viernes, 27 de diciembre de 2013

Año bisiesto

No hace mucho tiempo, vi una película mexicana titulada “Año bisiesto.” Se trata de una mujer que se ve involucrada en una relación sadomasoquista. Al contrario de la mayoría de estos films, que proclaman ser francos y explícitos, pero que tratan el tema con mucho sigilo, esta película no muestra algunas de las cosas perversas que la gente hace. Se inicia con los azotes que él la propina a la vez que la está penetrando. Luego, él rodea con sus manos el cuello de ella cortándole poco a poco la respiración. Esto le gusta mucho a ella. Luego, él se ingenia una sesión de castigo, pone sus manos desnudas contra la pared y azota su culo con su cinturón y con mucha dureza antes de cogerla por detrás (creo que debemos asumir, por los ruidos que ella hace, que la está sodomizando).

En otro momento, le abofetea su rostro con fuerza, le dice que la va a atar desnuda sobre el suelo, la masturbará y, posteriormente, ser orinará sobre ella. Sí, todo esto se ve en la película. Lo siguiente es que la ata a una mesa y le quema su pecho derecho con un cigarrillo. Ella le pide que le queme el otro pecho (esto no me gustó mucho). Finalmente, hay un montón de juego con el cuchillo, él deslizando la punta del mismo sobre el cuerpo desnudo de ella, mientras esta le dice que quiere que la mate. Ella le hace prometer que volverá al día siguiente y la apuñalará hasta la muerte. Ella le espera, pero él no aparece (¿Lo harías tú?)

La acción se presenta de una manera directa, no sensacionalista y se percibe real (no me refiero a los actores que estaban haciendo esas cosas. No tengo ni idea de si estaban o no); a diferencia de las películas pseudo D/s como “Nueve semanas y media,” el sexo es convincente y los enfoques son suaves y no borrosos.

El gran problema es este. La mujer ha marcado la fecha del 29 de Febrero en su calendario de pared (de ahí, el título). Nunca hemos aprendido el significado de esa fecha, pero algunos indicios nos llevan a suponer que ella podía haber sido abusada por su padre. No está claro si su deseo por morirse es una forma de erotomanía o un deseo por suicidarse como consecuencia del trauma del abuso o, tal vez, por ambas cosas. Lo que más me gustó es que, una vez más, como tantas otras veces, conseguimos un cliché explicativo del por qué de la mujer masoquista. Todo es por algo malo en su infancia. En otras palabras, el deseo de explorar los placeres del dolor sexual es un síntoma  de una disfunción de la personalidad. La mujer está psicológicamente dañada; de ahí que ella quiera que su amante abuse de ella.


He conocido íntimamente a algunas mujeres sumisas y, hasta donde yo sé, ninguna tuvo una infancia de abusos o un historial de daños sexuales que “explicaran” su evidente gusto por ser azotada. No eran sumisas porque necesitaban castigarse a sí mismas o porque tenían una baja autoestima. A ellas, sólo les gustaba realizar actos sexuales atrevidos y sumisos. ¿Por qué? o ¿por qué no puede la gente que cuenta este tipo de historia aceptar que hay miles de personas por ahí fuera que tienen éxito en la vida normal, bien equilibradas y sanas y que están liderando vidas exitosas y que también se excitan mucho al participar con el poder, el dolor y el placer sexual? No son personas enfermas. Simplemente, les gustan. Fin del sermón.

3 comentarios:

  1. Cada uno es libre de vivir su sexualidad, como mayor placer le de y sea capaz de dar ...con la única limitación del respeto hacia el otr@...

    Siempre he pensado que vivimos en una sociedad hipócrita, que es capaz de usar el reclamo sexual para vender un coche... y condena las distintas maneras de experimentar la sexualidad...

    Feliz 2014, lleno de dominaciones

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  2. Lo más importante de ese artículo es que demuestro que el Dominante también tiene sus límites y los respeta...

    De la hipocresía social espero escribir pronto...

    Feliz Año 2014

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  3. Hace tiempo me asombró un artículo de psicología donde a los que practicamos sado o spanking, a parte de otros juegos sexuales, se nos daba la condición de enfermos. Aunque también he leído que hay muchos que consideran a los psicólogos como una lacra social, y con eso si que estoy de acuerdo.

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