A ella, se lo pregunté y me respondió:
“Quiero seguir siendo sexualmente su sumisa, su puta, su perra y su amante. Que me agarre por el pelo, me ponga hacia abajo, me coja, me azote, me ate… esto es lo que me apasiona, lo que me excita. La etiqueta de sumisa está todavía en el aire. Simplemente, no sé si puedo seguir siendo su sumisa total. Aunque todavía le llame “mi Amo.” Ignoro si eso es bueno o malo, aunque me sabe muy bien.”
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