Si hace algún tiempo, alguien le hubiera dicho que llegaría a tener sexo anal con alguien y, ni mucho menos, disfrutar de la experiencia, le habría respondido que estaba completamente loco de remate. Sin embargo, ella está ahí, con conocimiento pleno de que realmente es una puta anal.
Esto sigue siendo algo muy raro contra lo que ella está luchando, ya que, en realidad, nadie le dijo que eso estaba mal, se conformaba con la creencia de que, de alguna manera, era algo sucio. Le parecía poco persuasivo de que fuera algo que ella debería intentar. A su Amo, le gusta la idea de que sólo Él y ella lo hayan hecho juntos y, hasta que llegó ese momento, su trasero era virgen. A su vez, a ella también le gusta este pensamiento y sensación.
Le ayuda a ponerla en su lugar de sumisa para sentirse como una puta, la zorra que anhela ser. Le ayuda a encontrar su sumisión y le ayuda a sentir que lo que está haciendo es muy especial.
La experiencia vivida en los últimos tiempos, más o menos, ha significado que ha aprendido a entregarse a su puta anal interna y a encontrar, cada vez más fácil, excitarse y llegar al orgasmo durante el sexo anal. Se dice que hay menos receptores sensoriales en el ano que en la vagina, pero su experiencia es que, si esto es cierto, el cuerpo puede ser engañado y, en realidad, el orgasmo es más fácil de esta manera. Quizás sea psicológico y el hecho de que es algo que no debería disfrutar de la forma en que lo hace. Tal vez, se relaciona con el hecho de que ella anhela hacer algo diferente con Él, por favor. Tal vez, porque alimenta a su puta interior.
Pero, no hay forma de que ella escape de esto, puesto que esta parcela de la D/s le encanta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario