos son peligrosos.
Afortunadamente, tiendo a tolerar bastante bien
los errores honestos en las mujeres, siempre y cuando, ellas aprendan de
sus errores. De esta manera, con el tiempo, se puede descubrir cuándo ellas
ofrecen información voluntariamente y cuando no deberían estar haciendo
suposiciones.
Sin embargo, aunque, me inclino
a dar a una nueva sumisa un conjunto de normas bastante rígidas para que no se
vean obligadas a hacer demasiadas suposiciones, me temo que muchas mujeres
quieren seguir haciéndolas.
Privacidad versus honestidad:
La privacidad es el derecho de una persona a mantener cierta información en un
estado confidencial. La honestidad, en este contexto, significa que las
palabras y acciones de una persona deben ser veraces.
El conflicto entre estos dos
conceptos surge cuando a una mujer se le hace una pregunta cuya respuesta
preferiría mantener en privado. Obviamente, ella no debe mentir, porque eso sería
deshonesto. Ni dar una excusa como respuesta, ni tampoco puede decir que “no lo
sabe.”
Ella podría pedir permiso para
no responder, pero su Dominante pudiera ordenarle que lo haga, y entonces, en
absoluto, tendría ninguna opción. De hecho, a menos que haya sido negociado
previamente de que en algunos aspectos, ella pueda mantener su privacidad, en
general, no se permite ninguna privacidad.
Ahora bien, a algunas sumisas
pudieran preocuparles que la revelación de información pudiera dañar su
relación. Ciertamente, esto es una preocupación válida, pero no le da permiso a
la sumisa para mentir. En su lugar, yo sugeriría que la revelación de la
“información crítica” es una prueba, no solo para la sumisa, sino también para
el Dominante. ¿Cómo reaccionará él? ¿Lo maneja él de una manera responsable o
pierde su auto control? Hasta cierto punto, un Dominante nunca debe preguntar a
menos que esté dispuesto a escuchar la respuesta.
Pero, la opción no pertenece a
la sumisa, sino al Dominante.
Entiendo el reto de revelarse
intimidades del uno al otro. De aquí
que, una sumisa deba tener un buen concepto del dominante antes de entrar en
una relación formal. Por eso, creo que el Dominante debe crear primero la
honestidad y la confianza y el requerimiento de la honestidad, si ve alguna expectativa
de que sea recíproco. Pero, teniendo en cuenta una relación formal y la
necesidad de la honestidad, la sumisa no tiene opción.
Ella debe responder a todas las
respuesta honestamente y con su mejor habilidad.
Cualquier otra cosa es un
insulto a la relación.