domingo, 30 de junio de 2013

Algo especial

No tienes que perder mucho tiempo leyendo los blogs para darte cuenta de que hay muchas maneras de organizar las relaciones sexuales. La monogamia en serie, que es la posición por defecto de la sociedad occidental, parece estar cada vez más cuestionada, si no en teoría, sí en Barcelona, Madrid, Londres, Nueva York, París, así como en muchos puntos de en medio. La gente está explorando todo tipo de opciones. Confieso que el polyamor es una de ellas. Sin embargo, también confieso que siempre he tenido mucha curiosidad por saber cómo funciona en la práctica. Tengo la sensación que es un trabajo muy duro. Si usted desea pasar el resto de sus días trabajando sobre sus relaciones, tal vez, sea muy gratificante, pero, muchos de nosotros tenemos otras cosas en nuestra mente. Y hay otros aspectos prácticos que se entrometen. Ir al supermercado, reunión con el profesor de su hijo o, simplemente, mantenerte al día con tus amigos habituales. Sin mencionar el futbol…me prometí a mí mismo que no lo mencionaría, que este blog sería una zona libre de fútbol.

Otro modelo es la amiga para follar o la amiga con derecho al roce. ¿Todas las relaciones sexuales tienen que ser profundamente serias? ¿Siempre tienen que involucrar a los sentimientos más profundos? O, ¿existe una manera de gestionar los deseos y necesidades apoyándose mutualmente, pero que no exigen compromisos de exclusividad?

Me gustaría pensar que sí. Yo tuve una vez un matrimonio abierto, por lo menos, yo pensaba que lo era y se suponía que las actividades extracurriculares estaban bien con tal de que estuvieran controladas, que no implicara demasiadas conversaciones significativas sobre la medianoche sobre hacia dónde va todo esto, cuánto significábamos el uno para el otro, etc.

En cierto modo, todavía sigue siendo mi ideal el tener una relación realmente importante, otras agradables y gratificantes. Pero, ahora soy un hombre más triste y más sabio y creo que he aprendido algo. Puedes tener tantas relaciones sexuales como quieras e intentar ser abierto y honesto respecto a ellas y puedes tener a alguien con quien estés absolutamente comprometido o no. Pero, al final del día, siempre te enfrentas con el problema de la relación especial.

Quiero decir en el aspecto sexual. Y, en especial, el emocional, ¿puede ser significativo el sexo sin la emoción? Según mi experiencia, todos nosotros queremos ser especial para alguien y esto es más un sentimiento atávico que el deseo de tener a alguien que sea especial para usted. Para ser el número uno de alguien, la persona que todas desean y aman sobre los demás, ¿no esperamos esto todos nosotros?

Creo que la promiscuidad adopta muchas formas y una de ellas, es el deseo de ser una persona especial para más de una persona. Por definición, sólo se puede tener una persona que sea especial para usted, si tienes muchas, estas no serían muy especial, ¿verdad? Pero, esto no impide que quieras ser especial para los demás. Este deseo puede persistir incluso después que todas  las brasas se hayan apagado. Aún así, se tiene el anhelo de ser especial para él o para ella, la esperanza de que todavía conserve un lugar privilegiado en su corazón, incluso aunque no llegues a verla de nuevo. Me parece que parte de nuestra naturaleza, esencialmente narcisista, anhela ese lugar especial en la mente del otro. Es posible que nos hayan permitido irnos, o que podamos tener que dejarla, pero nosotros esperamos que no solamente la olvidemos, sino que la recordaremos como la mejor.

¿Cómo se relaciona esto con la D/s? De acuerdo con mi experiencia, la mejor relación D/s fue muy profunda, muy profunda. Una vez que has estado allí con alguien, la tocaste tan profundamente, que esperas que no la olvide, incluso a pesar de que te hayas alejado. Usted espera que haya dejado algo de sí mismo detrás, algo que permanecerá con vosotros. Por lo tanto, aunque no vaya a ser más especial para usted, espera amablemente que siga todavía con ella. No es lógico. Tal vez, no sea muy agradable tampoco. Pero, es así como pasa con algunos de nosotros.


Pero si, a continuación, usted encuentra a alguien nuevo que sea especial para usted, usted quiere ser también su persona especial. De hecho, usted quiere ser su persona muy especial. Y, quizás, entonces usted pierda ese deseo de ser especial para los demás. Es entonces cuando algo importante está sucediendo, un cambio decisivo y un momento realmente emocionante.

viernes, 28 de junio de 2013

La confianza

La confianza en mi relación D/s lo es todo. He encontrado una confianza consciente que crea las bases de la relación y otra forma de confianza esotérica inconsciente que perdura en el tiempo.

Primero, me gusta tocar el “lado de la relación”. Uno debe, en el sentido de que “yo te conozco, por lo tanto, sé que no vas a hacerme daño.” Dentro de esta confianza, existe el ser humano que comprende que el Dominante es una buena persona que no intenta hacer daño o decirle a una mujer algo que ella no pueda soportar; porque puede dar lugar a predisponer a una mujer a una decepción. También se debe confiar en que el Amo puede ver más allá de los típicos daños a los sentimientos que salen de un falso sentido del control.

Si yo desobedezco o no realizo una tarea, yo pediría ser castigado – castigada – mi disculpa sería aceptada – y el asunto terminado. El Dominante no le dice todo sobre cómo tiene que hacer esto o aquello para hacerle daño. Ella sabe que la mala conducta le decepciona y es difícil para él castigarla. Esto no es decir que él no tiene sentimientos, los tiene.  Él no es sólo un hombre muy apasionado; sino que lo mantiene bajo control.

La “parte del conocimiento” es interesante porque la mujer no entrenada piensa que ella lo sabe todo, sabe lo que es mejor para ella, para su Dominante, y la relación. Malo… la sumisa aprenderá muy rápidamente que el Dominante sabe más. Aprenderá que para evolucionar como sumisa, tendrá que dejar de lado lo que pensaba y confiar en su Dominante para que le muestre los caminos por donde una sumisa deberá comportarse, las maneras que una sumisa deberá presentarse por sí misma, interactuar con otras y así sucesivamente.

La “confianza inconsciente” se construye con el tiempo. Se siente natural. Esta clase de confianza es duradera e incondicional. Está basada en el compromiso que el Dominante  ha hecho para cuidarla y protegerla. Lo que la sumisa debe entender por compromiso, no significa que tiene que estar casada, significa que alguien ha demostrado que están comprometidos en el amor y el respeto entre ellos y han demostrado que se valoran por encima de los demás. Esto no es algo que la mente pueda poner en una caja y etiquetarla con la palabra “confianza”. Es una sensación o una unidad completa con el otro, la unidad con el amor en su relación.


jueves, 27 de junio de 2013

Qué prefieres, ¿los pechos o el trasero?

Soy un hombre del trasero que le encantan los pechos.

No estoy muy seguro de cómo explicar la cosa del hombre del trasero. Visualmente, me siento atraído por todas las partes del cuerpo de una mujer  que transmitan feminidad. Piel suave, su pelo, rasgos delicados, curvas, etc.

Por ejemplo, me encantan los pechos (no por el tamaño, sino por la forma y lo suave que parecen), pero puedo recordar la última vez que pude lamer un par de pechos. O el cabello. O la piel. O su figura y eso incluye una cara bonita. Registro la hermosura como el que más, incluso mis ojos también se fijan en una mujer mayor.

Sin embargo, me inclino por una cintura definida y un cuerpo generoso, por debajo de la cintura. A menudo, cuando una mujer llena sus vaqueros con caderas curvilíneas y un culo redondeado o, cuando se puede ver un atisbo de su cuerpo a través de la tela de su falda, me quedo paralizado.

Algunos hombres, proclives al trasero, se inclinan por la parte inferior del cuerpo de una mujer excluyendo todo lo demás,  así que siento la necesidad de explicar que soy un hombre que me encanta el culo de una mujer, pero que ama los pechos de una mujer. Me puedo pasar la vida jugando con los pechos y los pezones y me puedo perder en un escote bien formado, pero es la cintura, las caderas y las nalgas las que impulsan “la quilla de mi barco”.

Con demasiada frecuencia, oigo a las mujeres quejarse de sus culos y quiero exclamar: “¡Eh, señoras, no es demasiado grande!” Lo más probable es que, si una mujer piensa que su trasero es demasiado grande, yo creo que es perfecto. No veo la celulítis y las pistoleras. Solamente veo las curvas femeninas y quiero algo de ellas. Muchas gracias

Supongo que es por eso  el concepto que tengo del hombre del culo. Sin embargo, tenga en cuenta, que yo también soy un hombre cerebral, un hombre de piel suave, manos delicadas y viriles, un hombre de corazón cálido y generoso, alguien a quien respeto como hombre, un hombre con pezones sensibles y así sucesivamente. Pero, por ejemplo, el mejor culo del mundo no puede compensarse con una falta de conversación.

martes, 25 de junio de 2013

Quítate las bragas

“Quítate las bragas.”

Un mensaje inesperado en su teléfono móvil. Ella está sola en su casa. No existe ninguna prohibición para obedecerle de una manera inmediata. Pero, él sabe que ella obedecerá sobre la marcha.

Ella se siente tan abierta, tan accesible, tan vulnerable… Sus pantalones están sueltos. Sus dedos podrían deslizarse fácilmente en su agradable vagina a través del agujero de la entrepierna.

“Coge la cadena y manténla contigo toda la noche.”

Ella está en el dormitorio. Da unos pasos y descuelga la cadena del armario. Se gira y se la coloca alrededor de su cuello. La echa hacia sus hombros como si fuera un pañuelo de seda suave. Pero, sin colores de aguas azuladas, verdes o púrpuras. Y la deja caer sobre su espalda. Es una bufanda dura, fría y rígida. Eslabones de acero gris plata apretando su tráquea. Esto le recuerda quién es ella.

Está excitada, le duele.

“Me duele el coño de tanto quererte,” le contesta a su Dominante.

Siente sus dedos dentro de ella. Follándola fuerte, hambriento y sin piedad.

“Puedes tocártelo ligeramente con la  cadena. Eso es todo,” le sugiere por el móvil.

“La cadena está fría y dura y rígida.  Sin embargo, besa mi coño con ternura, como un precioso regalo. Mi coño se abre y llora con deseo; no quiere nada más,” piensa ella.

Él quiere hacerle cosas. Sus pensamientos, probablemente, la asustarían.

Es una danza constante, delicada, sin coreografía fija. Lo que él quiere hacerle. Lo que ella quiere darle. De lo que él intenta protegerla. Lo que ella no puede controlar. Lo que él no puede impedir que suceda. Lo que ella no puede impedir que suceda.

Ninguno de los dos quiere la música hasta el final.

Él la está entrenando. Enseñándola  a recibir el dolor. A querer el dolor A someterla más,  antes de sentir el dolor.

A pedirlo.

Aprender muy de prisa. Ella quiere aprender más rápido.


“Me gustaría poder aprender más rápido para que él pudiera hacer todas esas cosas terribles que piensa – y que no se deshagan. No habrá nada más que su placer y su orgullo y mi gratitud porque le puedo dar mucho – especialmente – esa exquisita intimidad que se crea mientras, dando y sufriendo, compartimos el dolor,” pensaba ella.

sábado, 22 de junio de 2013

Agujas

Nada de sangre, ella lo había dicho justo desde el principio. Nada de cuchillos, nada de cortes, nada de agujas. Es un límite absoluto, es mí límite. Él lo acepta sin chistar. Pero, un día, ella vio una foto de una sumisa con una serie de agujas a lo largo de toda su columna vertebral. Todo el conjunto parecía una espiga preciosa. Y una cinta rosa atravesaba las agujas, como si ella estuviera envuelta de cintura para arriba como un regalo para alguien.

Ella se estremeció cuando vio la foto, se movió a toda prisa. ¿Cómo podría alguien permitir eso? Sin duda, este dolor y este peligro. Pero más tarde,  ella volvió para echar otro vistazo. Y, al día siguiente, otro. ¿Cuánto tenía que doler, verdad? Ella investigó un poco. Las agujas eran fuertes y afiladas. Y esterilizadas. Las consiguió en una tienda que vende suministros médicos o por Internet.

Ella encontró algunos relatos escritos por mujeres que habían soportado estas experiencias. Mujeres que hablaban de las increíbles alturas que habían conseguido y de las profundas satisfacciones al ser traspasadas de esta manera. “No sé si yo soy tan sumisa como para llegar a eso,” pensó. “Me gustaría serlo, pero no lo sé.”

Ella le habló al respecto. Notaba que él estaba excitado. “¿Qué se siente con este dolor?” preguntó él. Ellas dicen que es como cuando vas al médico para que te ponga la vacuna contra la gripe. No es peor.

“¿Eres aprehensivo?,” le preguntó ella. “¿Serías capaz de hacérmelo a mí?” Él pensó en esto. Siempre y cuando no haya mucha sangre, dijo él. Parece que no, apostilló ella.

¿Es eso lo que quieres que te haga? Preguntó él. ¿A lo largo de la espalda? Ella estaba mirando a más fotos. Mujeres con agujas a través de sus pechos, a través de sus labios. No, ella pensaba, no ahí. No ahora; tal vez, nunca. Pero, y ¿por la espalda?

Me hicieron una vez la acupuntura, dijo ella; ¿te lo dije? Me imagino que esto tiene que ser un poco como eso.

Cuando las agujas fueron quitadas, ella las guardó. Al día siguiente, ella fue y las miró. Quizás, el dolor no sea tan malo, pero era la idea de las agujas traspasando su blanda y tierna carne… A ella, le daba miedo. Supongo, él dijo cuando ella se lo dijo, que si no existiera el miedo, no tendría mucho sentido. Ella tuvo que admitir su lógica.


Necesitaré una palabra de seguridad, dijo ella. Y quizás, también, una buena copa.

jueves, 20 de junio de 2013

El juego de la edad

Cuando Marilyn Monroe canta: “Mi corazón pertenece a mi papi,” hay alguna ambigüedad, aunque quizás, no mucha. Sí, es posible que ella sea solo una hija obediente expresando su afecto. Pero, por la expresión de su cara y su voz burlona, asumimos que hay algo más de lo que ella está cantando. Tal vez, sea un papi dulce (ella también canta que los diamantes, después de todo, son los mejores amigos de una mujer). Pero, podría ser simplemente ese hombre familiar, pero siempre un personaje ligeramente dudoso, un hombre más mayor…

Yo no he hecho un estudio estadístico, pero está claro que, en realidad, a algunas mujeres sumisas, les gustan los hombres mayores. Quizás, exista la sumisa ocasional que, incluso, los prefiera. Es difícil de decir si esta preferencia está realmente relacionada con su sumisión. Obviamente, depende de la mujer. Y de muchísimas  otras cosas también; después de todo, a algunas mujeres vainillas también les gustan los hombres mayores. Y depende de lo que quieras dar a entender. Hay hombres mayores y hay hombres viejos. La edad, tal como la conocemos, no es sólo como está en tu certificado de nacimiento. Es principalmente de cómo está en tu cabeza. Algunas personas nacen viejas. También es relativo. Para una mujer de veinte años, un hombre de cuarenta es mayor; incluso, tal vez, un hombre de treinta. Si ella tiene cuarenta años, entonces, ¿a quién considera ella mayor? ¿A un hombre de sesenta?

La pregunta interesante es, hablando por mí mismo como hombre mayor, (ahora, hay una golosina interesante para ustedes, queridas lectoras), ¿por qué una mujer prefiere que haya una cierta diferencia de edad? He oído decir (y, por supuesto, me ha encantado oírlo) que los hombres mayores tienen más experiencia, son más maduros en sus emociones, más fiables, menos volátiles. Son más propensos a apreciar lo que una mujer puede ofrecer, no es que ellos tengan que coger lo que sea, sino que ellos conocen el valor del cerebro al igual que el de la belleza, de la sinceridad al igual que el de la sensualidad. Y si una mujer es sumisa, puede ser que atribuya al hombre mayor más autoridad que es lo que ella está buscando.

Estas observaciones sobre lo que el hombre mayor tiene que ofrecer, pueden o no pueden ser exactas. Obviamente, no soy un observador imparcial. Pero, existe un tema aparte sobre la edad. Existe la diferencia de edad y existe el juego de la edad. Todas mis parejas sumisas han sido bastante más jóvenes que yo. Pero, en nuestras relaciones del día a día, no creo que esto fuera de una manera habitual un problema. La mayoría de las veces, yo apenas lo noté; ni creo que ellas tampoco. Nosotros éramos solamente dos personas. Pero, el juego de la edad es un tema diferente. Ahí, estás erotizando deliberadamente la diferencia de edad (la cual, por supuesto, puede ser puramente una invención). La mujer se anima a expresar sus fantasías de ser una niña pequeña. Puede ser hasta que se vista de colegiala, quizás, peinada con cola de caballo, ropa interior de algodón, calcetines blancos y así todo. O, puede ser que ella quiera jugar incluso como si tuviera menos edad. A ella le gusta actuar como una inocente, ser seducida por un hombre mucho mayor sin escrúpulos, que la “fuerza” a hacer cosas que se supone que las niñas buenas no hacen. O existen cosas “malas” que ella necesita saber ahora que está creciendo  y él se las va a enseñar. Ser seducida por un hombre mayor puede conseguirse con una combinación de amenazas y recompensas. O, tal vez, ella tenga que admitir que ya ha sido mala y ha dejado que los niños le hayan hecho cosas que están prohibidas, robar besos y cosas peores. Las niñas, después de todo, no son siempre tan inocentes.

Lo que sea. He actuado en esos escenarios más de una vez y algunas mujeres los encuentran increíblemente excitantes. Es más inquieto, pero, por supuesto, con nosotros, la gente perversa siempre forma parte de la atracción. Mentalmente, tengo muy claro en dónde están los límites. No creo que el juego de la edad tenga algo que ver con el abuso infantil, de la misma manera que el spanking no tiene nada que ver con la violencia doméstica, a pesar de esto, puede crear confusión en la mente de la gente ignorante y llena de prejuicios. No creo que si una mujer en una relación D/s, llama a su dominante “papi,” esto sea un incesto del poder, aunque podría ser una forma de trabajar algunos temas en esa área. No estoy seguro si yo me sentiría completamente cómodo llamándome a mí mismo “papi.” Yo preferiría actuar como “tío” o bien como un viejo pícaro (Amo o Dominante, por ejemplo).

Mi sentido de lo que está en peligro en el juego de la edad, es que es, parcialmente, una variante muy particular, en general, del juego de poder en la D/s. Al convertirse en una niña, ella se absuelve de toda responsabilidad de lo que pueda suceder y es aliviada de la necesidad de tomar iniciativas. No está relacionada, creo, con el escenario de la violación o la fantasía de un secuestro, que es muy poderosa, aunque a menudo reprimida, la cual forma parte de las fantasías de las mujeres, tanto vainillas como de la D/s.


Pero, no se trata solo de ceder el poder, porque sé que es un hecho de que las niñas también quieren ser atendidas, quieren saber cuánto son de queridas, quieren ser mimadas, quieren ser acariciadas. Algunas veces, les gustaría que su tío les diera un baño y les lavara la cabeza, tal vez hasta pintarles las uñas de los pies, vestirlas para ponerlas de dulce y bonitas. Y luego, si ella es muy, muy buena, pudiera tener un tratamiento muy especial.

lunes, 17 de junio de 2013

La D/s y el amor

He aquí, cómo respondí a la pregunta que una joven Dómina me hizo recientemente con respecto a la D/s y el amor.

Siento decirle que tengo un punto de vista opuesto al suyo. Después de muchos años de tener varias relaciones D/s, he llegado a darme cuenta que los desafíos más difíciles son aquellos que involucran al amor y, en particular, al amor romántico. Como dominante que debe regular, estructurar y, de vez en cuando, castigar a una sumisa, me parece que el amor, a menudo, se interpone en el camino. Hay que ser muy fuerte para castigar a la persona que se ama.

Cuando la base de la relación (y aquí hablo del estilo de vida actual, no de las sesiones) es estrictamente D/s, es mucho más fácil mantener la estructura. En cuanto al sexo, en pocas palabras, es genial. La falta de romance es en realidad una ventaja. Mantiene la relación pura, equilibrada y centrada.

Ahora, no me gustaría dar la impresión de que me opongo al amor y a la D/s juntos. Conozco a Dominantes que están casados desde hace muchos años con sumisas excepcionales y, para uno de ellos, ella era su alegría y su perfección. Su matrimonio era un modelo de lo que es posible cuando el romance y la D/s están perfectamente equilibrados. Pero no es fácil, se requiere una constante atención a los detalles y existen veces en que les debe resultar como un desafío, (como ella lo hace).

Si eres dominante, como dices ser, entonces no puedo comprender por qué estás buscando alguna de esas experiencias que son negativas. Usted está al frente de la relación. Es la única responsable de la calidad de su relación. Usted debe aceptar la responsabilidad de los resultados.


¿Es íntima la D/s? Por supuesto que sí. Tan íntima como se quiera. Pero, esto no significa que sea romántica. El divorcio de las dos está en su mente y luego, pregúntese si todavía le aporta una gran satisfacción y placer el simple control de su pareja. Si la respuesta es sí, entonces, adelante. Si la respuesta es no, entonces, yo debería sugerirle que revaluara sus premisas básicas.

domingo, 16 de junio de 2013

En el suelo

Él está sentando en la silla de la mesa de su despacho y la gira alrededor de la  cara de ella.

“Ven aquí,” le dice.

Ella se acerca con cautela. La mira durante un minuto antes de hablarle. “Quítate tu falda.”

Ella la desabrocha y la coloca sobre una silla cercana.

“Ahora, el sujetador.”

Él la mira. A ella, le parece duro mirarle a los ojos.

“Pon tu pezón derecho en mi boca,” dice él.

Ella se inclina hacia adelante, apoyando sus manos sobre los brazos de la silla, y presiona su pezón contra sus labios. Él abre boca y lo chupa. Continúa chupando, sintiendo como se endurece. Luego, aleja su boca.

“Ahora, el otro.”

Con mucho cuidado, ella pone su pezón izquierdo en su boca abierta. Se lo chupa hasta endurecerlo; luego, cierra sus dientes alrededor del mismo, presionándolo. Ella gime. Él aprieta el pezón endurecido entre sus dientes.

“¡Por Dios!” dice ella.

Él saca su boca. “Ahora, quítate tus bragas,” le dice.

Ella se desnuda por completo, excepto sus zapatos. Él se desliza sobre su silla giratoria  hasta sentarse en el suelo.

“Presiona tu coño contra mi boca,” le ordena.

Ella se inclina hacia adelante, aún apoyada sobre la silla y frota su coño contra sus labios. Él abre la boca y succiona su clítoris. Ella gime. Él desliza su mano hacia el interior de su entrepierna y mete dos dedos en su vagina. Está resbaladizo. Saca uno de los dedos y se lo inserta en su ano. Ella está ahora doblemente penetrada con su mano.

“Frota tu clítoris contra mi lengua,” le dice.

Gira sus caderas  lentamente mientras ella presiona fuerte contra él. Sus dedos están todavía en su interior. Ella está rozando su clítoris contra la punta de su lengua a la vez que él intenta endurecerlo.

“Demuéstrame lo mucho que te gusta correrte,” le ordena a ella.

Esto lleva su tiempo, pero, al final, su esfuerzo es recompensado. Ella se estremece de placer.


“¡Qué buena sumisa eres!” le dice.

jueves, 13 de junio de 2013

Tu destino

Llegará un día en que me pidas permiso para llamarme “Señor,” para ofrecerme la formalidad de un título honorífico, como una muestra de las necesidades de tu  despertar como sumisa.

No te lo concederé.

Llegará un día en que anheles arrodillarte a mis pies, para separar tus rodillas en un reconocimiento impulsivo del poder de la energía emergente entre nosotros, de mi dominio sobre tu sumisión, que no habla todavía, pero que es tangible y real.

No te lo permitiré.

Llegará un día en el que me solicites que te ate, el deseo burlante de sentir las cuerdas  firmemente en tu cuerpo, haciendo cumplir mi voluntad sobre tu carne, manteniéndose lista para mi uso. Te imaginarás cautiva, un receptáculo esperando mi oscuridad, las cuerdas mordiéndote mientras te retuerces, un presagio del dolor de mi fusta o implementos más oscuros. La fantasía te obsesionará. Una suma de miedo y excitación.

Rechazaré tu petición.

Llegará un día en que me ofrezcas tu cuerpo para mi deleite y placer. Estarás ardiente y ansiosa para que te trate con brusquedad. La tensión de las libertades denegadas convertirán tu piel en un campo eléctrico de hambre y sexo radiante. Impulsos vibrantes y profundos viajarán desde tu coño hasta tu cerebro, marcando un ritmo primario e impidiéndote un pensamiento racional. Tu aroma impregnará la habitación y serás incapaz de controlar la rapidez de tu respiración. Tu mente y tu cuerpo se abrirán a mí y, silenciosamente, me rogarás que acepte tu invitación.

No la aceptaré.

Llegará un día en que te encontrarás a tí misma desnuda y vulnerable, yaciendo en el suelo, tus necesidades desbordándose, locas y fuera de control. Te arrastrarás lentamente por la distancia que nos separa, sollozando por la intensidad del momento, atrapada por una mordaza entre las garras de la sumisión y el miedo, incapaz de no hacer cosa que acercarte a mí. Tu vientre estará a mis pies y tus lágrimas caerán suavemente sobre mis zapatos.

Entonces, me rogarás.

Me pedirás ser mi sumisa y que te controle. Me declararás tu deseo, tus necesidades y tu excitación. Me ofrecerás todo lo que te pida, me permitirás que te use como yo quiera, de cualquier manera y en cualquier momento. Los gemidos de tu garganta expondrán tu miedo y desesperación interior. Temerosa de mi rechazo y, aún, desesperada por tus anhelos, me pedirás ser mi puta y me rogarás que te acepte como mi esclava. Una terrible tensión te invadirá a medida que tú permanezcas allí, rogándome para que te acepte, aterrorizada por las consecuencias.

Entonces, y sólo entonces, te concederé tu destino.

martes, 11 de junio de 2013

¿Qué entiendo por sumisa?

¿Qué entiendo por sumisa? Permítanme que lo exponga de la manera más sucinta que pueda. Para mí, si una mujer es sumisa, significa que puedo poner mi mano en su falda en el momento que yo quiera. Ella no va a decir: “Basta. Hay gente que está mirando.” Ella no va a decir: “No estoy de buen humor.” Ella no va a decir (lo peor de todo): “¿No puedes pensar en otra cosa?” Porque, al ser sumisa, tiene que estar siempre preparada para decir que sí.

¿Tienen las mujeres alguna idea del increíble sentido de libertad y poder que un hombre tiene sabiendo esto? Es tan increíble que me pregunto: ¿por qué no son dominantes casi todos los hombres? ¿Quién no quiere sentir de esta manera? Ocasionalmente, incluso he estado tentado a pensar que todos los hombres deben, de hecho, ser dominantes, sólo que algunos carecen de las agallas suficientes para demostrarlo. Y, entonces, recuerdo a las mujeres que me han hablado de su intento por explicar a sus parejas lo que ellas quieren, lo que realmente quieren. Y se encontraron con la sábana de la incomprensión e, incluso, con una abierta hostilidad y disgusto.

Por lo tanto, parece que hay muy pocos dominantes afortunados que  sienten así, que llegan a tener relaciones sexuales de la manera que ellos quieren, cuando lo quieren, que no tienen que negociar, no tienen que mendigar o engatusar, no tienen que pretender sentimientos que no tienen o ser amable de una manera deshonesta.

Lo importante acerca de la D/s es que el tema del sexo se resuelve. Usted no tiene que empezar de cero cada vez, presionando para ponerse en la posición más ventajosa para conseguir lo que quiere. No hay ninguna negociación ni regateo. El sexo no es un premio por un buen comportamiento o la negación de un castigo por mal comportamiento. Ella ya lo ha dicho, dime lo que quieres y lo haré. El sexo no está de pie por algo más. Está por sí y en sí mismo y cada uno de vosotros ha decidido que lo que funciona para ustedes es cuando una parte toma el control.

Pero que nadie se equivoque. Ser dominante no es tener una licencia para ser un imbécil. No veo que un dominante tenga menos obligaciones que un hombre vainilla para hacer todas las cosas que a las mujeres les gustan. Tratar y ser encantador, respetuoso y atento y un buen oyente, así como un buen conversador, alguien que no pierda la cabeza, como una válvula de escape, si ella empieza a llorar. Y sí, alguien que comparte también las labores de la casa (cocinar es algo dominante, ¿no crees?).


No estoy seguro de cuán relevante pueda ser esto, pero Jane Smiley tiene una interesante descripción de uno de sus personajes en  la novela “Vida privada.” “Él era uno de esos hombres del que las mujeres más inteligentes se mantenían alejadas,  hombres que tenían algún interés por las mujeres, y los observaba y sabía lo que ellos estaban pensando.” ¿Por qué las mujeres se tenían que mantener alejadas de esos hombres? Puede ser que ella lo explique más adelante en el libro; no he llegado allí todavía. Tal vez sea porque las mujeres pueden perder sus corazones con estos hombres. Y esto es siempre peligroso. Pero, yo creo que esto es lo que las mujeres realmente quieren; alguien que sepa lo que ellas están pensando. ¿No es verdad?

sábado, 8 de junio de 2013

¿Qué es el amor?

Una vez, le pregunté a una sumisa, y masoquista, con la cual tenía una relación desde hacía mucho tiempo, cuánto me amaba… ¿cómo podría cuantificar su amor por mí? Ella se puso a pensar sobre lo que es el amor de verdad. ¿Cómo explicarlo con palabras? Yo tenía toda la razón. No hay manera de expresar el amor con palabras.

El amor son muchas cosas y yo le había enseñado mucho acerca de ellas. La lujuria lo consume todo. Puede devastar tu cuerpo y torturar tu mente y, con demasiada frecuencia, la lujuria y el amor se confunden. Ella no estaba segura de que pudiera enamorarse de alguien sin la lujuria. Ella me quería muchísimo. No había duda sobre esto.

Yo era el sujeto de todas sus fantasías diurnas. Ella se daba cuenta de que su mente vagaba pensando en mi tacto, mi olor y se consumía en un deseo brutal. Algunas veces, me decía que no podía sentarse cómodamente por lo hinchada y húmeda que estaba y se preguntaba: “¿Es esto amor?” Yo no lo creo así. Sospecho que es carnal y primario, pero no…no es amor.

Por lo tanto, ¿cómo podía saber ella que me amaba? Lo sabía porque cuando pensaba en el dolor que yo le había causado, no podía evitar que sus lágrimas cayeran y no podía dejar de llorar con sólo pensar que no me pudiera tener.

Ella sabía que si me perdía, lo perdería todo. Este pensamiento la aterrorizaba. Sabía que no renunciaría a nada que yo la pidiera si ello me hiciera feliz, incluyéndome yo mismo. Ahí es donde está el amor. El amor está en saber que si ella estuviera fuera de mi vida, si fuera mejor para mí, se sentiría nueva por completo y, entonces, se alejaría de mí caminando sin mirar nunca para atrás…y ella se perdería para siempre. Esto es amor.

miércoles, 5 de junio de 2013

¿Soy una mujer sumisa?

Así pues, ¿quieres que te diga cómo puedes saber si eres una mujer sumisa o no? Preguntarle a alguna persona si eres sumisa es como preguntarle a un ciego de qué color es tu vestido. ¿Hay algún indicio mágico en Internet que pueda decir que eres sumisa o esclava? Lamentablemente, no y no creo que tampoco a algunas mujeres les gustara escuchar esos indicios sobre ellas, si existieran. La sumisión no es algo que se pueda encontrar en un libro de autoayuda o en un profesional de la psicología. La sumisión es una llamada, una vocación.

No, no es el mismo tipo de vocación de la que habla la religión, sino similar. Algunas personas encuentran la sumisión como una forma natural de vivir; algo que les llega a ellas de una manera fácil y sencilla. Ser una sumisa natural significa que tienes algo innato e inherente en ti misma que te predispone hacia la sumisión. Otras mujeres tienen que aprender sobre la sumisión paso a paso. Otras han escrito en sus propios blogs sobre su aprendizaje a ser sumisa a través de sus propias experiencias. Cuando sientes dentro de tí que eres más feliz cuando te sometes a un hombre, es cuando realmente te das cuenta que eres sumisa. No hay ningún secreto en ello.

Escuchar tu propia voz interior, tiende a ser la cosa más dura. Es probable que hayas llegado a este blog porque alguien te dijo que eres sumisa y quieres saber más sobre la sumisión (o Dominación y sumisión) o has escuchado esa voz interior y tienes esa curiosidad innata por saber lo que significa. Espero que estas palabras te puedan ayudar a salir de aquí con una cierta comprensión de la sumisión y cómo saber si eres sumisa o no.

Tu propia voz te llevará a reflexionar, no dudes sobre ello. Confía en mí, cuando digo que no  puedes ser sumisa si no tienes las inclinaciones básicas para servir y el placer emocional de estar disponible para servir. Una vez que tienes esto claro, estarás bien situada para saber que eres sumisa.

Vamos a echar un vistazo a los cuatro siguientes espacios para ayudarte a determinar si eres sumisa o no. Sin embargo, el aplicártelos, te ayudarán a trabajar en pro de tu propia situación personal.

Saber que eres sumisa, te crea un aspecto mental sobre ello. Cuando piensas en servir a los demás, ¿te sitúas en una posición pacífica? Si sientes que es como algo lógico hacerlo, probablemente, lo seas. Cuando una mujer descubre que es feliz siendo sumisa, normalmente, deja de luchar contra ello y acepta ser feliz.

También puedes tener una conexión espiritual con la sumisión. Muchas veces, algunas  sumisas describen la conexión con su dominante como si estuvieran orando. Sienten una especie de poder de conexión   cuando le agradan. Usted puede tener una sensación de felicidad muy completa y feliz al pensar o participar en servirle.

El conectar con la sumisa interior puede tener también una respuesta emocional. Puedes llorar sin control o sonreír tanto y tan a menudo que hasta tus mejillas te pueden llegar a doler. Hay una señal clara de que eres sumisa, cuando  puedes considerar que estás al servicio de otra persona y que tu corazón te duele por necesidad. Su respuesta emocional puede ser normalmente la respuesta más fuerte a los estímulos de sumisión que seas capaz de experimentar.

Por último, cuando eres sumisa, desarrollarás una respuesta física a la dominación ejercida sobre tí. Para muchas sumisas, esto es la excitación sexual, pero pudiera ser también la necesidad de obtener una respuesta física y hacer algo para acércate más hacia esa dominación. Muchas sumisas han  tenido momentos, en los cuales, se sentían perfectas cuando solamente escuchaban el impulso primario al arrodillarse o al besar la mano de su Dominante o hacer algo para servirle.


Sentir todas estas cosas en un momento u otro, normalmente significa que tienes una mentalidad sumisa. Puede suceder todo a la vez, pero, en los momentos que suceden, deberías intentar de alimentarlos. Desarrollar un servicio que puedas ofrecer a alguien más, como el voluntariado y, desde luego, si además, exploras una relación con la Dominación y la Sumisión en su núcleo. Puedes llegar a descubrir la vocación que estabas oyendo en tu interior, de una manera u otra… o todo lo anterior. Pero,  solamente, tú puedes saber si la sumisión es el camino correcto para tí.

lunes, 3 de junio de 2013

Mantener encendida la llama de la sumisa

Hace poco un lector que se identificaba simplemente como mujer, hizo la siguiente pregunta:

¿Cuál es el proceso que un hombre dominante suele emplear para mantener encendida la llama de la sumisa?

En primer lugar, creo que el mantenimiento de una relación D/s es una calle con dos direcciones. De la misma manera que el poder fluye entre el dominante y la sumisa, de igual modo, el conducto que transporta esa energía (por ejemplo, la relación) requiere un mantenimiento y renovación continuados.

Para el dominante, este puede tomar diferentes formas. En cuanto a mí, soy un gran creyente de la formalidad de una relación D/s. Aunque intento no estar demasiado abochornado con esto, siento que una de las maneras de que una mujer reconozca que está en una tipo de relación especial conmigo y de que yo no la veo como vería a otras mujeres, es debido a la manifiesta formalidad en la forma que interactúo con ella. Esto puede incluir tono de voz, la forma en que se aplican las disciplinas, una cuidadosa atención a las tareas que son realizadas por la sumisa, etc. Pienso que la formalidad es una buena idea, porque requiere que el dominante sea consciente de lo que está haciendo en todo momento.

Por supuesto, la formalidad no es la única opción. Hay otras muchas. Por ejemplo, una puede requerir que una sumisa desarrolle ciertos rituales o disciplinas de gratitud, no solamente cuando se les da una tarea, sino, incluso, cuando las asumen por sí mismas. Se le puede requerir a la sumisa que pida permiso para actos sencillos, tales como ir al baño, comer o, incluso, pedir permiso para masturbarse. Todas las exigencias actuarán como un refuerzo en curso para la sumisión de la mujer. Otra, pudiera ser también, el subir un punto la hebilla del collar al obligar a la sumisa a tener puesto el collar 24/7 días o, tenerla tatuada, etc. De esta manera, ella es mucho más consciente de a quién le pertenece.

Algunas mujeres me han dicho que, incluso, desarrollando tareas domésticas mundanas pueden reforzar su sentido de la sumisión. Hacer la colada, preparar la comida, limpiar su habitación, etc., todas estas tareas tienen un significado especial cuando deben ser realizadas de una cierta manera y ella sabe que él lo comprobará más tarde.

La clave está en la revisión. Como he dicho en otro momento, si el dominante no asume su responsabilidad en serio y no está dispuesto a comprobar el trabajo de ella, asegurándose que está hecho adecuadamente y a su satisfacción, entonces hay muchas posibilidades de que ella se sienta abandonada y la fiebre de la sumisa arderá con una intensidad más baja. En ciertos casos, se puede hasta apagar.

La sumisa también tiene un papel que jugar si ella quiere mantenerse caliente, marchosa y necesitada. Debe aplicarse en sus tareas y disciplinas. Ella debe colocarse enfrente de su dominante para su examen y aprobación. No debe tomar decisiones a largo plazo. Debe intentar y cultivar una mentalidad que la mantenga en un espacio de sumisión. Ella debe exponer sus problemas y preocupaciones a su dominante. Debe estar preparada para expresar tanto sus necesidades como también sus temores.

He escrito antes estas cosas. No hay una fórmula mágica y ninguna bala de plata. Una relación D/s se mantiene con trabajo duro por ambas partes, una honestidad valiente, una profunda confianza y un sentido de lo espiritual. Si una parte se siente como que pasa desapercibida, entonces, tiene la responsabilidad de abrir la boca y decírselo a la otra persona. De lo contrario, las cosas se desmoronan.

Felizmente, si bien se requiere un esfuerzo para mantener una relación D/s en marcha, el trabajo no es una carga onerosa. Después de todo, no debería ser un problema romper las normas de vez en cuando, ata a tu mujer a algo firme, expuesta, e impón tu estilo de actuar con ella, ¿podría ser?

Al igual que un animal doméstico, la sumisa necesita que la cuiden. Trátala bien y ella permanecerá fiel, ardiente y con muchos deseos de complacer.

sábado, 1 de junio de 2013

De pié contra la pared

Él la pone de pie contra la pared, las manos levantadas, la cabeza entre ellas. Él empuja sus pies hacia atrás para que su peso caiga hacia adelante.

“Abre más tus piernas,” dice él.

Ella está de pié tal como la policía hace si te buscara y encontrara; desequilibrada e indefensa. Él está muy cerca detrás de ella. Cuando él habla, ella puede sentir su aliento en su oreja.

“¿Has sido una mujer buena?” Pregunta él.

“Sí, Señor.”

Él agarra un puñado de su pelo y lo retuerce. “¿Seguro?”

“Sí, Señor.”

Retuerce su pelo con más fuerza. Ella corta su respiración. “¿Ningún hombre te ha follado mientras yo he estado fuera?”

“No, señor,” dice ella.

“¿Ni incluso te ha besado?”

“No, Señor. Quiero decir, no. Realmente, no.”

“¿Realmente, no?”

“Fui a una fiesta con una amiga. Bailé con un hombre. Intentó besarme, pero, más o menos, lo evité.”

“¿Más o menos?”

Ella duda. Sus labios rozaron mi boca.

“¿No ibas a decirme esto, verdad?”

Hubo un silencio.

“¿Qué voy a hacer contigo?”

“No lo sé, Señor. Lo siento.”

Le suelta los pelos. Con una mano levanta su falda, luego desliza la otra mano por la parte de atrás de sus bragas. Llega a su entrepierna. Luego, introduce un dedo en su coño. Él siente que ella está temblando.

“Ya estás mojada,” dice él.

Él puede ver el rubor en su mejilla. “¿Qué eres?” le pregunta.

Ella sabe que sería mejor dar una respuesta directa. “Una puta, señor.”

“¿Qué eres?” Él gira su dedo por el interior de su coño.

“Una puta sucia, Señor.”

“Eso está mejor,” dice él. “Por supuesto, no se trata solo de lo que haces, sino de lo está pasando por el interior de tu cabeza.”

Él mete un segundo dedo en su coño. Ella gime.

“Yo sé que en tu cabeza estás siendo follada por otros hombres, hombres extraños, ni incluso conoces sus nombres. Te están follando en callejones oscuros, en habitaciones de hoteles anónimos, sobre la mesa en su oficina, en el asiento trasero de los coches.”

Ella gime.

“Y, algunas veces, es más de un hombre. Otras veces, son dos o tres a la vez, ¿verdad?”

Ella asiente con la cabeza.

“Mala mujer,” dice él. “¿Sabes lo que le pasa a las mujeres malas?”

“Sí, Señor,” dice ella. “Pero, ¿puedo decir algo?”

“Bueno.”

“Parece que usted se excita con la idea de que yo esté con otros hombres. Por lo tanto, está claro que yo debería ser castigada por tales pensamientos.”

“¿Quién ha dicho algo sobre un castigo? Dice él.

Ella guarda silencio, un poco confundida.

“Creo que necesitas unos buenos azotes con el látigo, realmente, fuertes. Para poner tu cabeza en un sitio adecuado. Pero, yo no le llamaría a eso un castigo.”

“ No, señor,” dice ella, mucho más aliviada.

“Ve y arrodíllate en el filo de la cama,” dice él. “La falda subida, las bragas bajadas. Va a ser con el cinturón.”


Ella tiembla mientras espera. ¿Qué tiene el cinturón que le impresiona tanto a ella?  Oye el tintineo de la hebilla, escucha el deslizamiento mientras se lo saca del pantalón. Ella aprieta su cara entre las sábanas mientras espera el cruel beso del cuero. “¿Cómo será de fuerte?” Se pregunta ella.