Él castigó a su sumisa por decirle que
iba a darle el tratamiento del silencio. Él siguió con el sistema de cómo entrenar
a una sumisa respondona.
La razón es que, si ella está diciendo
que le está tratando con el silencio, en realidad, no le está dando tal
tratamiento.
Lo normal es que, si ella va hacer un
trabajo, lo haga bien. Él necesita ver algo del objetivo a través del
seguimiento adecuado.
Dominante, a lo largo de su vida, alguna
vez tendrá que entrenar a una de esas escandalosas sumisas (especialmente, las
respondonas y mocosas). Desde que aquella sumisa quiso dar el tratamiento del silencio
a su Dominante, éste, en un momento dado, le puso una mordaza de bola en su boca
y le preguntaba si le apetecía una cuña de tarta de piñones y una copa de Pedro
Ximenez.
“Uhmmmm… de-li-cio-so,” ella se relamió la boca.
¡Lección aprendida!
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