Soy una persona buena. Por supuesto, cualquiera puede decir eso y no
significa que sea un desecho. Voy a decirlo como un absoluto, porque sé, qué es
lo que soy. Por supuesto, siempre voy a ser subjetivo y depende de la persona
que me encuentre, quien determine lo que piensa de mí.
Recientemente, he tenido que reflexionar sobre: ¿Por qué querría hacerle
daño a alguien con la que pudiera tener una relación? Para algunas personas, mi
deseo de hacerle daño, sería una gran excitación; para otras, justo lo opuesto.
Pero, independientemente de cómo se pudieran sentir o querrían proceder, tengo
que sentirme cómodo y tener mis propios sentimientos personales como sádico.
Los sádicos son como cualquier otro tipo de grupo de personas, son
diversos en sus creencias y sus visiones del mundo. Mis pensamientos son
propios y nunca pretendo hablar en nombre de cualquier otra persona. Hay muchos sádicos, que no se
consideran una persona agradable. En realidad, podrían encogerse de hombros, si
alguien les dijera que son agradables. Por cada persona, sin importar cómo se
vean a sí mismos, habrá gente por ahí que les serán atractivas. Algunas mujeres
se mueren por estar con un hombre que las pudiera tratar de una manera brutal,
ausente de cualquier galantería. Les encantaría estar con un sádico, que
pudiera destruirlas por la única y sencilla razón de disfrutar siendo tratadas
con la ausencia de cualquier tratamiento amable durante o después. Eso es algo
que yo sería incapaz de hacer. Todo lo que hago, cuando se trata del juego de
impacto – por ejemplo, los azotes – siempre estará conectado con una gran
cantidad de energía emocional.
Pero, del mismo modo que tengo mis propios deseos sádicos, también tengo
que ser transparente, dado que no soy una persona no dispuesta. No soy una
persona mala, ni tampoco puedo eliminar por completo de mí la emoción de los
azotes que estoy aplicando. Es la danza que hago entre infligir dolor y
proporcionar confort. Este baile es delicado y, con frecuencia, las líneas son
borrosas.
Pero, me encanta hacer daño a una mujer en el contexto de la D/s, si me ha
dado su consentimiento para ello. Cualquier cosa que haga, o que haya hecho
antes, la he estudiado o mostrado como de la manera más segura posible. Siempre
hay riesgos con cualquier forma de azote, pero el riesgo se puede minimizar en
gran manera con el entrenamiento y la educación. Me siento cómodo con lo que
hago, cuando se trata de infligir dolor.
Para mí, romper a alguien, es una experiencia hermosa e increíble y,
mentalmente, llevarla a un estado alterado de la conciencia, guiándola con la
mente, el cuerpo y el alma, estando
devastada y abatida. Sólo entonces, debe ser reconstruida y cuidada de tal
manera que, solamente pueda ser experimentada, si literalmente has tenido que
golpear sus paredes para derribarla. Ella estará en un estado de
vulnerabilidad, que es fabricado por el sádico y que ha creado para ella. Con
una combinación de cuidados táctiles, palabras y energía, puede ser una
experiencia transcendental de felicidad pura en el momento de ser cuidada.
Yo no rompo a nadie porque sea un bastardo. No hago daño, porque sea una
mala persona. Hago ambas cosas. Por lo
tanto, tengo la oportunidad de compartir algo hermoso, algo especial, íntimo y
permitir reconstruir, en el mismo lugar, lo que ambos acabamos de destruir, el
peso negativo que ella ha estado llevando sobre sí misma. Personalmente para
mí, quiero herirte, no a pesar de que sea un buen tipo, sino porque soy una
buena persona.
Quebrar para recomponer, infringir dolor al tiempo que se proporciona placer y por supuesto, se siente placer.
ResponderEliminarNo se es un sàdico por ser un patàn, todo lo contrario, caballero, afectivo, buena persona, que no significa "blando".
Mi beso
Los sentimientos no deberían herirse...
ResponderEliminarA.