viernes, 30 de julio de 2021

Las marcas de las ataduras

Cuando Él la ata al nuevo banco de azotar y usa la cane más fina para golpear sobre las cuerdas que la inmovilizan, ella grita cuando muerde su carne. Ella quería moverse para tratar de desviar los golpes, pero estaba indefensa por completo, atada tan fuerte al banco que, incluso respirando con fuerza, hizo que las cuerdas le apretaran más y no tuvo más remedio que entregarse a esta nueva tortura. A menudo, la lucha es la peor solución. Cuando finalmente se deja ir y solo saborea las sensaciones, es cuando empieza a volar en la adrenalina y su mente deja de intentar decirle algo a su cuerpo, que se aleje, pero en cambio, parece comenzar a anhelar cada uno, cada azote.

No recuerda con claridad, cuándo se detuvo, cómo se detuvo o por qué se detuvo. Recuerda lágrimas de liberación y gritar su nombre cuando la dejó sola en la habitación. Recuerda la caricia suave de sus dedos sobre el fuego de su piel y lo recuerda susurrándole al oído algo sobre las marcas, pero no le recuerda haciendo esas fotos, desatándola o llevándola escaleras arriba hacia la cama… pero recuerda vívidamente el calor y el picor de esas hermosas marcas debajo de ella, cuando le abrió las piernas y la penetró, y por la mañana, lo recordó de nuevo, cuando ella se paró frente al espejo y cuidó sus marcas, acariciándolas con amor y preguntando cuánto tiempo pasaría antes de que se les unieran algunas más.



2 comentarios:

  1. Uno de los más bonitos recuerdos... las marcas. Cada vez q se miran y se sienten (las marcas) aparecen pequeños déjà vu de el momento, como si por unos instantes el pasado volviese al presente con tanta fuerza que parece q nunca se ha ido :)

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