viernes, 6 de diciembre de 2013

Luz



Cuando una mujer se adentra por primera, y por curiosidad, en el mundo de la dominación y sumisión, sólo lo ve como un túnel largo y oscuro y enigmático y raro, que llena su cabeza de preguntas incomprensibles y fuera de lógica.

Si, por casualidad, siente la llamada de la sumisión, ese enigma se hace atractivo a sus ojos y deseos. Y esa atracción se hace más impulsiva y se conjuga con sus deseos eróticos. Y si, por casualidad, encuentra a un dominante y este la acepta como barro a modelar, aparecen sus miedos e incertidumbres y aquella oscuridad se permuta en una luz creciente.

Cuando su dominante la introduce en el mundo de su sumisión y, a pesar de sus miedos, se deja modelar por ese desconocido. Cuando este la reviste de una estructura de normas, disciplina y rituales, se da cuenta que este edificio intangible la protege y la hace sentirse querida y fuerte.

Cuando su dominante la azota hasta el punto que sus manos se sienten doloridas y cansadas y ella percibe que no es dolor lo que siente, sino sensaciones desconocidas y placenteras y sentimientos.

Cuando en su entrega descubre que su dominante ha llegado a su corazón antes que a su mente y sus emociones son regueros de sentimientos indescriptibles, pero que la llenan y la enriquecen.

Cuando su dominante provoca sus lágrimas y este las besa y saborea su salinidad, ella se da cuenta que no se pertenece, sino que le pertenece.

Cuando en su soledad o lejanía, ella se enjuga sus lágrimas secas y su deseo por estar con él son irresistibles, porque se considera barro húmedo, obra inacabada, sus lágrimas renacen, sus deseos de  volar solo buscan una corriente de aire para subirse a ella y volar hacia su hombre, hacia las manos modeladoras de su alma y de su cuerpo.

A partir de entonces, aquella oscuridad del túnel se hace luz…

2 comentarios:

  1. Cuando se ha tomado la decisión de seguir un camino y entregarse a alguien especial, en ese instante renaces en Él y para Él y si ese alguien tiene la capacidad de moldearte a su medida, ¿qué mayor placer que ese?

    Un beso Ben Ali

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  2. Modelar a una sumisa es la aspiración y el deseo primordial de cualquier dominante que se precie. Y esto no se consigue con meros actos físicos, como, por ejemplo, con unos azotes, sino llegando al corazón y a la mente de la sumisa, incluso, con silencios...

    Buen fin de semana, Ame

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