Por lo menos, hay dos clases de problemas que molestan a las mujeres
sumisas. Por una parte, existe la preocupación de que ella no es lo
suficientemente sumisa. Por mucho que le dé, teme que él aún quiera más y
empieza a preguntarse si alguna vez podrá darle todo lo que él exige.
Algunos días, se despierta y no siente que sea sumisa, no sabe si esto
es, en realidad, lo que ella quiere después de todo. Luego, con un poco de suerte,
los sentimientos de la sumisa vuelven corriendo y ella recuerda dónde está su
verdadera satisfacción. Aun así, hay cosas que nunca ha hecho antes, ni
siquiera las había pensado. Pero, las cosas de las que él le ha hablado y,
parece decidida a intentarlo, no sabe si puede. Ella teme ser un fracaso.
Y luego hay un
conjunto de contradicciones y preocupaciones. ¿Qué pasa si ella es demasiado
sumisa? Un dominante podría pensar: “¿Cómo es esto posible?” Con seguridad, él
quiere que ella sea tan sumisa como pueda. Cuanto más pueda recibir, más lo
disfrutará él. Pero, lo que a ella le preocupa de esto es, si le permite hacer
sólo lo que a él le agrada. Nunca ofrece la más leve resistencia, pero absorbe
todo lo que se produce en ella, ¿podría darse el caso de que se aburra de ella?
Esta piensa que, tal vez, el dominante disfruta los retos con una mujer que
necesita ser seducida, engatusada, manipulada e incluso “forzada” para hacer lo
que él quiera. Ella piensa que si se lo pone demasiado fácil y no lucha en contra
de su dominación, él pueda perder interés. Se supone que no quiere una mujer
felpudo. Tal vez, incluso, se lo haya dicho alguna vez. Ella abraza su sumisión
con los brazos abiertos, pero, ¿no preferiría él que ella estuviera un poco
nerviosa y no tan domesticada ni demasiado predecible?
Desde el punto de
vista de un dominante, no puedo decirte lo que es ser demasiado sumisa o, lo
que no es o ser lo suficientemente sumisa. Tienes que trabajar estas cosas por ti misma a través de pruebas y errores y
con un montón de comentarios. Cada relación es diferente. Pero, hay una o dos
cosas que me gustaría decir. La primera, es verdad, que no puedes convertirte
en una mujer sumisa si no lo eres. La naturaleza sumisa está o no está en la
mujer.
Sin embargo, es posible
que tengas mucho que sacar y, por supuesto, que es donde está lo divertido. Desentrañar
sólo lo que puedas conseguir al someterla, especialmente, todas esas cosas que ella
juró que nunca haría. Pero resulta que, solo necesita ser puesta en el camino
correcto. Tal vez, y de tal manera, que la negativa no pueda aparecer más que como
una opción.
Es increíble lo
que se puede conseguir que las mujeres hagan, si las pones en el estado de
ánimo adecuado. A menudo, te puedes encontrar con que una mujer se preocupa de
que no puede ser lo suficientemente sumisa porque, simplemente, usted no ha
encontrado el enfoque adecuado para la misma. No estoy diciendo que las mujeres
sumisas no tengan sus propios y estrictos límites. Por supuesto, sí los tienen.
Pero, si usted
encuentra que ha llegado a un límite, mi consejo es girar un poco y trabajar en
otra cosa diferente. Tal vez, en algo que no hayáis podido hacer nunca o algo
que la atraiga sin que usted perciba que no es un límite, como ella piensa que
es. Y, entonces, cuando usted puede encontrar, después de que usted haya
conseguido pasar por debajo de sus defensas, en particular, con este tabú, que
resulta luego más vulnerable de lo que inicialmente pensaba y que nunca podría
llegar a hacer.
Un pequeño
ejemplo. Tal como shy ya ha admitido en su comentario sobre un post anterior, ella me anunciaba al principio
que no le había gustado la humillación. Y luego, cuando eso resultó ser
simplemente una cortina de humo, se retractó un poco y dijo: “De acuerdo, pero
nunca le permitiré que me humille en público.” Por lo tanto, hasta ahora, no lo
he intentado. De cualquier modo, no seriamente. (Mientras estábamos comiendo,
le prohibí que me hablara o mirara durante cinco minutos. Su sonrojo, mientras
ella miraba hacia la mesa, era digno de observar.) Pero, al mismo tiempo, la
dejé claro que, bajo mi punto de vista, no había cosas que yo pudiera
requerirle y ella era libre de rechazar. Hay cosas que he decidido no
preguntarle o que, hasta ahora, no se las he preguntado por varias razones, que
pueden incluir el hecho de que ella pudiera encontrarlas estresantes o
amenazantes para su privacidad o bienestar. Por lo tanto, nos alejaremos de
esas cosas, al menos por ahora, y tomemos otro rumbo. Hay un montón de cosas
que puedo hacer que ella haga, que me agradan en gran manera y que sé que no
podrá resistirse, incluso si a ella no le pudieran gustar. ¿Y el resto de las
cosas, las cosas realmente difíciles? Tal vez, llegaremos algún día a ellas. Nunca
digas nunca, querida.
En cuanto a la
mujer que se preocupa por ser demasiado sumisa, shy me admitió, posiblemente en
un momento de descuido, que haría cualquier cosa por mí. ¿Cualquier cosa?
Cualquier cosa. Pero que no la haga una presa fácil. No creo que realmente
exista algo como una mujer que sea demasiado sumisa. Sólo existe una mujer que,
simplemente, todavía no se le ha pedido que haga cosas difíciles. Si algunos de
ustedes piensan que ella es demasiado sumisa, entonces, suba la apuesta.
Presione con más fuerza contra las zonas donde ella ofrezca la resistencia más
obstinada o contra esos sitios donde ella nunca ha sospechado que sería el
objetivo de un asalto. Si usted es capaz de abrir una brecha en sus defensas,
siga atacando con más ahínco su posición fuertemente fortificada u otra que
ella piense que nunca será descubierta. Incluso, la mujer aparentemente más
sumisa tiene uno o dos reductos que cree que están a salvo de ser invadidos.
Cuando shy me dice que haría cualquier cosa por mí, no estoy muy seguro de que
sea consciente de las implicaciones de lo que me está diciendo, tal vez, porque
no se ha encontrado antes con un dominante que esté preparado para obligarla a
hacer lo impensable.
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