martes, 20 de octubre de 2015

El subespacio

Tuve una sesión en la webcam con la chica rubia de ojos verdes. Comenzó con algunas pinzas para la ropa en los labios de su vagina. Ella dijo que no le dolía mucho. Ni incluso, cuando le dije que se pusiera una también en su clítoris. Medimos el dolor en una escala de 1 – 10, donde 10 es insoportable. Ella clasificó a las pinzas sólo en el 4. Pero, como cualquier mujer sumisa sabe, lo que no puede comenzar haciendo daño, puede lastimar mucho después de un tiempo. El dolor se construye lenta, pero inexorablemente.
Hablé con ella intensamente, centrándola en sus sensaciones y en lo que yo quería de ella. Le dije lo mucho que yo valoraba su dolor. Le dije que contra más estuviera sufriendo, más me estaba complaciendo. Quiero que ella me ofrezca más y más de su dolor, quiero que se esfuerce por darme tanto como ella pueda. Que no se contenga. Su dolor es mi placer y, por lo tanto, su placer también.
Le dije que ella necesitaba ahora algo más fuerte. Le ordené que se pusiera las pinzas de mariposa en sus pezones. Le dije que tirara de la cadena que las conecta. Que tirara más fuerte. Mucho más fuerte. Observaba la mueca en su rostro y oía sus gritos de asombro.
“Ahora gira las pinzas,” le dije.
Ella respiraba con dificultad. Sus pezones estaban rojizos y, por lo tanto, también su coño. Le dije cuán hermosa era y lo querida que era para mí. Y le dije que mi crueldad hacia ella, era una manera de mostrarle mi bondad, porque sabía lo mucho que ella necesitaba esa crueldad, necesaria para ofrecerme su dolor. Necesitaba ser llevada a las profundidades.
Y le dije que tirara de las pinzas hasta que llegara a juntar sus pezones lo más que pudiera. Es una angustia exquisita hacer esto, pero ella lo consiguió. Le dije lo buena que era, que yo me sentía muy orgulloso de ella. Le dije que me pidiera de nuevo que se pusiera las pinzas otra vez. Luego, le dije que se las quitara y que se las volviera a poner de nuevo. Ella se internó en el subespacio. Le hice una pregunta y no creo que ella la oyera. Le pregunté de nuevo y todo lo que recibí fue un murmullo confuso. Ella había ido a un lugar donde el pensamiento racional se había quedado atrás. Todo lo que ella sabía era de dolor, lo exquisito que era y cuánto ella lo necesitaba. ¿Cuánto más necesitaba ella? Ella nunca antes había estado allí.
Eventualmente, le hablé en voz baja y la consolé y le di un pequeño capricho. Y hablamos de lo que era el subespacio. Me dijo y le pareció que era sorprendente, que era mucho mejor que un orgasmo. No supo decirme exactamente por qué. Es un lugar que está más allá de las palabras, pero tú no sabes cuándo estás allí. Es un lugar como ningún otro, una experiencia como ninguna otra. Aparentemente.
Yo no he estado en el subespacio del dominante, si es que existe tal cosa. Yo estaba muy consciente, mirándola atentamente, disfrutando de su sufrimiento y de su control. Esto también es una experiencia maravillosa.

6 comentarios:

  1. Yo no he estado nunca en el subespacio... Me siento tan chiquita en este mundo aún.

    Agradezco a mi amo por llevarme de la mano en el camino de mi sumisión. No es lo mismo leer y fantasear, a que las experiencias sean propias.

    Ben Alí, Gracias por este bello paisaje que deja a mi mente fantaseando.

    Cindy

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  2. El subespacio debe ser una especie de despersonalización causada por la intensidad del dolor/placer y el conflicto de estar disfrutando de algo que no se "debería" disfrutar... :)

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    1. "Algo que no se <> disfrutar" ... Cuando leí esto me sentí muy cómoda con lo que soy ahora.

      Saludos y buenos días.
      Cindy

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    2. Entrar en subespacio, una forma de trance, de estado alterado de conciencia, estando físicamente sola (recordems que es una interacción por videoconferencia) ¿no puede crear una situación potencialmente peligrosa?
      Hay mucha literatura al respecto. Las reacciones de la persona en subespacio pueden ser muy poco predecibles.
      rarita

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    3. Querida rarita, me pareces que estás subestimando con tus últimos comentarios, la responsabilidad que tiene la persona que se somete acerca de sí misma. En este caso, la persona está haciendo eso voluntariamente, se está dejando caer, porque quiere. Lo mismo con la escena de los dos hombres.
      Una cosa es someterse y otra ser una marioneta tonta. :)

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    4. Por supuesto que una sumisa no es una marioneta tonta. Completamente de acuerdo.
      Por eso mismo ella tiene mucho cuidado al decidir en quien deposita toda su confianza.
      Voy a poner un ejemplo. Supongamos que un dominante le dice a su sumisa, vamos a ir a tomar unas copas y es mi deseo que te comportes como una puta.
      En un momento determinado de la noche ella le señala un par de hombres y le dice que va a llevarselos a un callejón, y obtener unos euritos por chuparles las pollas. Ella está loca por hacerlo.
      El dominante que a mi m e gusta (y esto es muy subjetivo, obvio) diría: "me encanta que pienses así, me pone sobremanera la idea, sin embargo, no lo harás. No te lo permitiré porque una única razón: no puedo garantizar tu seguridad".
      rarita

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