Su parte
del acuerdo en el consenso no le viene de una manera natural. Ella ha sido absurdamente
afortunada al haber tenido dominantes muy intuitivos que le habían prestado
mucha atención a su angustia, incluso, con un cierto grado de sensibilidad, y
terminó presionándose a sí misma en cosas que estaban, en cierto modo,
preparadas.
Ella
nunca fue coaccionada por sus dominantes, fue coaccionada por ella misma. Esto
la hacía sentirse insegura para tener una sesión con alguien, porque, si hay
algo peor que el propio daño, accidentalmente, podría hacerle daño al dominante
que la está cuidando. Y, sin embargo, ella hacía lo imposible para que sus
dominantes no le hicieran daño.
La
mayoría de las veces, ella es una persona agradable. Cuando es la sumisa de
alguien, esa cualidad se amplifica por cien. Correría descalza por la nieve
desde una parte del mundo a otra, en busca de un dominante que quiera su
entrega. Por lo que ha habido momentos, en los que no ha sido educada sobre lo
que ella estaba acordando. Esto terminó perjudicándola y destruyendo una
relación de esa manera. Estos días, ella trata de tener claro cuáles son sus
límites, antes de perder su mente en un romance y todos esos otros arcos iris.
Ella
tiene que conocerse a sí misma lo suficientemente bien, como para saber en qué
punto de una relación, es lo bastante clara para redactar esa lista.
Idealmente, debería hacerla, incluso, antes de involucrarse, pero sus límites
cambian de una relación a otra. Por lo tanto, no funcionaría para ella.
Tampoco
es una gran defensora de la palabra de seguridad para ella misma. Por cuarta
vez en su vida, le dijo a un dominante que la quería, incluso después de que
saliera de su última relación rezongando por el hecho de que la había
rechazado. Según me dijo, aquél dominante tenía el suficiente sentido común
para insistir en ello y se excitaba cuando lo hacía. El porno de la negociación
es una cosa, pero la vuelta al punto… si no utiliza palabra de seguridad, será
la depredadora en su relación, porque su daño, no sólo le hace daño a ella,
también a él le duele.
Las
palabras de seguridad están lejos de ser una cura. Realmente, usted tiene que
usarlas. Ella tiende a tolerar mucho más dolor y degradación de lo que debería,
porque no quiere usar la palabra de seguridad con demasiada facilidad. Pero,
“demasiada facilidad” no es nada más que una construcción que creó en su
cabeza. Ningún hombre medio decente vería menos de ella, si cortara el juego en
corto. Pero, tanto como quiere decirse a sí misma que odia la palabra de
seguridad, es porque ella quiere sexo duro. Por lo tanto, se trata sólo de su
ego.
La
seguridad, la de ella y la de su dominante, es mucho más importante que eso.
Los dominantes son depredadores, cuando la sumisa es negligente o trata
activamente de ser dañada. ¿Y las sumisas? Son depredadoras, cuando toman el
deseo de complacer yendo demasiado lejos. Y son los dominantes, quienes pagan
por eso, mucho más a menudo que las sumisas.
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