Se supone que las
mujeres son confusas. Usted siempre estará confundido por las mujeres porque la
confusión y la no confusión son ambas estructuras cognitivas y percibir a una
mujer solo con su mente es el mayor error que se pueda cometer.
Probablemente, ésta sea
la mayor y única introspección que he tenido sobre las mujeres; no mires a las
mujeres con tu mente y trata de comprenderlas en lugar de mirarlas y sentirlas
con tu corazón. Por lo tanto, gran parte de lo que una mujer es y quién es,
está en su corazón y en su alma. Ahí es donde está la identidad y el centro de
la conciencia del ser que estás buscando.
Ella derrama su
consciencia a través de formas cognitivas para interactuar con el mundo físico,
pero esas formas son demasiado pocas, demasiado torpes, demasiado pesadas para
representarla de verdad. Es una representación perfectamente hecha, pero no
transmite su verdadera amplitud y profundidad, no da la verdadera talla de lo
que ella es. Es como hablar con ella por videoconferencia. Puedes verla y
puedes oírla y puedes interactuar con ella, pero no puedes tocarla, no puedes
olerla y no puedes saborearla.
Es un proceso perdido,
una calle de dirección única. Afeita cosas que no tienen sentido, para extraer
suficientes partes de sí misma, pero nunca realmente quién es ella. Al ser una
calle de sentido único, en verdad, no se puede ir a otro lado. Si quieres
conectar con ella y con la imagen que presenta al mundo, que es confusa y
difícil de comprender, tendrás que ir a la fuente, a su corazón. Porque ahí es
donde ella está. Aquí es donde puedes tocarla y conectar con ella y afectarla.
Ahí es donde su consciencia se rinde a tu caricia y ves ondulaciones en su ser
de tu misma presencia.
Las mujeres son simples.
Incluso las comunicadoras, y almas valientes, dispuestas, anhelando ser
vulnerables, ser tocadas, ser comprendidas, y hacen todo lo posible para
ponerse a tu disposición solamente para eso. Y todo lo que tú tienes que hacer
es mirar más allá de la máscara. No intentes comprenderla con tu mente porque
no es ahí donde ella está. En realidad, no. Sólo tienes que ir a buscarla. Búscala
fuera. La encontrarás sentada en una piedra en espera de ser encontrada.
Cuidadosamente, coloca la mano sobre su corazón y te darás cuenta que no hay
necesidad de comprenderla, sólo aceptarla, sólo conectarte, solamente para estar
en comunión con ella.
Interesante escrito
ResponderEliminarUn Saludo.
Hay mujeres que somos transparentes y siempre estamos dispuestas a todo... y eso hace que los hombres se vuelvan confusos, porque no es lo que esperan encontrar en nosotras
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