sábado, 31 de octubre de 2015

Trepar desde abajo

Recientemente, una lectora me preguntó: “Si una mujer declinaba el orgasmo que su Dominante le ofrecía, ¿en realidad, no era culpable de trepar desde abajo hacia arriba?” Me apresuro a decir que nunca le permitiría que lo declinara, en caso de que yo insistiera que se corriera. Pero, esto no sería nada más que una invitación. Ella tendría el derecho a decir que no.
Sin embargo, creo que a este concepto de trepar desde la sumisión, se le concede más importancia de la que se merece. Después de todo, ¿un dominante no desea saber cuáles son las preferencias de su sumisa? ¿Cómo se puede controlar a una mujer sin que se sepa lo que está pasando por su cabeza? Y si ella prefiriera tener una cosa en vez de otra, eso es información útil. Esto no quiere decir que usted le conceda sus deseos. Por el contrario, puedes recibir un placer muy especial al denegarlos.
Es verdad que la mujeres sumisa, con frecuencia, demuestra ingenuidad al enmarcar sus peticiones de una manera muy especial para manipular a su dominante, desplegando una gran destreza al plantear una idea en la mente de su dominante sin aparentar que lo está haciendo. Llamar la atención con la bonita apariencia de una mujer atada con una pose estética o con lágrimas en los ojos ante la amenaza de un látigo no es una pista muy sutil. Pero, alertar al dominante con la existencia de un blog de sumisa en el que se describen ciertas prácticas  (que la sumisa puede estar ansiosa de experimentar) puede ser disfrazado como un mero medio desinteresado de aumentar el placer del dominante al leerlo. Al preguntar al dominante con una expresión de mantequilla derretida en su boca y con su mejor de voz de niña inocente, tanto como si el dominante nunca haya hecho esto o aquello a una mujer que pudiera eludir la acusación de trepar desde abajo. ¿Quién podría decir que una pregunta tan inocente no muestre ningún deseo por parte de la sumisa de someterse a una experiencia tan única? Ella sólo está tratando de estar mejor informada de la historia o gama de intereses más allá de su dominante.
El dominante aprende de la experiencia de cómo detectar tales intentos primarios o inteligentes para plantar las ideas en su cabeza. Las ve más divertidas que molestas. Me parece que esos dominantes que vuelan de rabia si su sumisa revela cualquiera de sus preferencias, sólo están poniendo al descubierto su falta de confianza en su dominio. Si yo pensara que una mujer estuviera tratando de conseguir algo que ella quisiera y por qué, me inclinaría por sacarla fuera y que me dijera con todos los detalles exactamente lo que ella deseaba para y por qué. Su vergüenza por tener que confesarlo sería placentera por sí mismo. Y cuando la verdad hubiera salido, me gustaría conseguir más placer bromeando con ella. “¿En serio? ¿Quieres que yo haga eso? ¡Qué puta más desvergonzada eres! ¿No sabes que solo las mujeres malas hacen tales cosas? ¿Eres una chica sucia? Muy bien. Pero las chicas sucias deben ser castigadas, no perdonadas. ¿Estás dispuesta a ser castigada?” Y así sucesivamente.
Si una mujer revela constantemente un deseo por actos que no le benefician a usted o que los encuentra positivamente desagradables, entonces, por supuesto, usted tiene un problema. Uno que es mucho más grave que el tema de trepar desde abajo. Usted y su sumisa tienen una incompatibilidad fundamental. Ella ha elegido el peor camino al someterse a usted y no creo que exista otra cura para ellos que la separar los caminos.

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