Tengo un amigo que no
le gusta que las mujeres cambien el aspecto de la zona de su vello púbico. Prefiere
el Monte de Venus lleno de vello, al natural. ¡Pobre hombre! En estos días,
tendrá que recorrer muchos caminos para encontrar lo que le gusta. ¿Es que hay
alguna mujer sexualmente activa en el mundo occidental avanzado que no tenga
recortado o afeitado el vello de su pubis? Esta tendencia está cambiando universalmente
la estética sexual de la mujer.
Un historiador de arte
podría escribir un libro de entretenimiento de las idas y venidas del vello
púbico en las representaciones del desnudo. Durante siglos, no existió.
Actualmente, no es del todo cierto. Confiando en la memoria, yo diría que las
estatuas griegas de los hombres tienen una mata de vello rizado entre las
piernas, pero las mujeres, nunca. ¡Qué extraño es eso! En la pintura occidental,
a pesar de las obsesiones por las formas del desnudo femenino, el vello púbico
brilla por su ausencia. Es cierto que la famosa pintura de Courbet “El origen
del mundo” es, en efecto, un primer
plano de un pubis con un exuberante crecimiento del vello. Pero la pintura
estuvo comisionada por un coleccionista de imágenes eróticas y no destinadas a
exposiciones públicas, lo que es casi normal.
Supongo que la historia
de la noche de bodas del crítico de arte John Ruskin es instructiva. No
habiendo visto nunca a una mujer desnuda, sino solamente fotos de ellas, se
cayó desmayado cuando vio por primera vez el penacho del Monte de Venus de su
esposa. El pobre hombre nunca se recuperó. Su esposa permaneció virgen hasta
que se divorció. Se casó con el pintor John Malláis. Obviamente, él estaba
hecho de otra pasta. Sin duda, había estado follándose a sus modelos y sabía
cómo era una mujer de verdad. Ruskin posteriormente se volvió loco.
Mi amigo parece tener
el complejo de lo contrario. No podrá mejorar a la naturaleza. Sus disgustos
por el lirio dorado puede ser una actitud admirable en algunos aspectos, pero
no puedo decir que estoy en sintonía con él cuando se trata del cuerpo humano.
Quiero decir, yo no sugeriría que el cabello de la cabeza de una mujer
permanezca intocable por las tijeras, ¿verdad? Sería desastroso. De hecho, es
la parte del cuerpo de las mujeres donde ellas están más preocupadas, me
inclino a decir que contra más artificios, mejor. Creo que fue Bette Middler
quien dijo: “¿Qué? ¿Quieres decir que hay mujeres que nunca se tiñen el pelo?”
Esto se aplica también hasta en el vello púbico. No es tinte, aunque eso sea
otra opción, quiero decir simplemente, un estilo diferente. No voy a decir en
público qué estilo exactamente impongo a mi sumisa (aunque tengo una
preferencia bien definida). Me limitaré a exponer que creo que la zona del
pubis es un sitio legítimo para la expresión artística.
Mi amigo tampoco tiene
ningún interés por la ropa interior de las mujeres. Supongo que es, al menos,
una vez más consistente, al preferir la desnudez, desdeñando todos los arcos
pequeños y los volantes, las cintas, los lazos y los bordados usados para
decorar la ropa interior. Él piensa que la ropa interior es una cuestión de
utilidad y es para quitársela lo antes posible. Creo que es una negación de un
placer estético intensamente erótico. Me encanta la seda y el satén, los trozos
de gasa transparente que casi se pueden ver a través. Casi, pero no del todo.
Ese es el tema. Y los colores. Claveles y violetas, negros y rojos, tonos lila
y espectaculares colores de turquesa y verde limón. Realmente, estamos en el
apogeo de la ropa interior femenina ¿Alguna vez, las mujeres han tenido una
variedad tan amplia de cosas bellas? Y no todas muy caras.
A veces, pienso que puedo estar casi tan interesado tanto en la ropa interior como en lo que hay tras de ella (aunque, por supuesto, es el saber de lo que está dentro lo que le da a la prenda su carga erótica). ¿Por qué alguien quiere privarse a sí mismo de tal placer que yo no me lo puedo imaginar? Parece una extraña especie de puritanismo.