“Béseme fuerte, empújeme contra la pared, suave, firme, y con ternura…”
“Muerda
mis labios hasta que me duelan tanto, que quiera alejarme. Pero no lo haré,
porque estoy siendo absorbida por el torbellino del deseo. Por favor, tire de
mi cabeza hacia atrás con su mano en mi pelo, forzando mi cara hacia arriba, y
béseme como si fuera todo el aire que necesitamos para respirar. Agárreme por
el cuello con su mano, por encima de la clavícula y tome mi boca con la suya,
como si fuera suya. Aléjese y míreme a los ojos, para verme mirándole con este
deseo salvaje, jadeante y de boca abierta, que ha creado en mí. Béseme como si
me perteneciera, porque sí me posee…”
Era
irresistible…
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