Ella se
pregunta algunos días, si su sumisión nunca será capaz de manifestarse al
margen de la tinta que ocasionalmente derrama.
E
incluso, insiste: “¿Podría ser yo esa mujer tan cariñosa que conocí una vez? ¿O
es sólo una fantasía que intentaré quitarme de encima para sobrevivir otro día?”
Lo ha captado claro. Sobrevivir, no vivir.
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